Recientemente se celebró en la ciudad de Samaná lo que se ha denominado la Feria del Coco, que cada año se ha convertido en un encuentro obligatorio de samanenses tanto ausentes como presentes, así como de personas e instituciones procedentes de distintos puntos del país.

No es casual que dicha feria sea celebrada en Samaná, pues es la zona de mayor producción de coco y sus derivados, donde predomina la variedad alto atlántico o criollo y se produce entre Nagua y Samaná más del 60% de la producción nacional, aunque más recientemente se han introducido nuevas variedades, cuyo tamaño de la mata es pequeño, sobre todo en otras regiones del país las variedades de coco malayo, filipino y otras variedades traídas de Guyana y Trinidad Tobago.

En la República Dominicana se producen cerca de 290 mil toneladas de coco anualmente. Si lo medimos en términos de unidades producidas, de estas cerca de 90 millones de unidades en el año. Para el año 2015 existían 760,000 tareas sembradas de coco, pero la información procedente tanto del Ministerio de Agricultura como de la Junta Empresarial Dominicana, establecían la necesidad de sembrar 550,000 tareas más en función de la creciente demanda tanto interna como externa.

En los últimos años la demanda de coco ha ido creciendo a un ritmo de más de 12% promedio anual y en correspondencia con eso la República Dominicana que era exportador neto de coco, también ha pasado a ser importador, llegando a ser las importaciones anuales de más 25 millones de unidades de coco anual, para ser utilizado como materia prima en la industria nacional que se dedica al procesamiento de este bien.

Los derivados del coco son utilizados en la industria local para el procesamiento de aceite, jabones, productos de belleza y medicinales; 50 millones de unidades se destinan a la exportación y de esas cerca de 20 millones de unidades están destinadas al mercado haitiano, 5 millones de unidades (incluyendo coco de agua) son utilizadas como frutas.

Recordemos que el coco es un ingrediente importante que se utiliza en la elaboración del delicioso trago piña colada, que se sirve principalmente en los restaurantes y en los sabrosos postres que se degustan tanto en nuestro país como en el extranjero; son más de 20 subproductos que se extraen del coco entre los que se destacan el aceite virgen de coco, vinagre, sirope, agua de coco, crema, harina, biocombustible, carbón, sustratos, vinos y licores entre muchos otros.

Ante el incremento de la demanda de coco, se deben implementar políticas destinadas a incentivar la producción tanto de la variedad criolla, como de las que se traen del exterior, con programas de fertilización, limpieza y mantenimiento de cocotales, pues se ha demostrado que con la aplicación de dichos programas las plantaciones han llegado a aumentar hasta un 60% en su productividad.

La producción de coco es de mucha importancia para la zona desde Nagua hasta Samaná, por los miles empleo e ingresos que genera, tanto en el proceso desde siembra, mantenimiento del cultivo y cosecha, así como en el transporte y procesamiento.

Existe en la zona descrita, el desarrollo creciente de pequeñas industrias sobre todo del aceite de coco, como de productos de belleza y para la salud. También las exportaciones de coco generaron en el año 2021 más de US$15 millones, con perspectivas de seguir creciendo en la medida que aumenta la demanda internacional de los virtuosos productos derivados del coco.

En conclusión, se debe mantener un programa creciente de promoción de la producción de coco, de parte de los organismos públicos competentes, tanto en el cultivo como en el procesamiento del coco, pues esto puede impactar significativamente en el bienestar de la personas que habitan en las áreas donde se produce este cultivo.