Ha partido hacia el infinito Harry Jiménez, mejor conocido como comandante Memo, una vida dedicada a la lucha revolucionaria desde su juventud.  Tras la llegada del MPD bajo la dirección de López Molina y Ramos Peguero que se instalaron en la avenida Duarte llegando a la Mella en las postrimerías del trujillato, Memo fue de los jóvenes que se integraron en esa muy arriesgada actividad opositora, a partir de entonces de manera permanente la lucha revolucionaria fue su objetivo central.

Memo participó de modo excelente en la Guerra de Abril, en la zona de San Antón. Lo conocí durante la lucha contra el balaguerato, Memo era encargado de la Zona Sur de su partido.

Por su extraordinaria combatividad siempre fue un blanco de los cuerpos represivos, quienes pusieron precio a su cabeza. El encargado del servicio secreto de la policía en la Zona Sur, capitán Lucas Cuello Cavada, que patrullaba en un carro Colt Galan verde, (nosotros colocamos letreros en el barrio, denunciándolo) por mucho tiempo su obsesión era matar a Memo, como lo hizo con varios ciudadanos, entre ellos el joven revolucionario y deportista Mangá, de San Antón, a quien primero hirieron y luego secuestraron del hospital Padre Billini y lo asesinaron.

Memo, con gran valor y sin amilanarse, siempre desarrolló sus actividades revolucionarias en los barrios de Villa Francisca, San Antón, San Miguel, San Carlos y Ciudad Nueva, a sabiendas que era perseguido a muerte. En no pocas ocasiones le dije tenía que desplazarse con cuidado porque todos los informes resaltaban que Cavada había jurado matarlo, como le había manifestado a algunos jóvenes prisioneros, esto nunca lo amedrentó.

Memo en mi barrio de Villa Francisca era muy querido, por su extraordinaria vocación revolucionaria, generalmente visitaba la librería del barrio, la de Nini donde acudía con mucha frecuencia.  En instantes difíciles se alojaba en la casa de la aguerrida doña España, cuyos hijos eran reconocidos presos políticos, la policía balaguerista nunca pensó que Memo podía estar en ese lugar.

En no pocas ocasiones jóvenes del barrio, desarmados acompañábamos a Memo cuando se retiraba, por señas alertábamos ante cualquier inconveniente. En muchas ocasiones la suerte le acompañó, sus perseguidores nunca hicieron contacto directo con el. Un informante (chivato) de la zona era de los ocupantes del carro de Cavada con la misión de identificarlo, pero nunca pudo ubicarlo.

El liderazgo de Memo era creciente en los jóvenes de la zona intramuros. Los cuerpos represivos en 1971 lo colocaron en el listado número uno de los perseguidos a muerte, cuando lo vincularon al grupo Los Palmeros que valientemente dirigía Amaury German Aristy, y se declaró la guerra a muerte contra los cuatro líderes de los Palmeros, la policía  relacionó a Memo con ese grupo al igual que a Plinio Matos Moquete, porque el objetivo era asesinarlos a los seis.  Cuando llegó el 12 de enero de 1972 y Amaury, Virgilio, La Chuta y Cerón cayeron heroicamente en combate frente a las hordas balagueristas, Memo, ni Plinio estaban en el lugar de los hechos, porque no pertenecían a los Palmeros.

Durante ese periodo de intensa cacería contra los héroes del 12 de enero, solo vi a Memo en una ocasión de manera fortuita en otra zona de la Capital, caminando de modo tranquilo como era habitual en él, que tenía una notable sangre fría, estaba camuflado con un tinte rojizo en su pelo crespo, recuerdo le dije: compañero usted levanta sospecha con ese aspecto. Durante este difícil periodo fue guarecido por sus familiares en un valiente gesto, que implicaba el riesgo de morir todos en caso de ubicarlo.

Finalmente tras los acontecimientos del 12 de enero, se evidenció no estaba conectado a los Palmeros, se anunció se permitiría a Memo y Plinio, buscar asilo en una embajada. Memo se acogió al resguardo de la embajada de México, y fue lo mejor, sabíamos que no claudicaría, y en esos momentos no tenía apoyo partidario. Salió al exilio, regresando cuando el presidente Antonio Guzmán, dictó la ley de amnistía.

Memo tras su regreso volvió al barrio, Memo el de siempre predicando la revolución, que fue su vida.  Hasta que la salud lo fue hostilizando y sus familiares en un bello gesto, lo acompañaron de manera solidaria sin límites, el  final de sus días se acaba de producir recientemente. Gloria eterna comandante Memo.