¨Cuando le muestras al cerebro lo que quiere, en vez de lo que la persona pide, las ventas subirán¨. Anónimo

El consumidor de estos tiempos, señalado por muchos como la Era Cibernética, es cada vez más exigente a la hora de comprar un producto en el mercado. Dicho comprador se cataloga primordialmente por su inteligente de compra.  Su fina estrategia de selección y revisión está haciendo cambiar viejos paradigmas de compras; incluso, las formas de hacer negocios también están cambiando con él.

Una nueva corriente se subleva y exige que el producto porte valor agregado (aunque eso signifique menos ganancia económica en la unidad vendida para el comerciante).  El mercado está en pie y exhibe un nuevo estilo de intercambio denominado: “proletariado del consumidor”. Según Joseph Stiglitz esto significa, un equilibrio funcional entre la eficiencia economía de los mercados.

En efecto, el consumidor de estos tiempos está desarrollando la destreza de convertirse en un individuo que busca más allá de la adquisición del producto; entiéndase, preferencias, gustos y precios.  Por lo tanto, el consumidor es el nuevo líder del mercado que tiene la capacidad de compra; y por lo tanto, tiene el poder de escoger o de vetar -que significa literalmente '[yo] prohíbo'-.

En esta última decisión, el consumidor de estos tiempos es aquel que exige más valor agregado en el producto. También vale la pena aclarar, cuando el cliente decide no comprar ni consumir un producto equis, lo condena irremisiblemente a su desaparición en el mercado. Y esto, porque da lugar a la carencia de los atributos que supone acompañarlo con carácter revolucionario e innovador y capaz de impulsar y materializar el deseo y preferencia del consumidor. Tanto es así, su repercusión se disocia de precio, calidad y durabilidad, más una cuarta razón, reciclaje, la venta comienza una pendiente hacia abajo difícilmente de frenar.

En ese sentido, la globalización de los mercados también tiene de los mercados su efecto en la orientación etnocéntrica, policéntrica, regiocéntrica y geocéntrica manifestándose y desarrollándose emocionalmente en cada elaboración y exposición del producto físico o digital según el nicho de mercado.   En el componente biológico se coloca en la antesala de una nueva era de negocio, cómo hacer marketing con productos naturales y sintéticos dirigidos a nuevos clientes enfocados hacia el neuromarketing que brinda calidad.

Finalmente, en cuanto al cambio de orientación, la misma es consistente en que los clientes –oportunamente- ya no están ¨ciegos¨ y se dejan guiar del cerebro.  Sus ojos están bien abiertos y su cerebro preclaro en el momento de adquirir el producto. No es tan fácil vender gato por liebre.  Los compradores están informados y enlazados a través de todas las plataformas de compra y venta y se mantienen informados. Han desarrollado perspicazmente capacidad de discernimiento y conocen el ciclo del producto desde su elaboración hasta puesto en anaquel.  Conocen las materias primas utilizadas, los insumos, maquinarias, etcétera. Estos elementos de pruebas son vitales y los convierte a ellos en expertos de prueba de producto.  En esta época, por ejemplo, nadie se atrevería a ir al mercado a comprar a ciegas, sin por lo menos antes haber realizado mínimamente una prueba diagnóstica de preguntas básicas demostrativas sobre las cualidades consistente en el funcionalismo, caducidad, reciclabilidad, textura, consistencia, sabor, nutrientes y otras propiedades inherente al producto.

Porque cada día se consume menos por los impulsos de la publicidad y más por el valor intrínseco que equivale al dinero pagado para su adquisición. En ese sentido, Phillip Klotler indica: ¨el intercambio en el mercado se ofrece a través de un proceso tanto administrativo como social por el cual las personas obtienen lo que desean y necesitan a través de la generación de deseo, oferta e intercambio de producto de valor¨.