Con 55 años de existencia el Colegio Dominicano de Economistas ha tenido sus periodos de luces y de sombra. Aunque ha prevalecido más la sombra que la luz.

El pasado 18 de julio el Colegio cumplió un nuevo aniversario con una ofrenda FLORAL en el Altar de la Patria y una Misa en la Iglesia San Juan Bosco. Aunque la gente es apática a estos eventos, la asistencia me sorprendió. lo que parece revivir el interés de los profesionales de la economía de que su gremio vuelva a arrojar luz en el acontecer nacional y que se les reconozca su importancia en los difíciles momentos que vive el mundo.

Al no ser un gremio beligerante, ni tener una membrecía tan numerosa como la de los médicos, maestros, abogados e ingenieros, el Colegio sufre el síndrome de la indiferencia mediática.

Y no solo mediática sino pública y privada, porque está ausente de todos los foros de discusión que se realizan en el país, donde no hay un tema donde la economía no juegue un rol preponderante. Simplemente ignoran que existe un Colegio de Economistas.

¿Formamos parte del Consejo Económico y Social que discute unas 13 reformas institucionales presentadas por el Gobierno? NO, aunque esas reformas giran todas alrededor de la economía donde hay participantes que no aportan absolutamente nada ni tienen idea de lo que se discute.

Aun así y con el bajo perfil que tiene el Colegio estamos luchando en muchos frentes. Entre ellos que se le otorgue una pensión a 162 economistas que tienen la edad y los años trabajando por su país. Se aprobaron recientemente los nuevos estatutos después de 20 años, en una asamblea donde hubo una participación masiva de profesionales jamás vista en sus 55 años de existencia.

Hemos solicitado insistentemente que se incluya en las materias que se imparten en el bachillerato una que se centre en economía y finanzas, pero parece que no logramos convencer a las autoridades de educación sobre ese objetivo porque se aferran a los viejos esquemas curriculares.

Hay programado un ciclo de conferencias que se impartirán en los próximos meses con prestigiosos economistas del país, iniciando la primera el 20 de julio en la UASD. Y se están firmando acuerdo con mas de 6 instituciones parta promover la educación económica en todo el país.

Con una lista incrementada de 1,500 profesionales inscritos en el Colegio, se busca incorporar a otros 2 mil, egresados de diferentes universidades nacionales y extranjeras.

Pero el Colegio aún sigue siendo un fantasma y la economía un juego de números y predicciones que a muy pocos les interesa hasta que su calidad de vida comienza a deteriorarse.

El mundo de hoy gira alrededor de la economía y no porque los economistas sean nada especial, ni que como ciencia social sea más importante que las demás.

Tampoco la comparo con otras ciencias exactas que llevan cohetes a la luna o robot a marte. O con los avances tecnológicos en el campo de la inteligencia artificial o la teoría cuántica. Pero el científico que trabaja en un laboratorio para crear una vacuna o en el telescopio James Webb, cuando llega a su hogar piensa en la carta del banco aumentando su hipoteca, en los impuestos que deberá pagar, en el costo de la educación de los hijos o como sus ingresos se desvanecen por la inflación, afectando sus planes vacacionales. Tienen que ajustar su presupuesto sin importar su nivel de salario.

Porque cuando hay crisis económicas muchos gobiernos no sobreviven. La crisis del 2008-2009, como otras anteriores y recientes, demostró como el colapso del sistema financiero hundió fábricas de vehículos y equipos pesados, compañías de seguro, miles de industria liviana y microempresas desaparecieron, todas las bolsas se fueron a pique, el consumo de bienes y servicios se contrajo brutalmente, muchos inversionistas perdieron su fortuna en cuestión de días, las hipotecas sobrevaluadas quebraron cientos de banco y todo lo demás se fue al carajo, mientras millones de personas murieron de hambre o cayeron en la pobreza extrema.

Porque en una crisis económica todo se convierte en un surrealismo donde la razón y la lógica pierden su esencia.

A nivel micro los hogares también entran en crisis, los divorcios se multiplican, los hijos pagan las consecuencias y estos terminan psicológicamente desequilibrados. Algunos explotan y con un arma cometen masacres en escuelas y lugares públicos.

Si alguien cree que esos hechos sangrientos no tienen que ver con la economía, están equivocados.

Tomemos la COVID-19 que ha cobrado la vida de 6.5 millones de personas en el mundo. Pero calcule el efecto económico de esa pandemia y verá que ha matado a más gente por el hambre.

¿No lo creen?, pues vean esta cita de la OXFAN “El desempleo masivo, las interrupciones en el suministro de alimentos y la disminución de las ayudas a causa de la pandemia podrían causar hasta 12.000 muertos por hambre al día en el mundo a finales de este año (2020), lo que excedería la tasa de mortalidad máxima por Covid-19 alcanzada en abril de poco más de 10.000 fallecidos diarios, según datos de la Universidad Johns Hopkins”

¿Y después de superar las crisis que es lo que queda? Una deuda pública más grande que el Everest, déficits más altos que el pico Duarte y medidas monetarias y fiscales que disparan las tasas de interés y los impuestos para comenzar otro ciclo de crisis.

En fin, la economía, nos guste o no, es como el centro del universo. Si la luz se apaga simplemente retrocedemos siglos y si pestañea retrocedemos décadas.