Al observar las cifras de los últimos cinco años sobre los índices de mortalidad y lesionados en nuestras vías, por encima de 34 por cada 100,000 habitantes, que nos colocan entre los lideres del mundo en la inseguridad vial, necesariamente tendríamos que concluir, por un lado, que las instituciones que fueron creadas para regir el sector(Ley-63-17), no han aportado nada en favor de reducir este grave flagelo y por otro lado que los conductores podrían catalogarse como asesinos del volante.
Parecería que como hemos señalado en múltiples ocasiones, este sector requiere de una reingeniería, que arroje una estructura que sea capaz de producir resultados positivos con la mejoría de estos índices y que las inversiones que hacemos todos los dominicanos al sector se justifiquen. Se supone que las instituciones se evalúan por los resultados que se obtengan de sus desempeños y todo indica que estos están siendo los peores. Estas cifras han ido in crescendo, año tras año.
Las cosas buenas se copian y se tratan de mejorar, entonces los países que han sido capaces de ir reduciendo estos índices de mortalidad vial, todos han tenido patrones que debemos tomarlos en cuenta.
En Europa el caso de España es digno de ponderarse, ya que en los últimos 30 años(1989-2019), ha logrado reducir los accidentes mortales de tránsito en un 80%, pasando de 9.34 muertos en el 1989 a tan solo 1.76 por cada 100,000 habitantes en el 2019, lo que coloca a este país en el quinto lugar de la mejor seguridad vial en todo el mundo.
En América, merece la pena citarse, el caso de Uruguay, que, pese a que tuvo una explosión de su parque automotor, redujo la tasa de mortalidad de 20 a 13.5 por cada 100,000 habitantes en el periodo 2007-2017.
De igual manera, México, pudo evitar más de 10,000 muertes en las vías, entre los años 2011 al 2015.
Habiendo hecho una sucinta investigación de las principales acciones que han llevado a cabo estos y otros países que muestran los mejores índices de seguridad vial del mundo, nos atrevemos a sugerir las siguientes acciones que consideramos imprescindibles para mejorar nuestras vidas en las calles de las ciudades de alto tráfico.
Primeramente, es necesario indicar que una condición fundamental para el éxito del sistema de seguridad vial sería la visión integral y multidisciplinaria, el trabajo de todos, con los mismos objetivos, quizás viendo este flagelo como una plaga que se lleva muchas vidas.
Si aceptamos como una buena definición de la seguridad vial(García R. 2005), como la reducción del riesgo de accidentes y lesiones en las carreteras, lograda a través de enfoques multidisciplinarios que abarcan ingeniería vial y gestión del tráfico, educación y formación de los usuarios de las carreteras y diseño de los vehículos y el hecho de que los elementos principales que se relacionan entre si en la seguridad vial, son el vehículo, el hombre, la vía y el entorno. Pero, además, considerando que, de acuerdo con diferentes estudios realizados, los elementos de la seguridad vial tienen cada uno las siguientes participaciones(García R. 2012)
Hombre 65%
Vehículo 8%
Vía y entorno 24%
Vista la participación del hombre, en el escenario de la seguridad vial, entonces se podría asumir que en el debe concentrarse la mayor atención y se propone en el caso de nuestro país, que partiendo del conocimiento que tenemos de las características de nuestros conductores, una de las acciones que sería necesario llevar a cabo es la realización de un plan de educación vial en la población adulta, juntamente con la educación vial desde la infancia en los colegios privados y escuelas públicas para crear conciencia ciudadana desde la niñez.
Como acción de apoyo que tiene que ver con los conductores sería conveniente que los permisos de conducir requieran de una evaluación no solo física y oftalmológica, sino además psicológica y psiquiátrica tomando en cuenta la trayectoria del conductor y aplicando el sistema de otorgar el permiso de conducir por puntos.
Otra acción de no menor importancia sería la adecuación de la entidad actual regente del sector(INTRANT), para que dependa de manera directa del poder ejecutivo y que asuma su papel como organismo responsable de la coordinación multisectorial de la seguridad vial del país. Es necesario una política de estado, que entienda que el ser humano es el centro de todo el sistema de seguridad vial y que debe estar por encima de cualquier diferencia política.
También la reforma y modernización de la red e infraestructura vial es un elemento que ayudará en nuestro caso a que se reduzca la tasa de mortalidad vial y mientras se lleven a cabo las mejoras que implican construcciones mayores en las vías, se propone que se realicen auditorias de seguridad vial(ASV), tanto en las vías existentes como en las que se construyan. La experiencia de muchos países con la realización de las ASV, indican que, en muchas ocasiones, se pueden evitar desde un 30% hasta el 50% de los accidentes.
La fiscalización es otro elemento fundamental y habría que partir de que las infracciones que se produzcan sean penalizadas siempre con el objetivo principal de salvar vidas más que propiamente pecuniario y que el órgano que tenga a su cargo esta labor, lleve a cabo una muy específica y continua educación y concientización de su personal en las vías. Acotar que la instalación de cámaras y su control en puntos estratégicos de las vías, contribuirá a mejorar nuestra seguridad vial.
Siempre hemos dicho, que, lamentablemente los gobiernos no le dan la importancia que se requiere a la seguridad vial, lo cual contrasta con sus objetivos que es el de salvar vidas y además en nuestro caso, brindarles a todos los turistas que nos visitan unas vías más seguras, que sea una ventaja adicional que podamos exhibir si llegamos a situarnos entre los mejores por lo menos de nuestra región.