1.

Muerte y vida. Las noticias ondulan entre bajas definitivas y nacimientos: KO y OK, pulgar hacia arriba señalando al bebé respirando aquí fuera.

Para cada KO, un OK. Para cada OK, un KO. Aquí está el equilibrio.

En época de guerra, y no solamente, de repente surgen demasiados KOs mortales para los pocos nacimientos. La población disminuye drásticamente (en la guerra, pero también en las pandemias) como resultado de un gran naufragio, aquí es donde nos encontramos en los últimos años.

Primero, la pandemia, después la guerra.

Y, por eso, la aterradora importancia de esta noticia: “Rusos movilizados para la guerra en Ucrania podrán congelar semen gratuitamente.”

Sigue la noticia, diciendo que el Ministerio de Sanidad de Rusia ha determinado apoyar, “mediante el presupuesto federal del país, el acceso a la criopreservación del esperma de los ciudadanos movilizados para participar en la ofensiva militar.”

Puedes morirte, así que deja aquí vida o, por lo menos, la posibilidad de vida futura.

Hasta ahora, describe la noticia, era necesario un seguro de salud privado. Un seguro caro. En estos días, el Estado Ruso ha decidido pagar la congelación del semen de los soldados. Un Estado generoso, dirá un cínico.

Tiempo en modo de naufragio; tiempo donde todo el cinismo verbal posible siempre está por debajo del puro cinismo de los hechos.

2.

Imágenes de Ucrania: en medio de la guerra y de la tragedia ininterrumpida, personas felices celebrando la sencilla alegría del reencuentro, de estar allí, aún vivos, y juntos. Hay algo de terrible en esto: la alegría, las sonrisas, las carcajadas, en medio de la guerra.

Pero después de juzgar esta imagen como terrible podemos ver lo mismo desde otros puntos de vista. Por ejemplo: la alegría en medio de la tragedia como admirable señal de resistencia – o incluso de milagro.

3.

¿De dónde viene la alegría? ¿Cuál es el órgano interno del cuerpo responsable por la producción de esa energía que emite hacia el exterior una radiación feliz?

Hay enigmas en el vasto cielo y en el muy lejano interior de la tierra, pero el cuerpo humano, disecado hasta el ADN y hasta lo más mínimo de la mínima partícula, sigue sorprendente – el cuerpo es el primero de los enigmas que ningún espejo, psicoanálisis o autopsia pueden desvelar.

Los acontecimientos terribles no serán capaces de eliminar mi alegría, este es un clásico mensaje estoico que colocaba la alegría humana e individual como última trinchera de defensa de un humano. La alegría dependiendo de una decisión individual de resistencia.

4.

La alegría cuando aparece solo en tiempo de fiesta y paz podrá entenderse como una alegría mediana o incluso mediocre, podrían decir algunos.

Y la alegría no siempre tiene un valor positivo, eso es evidente. Hay por ahí, por ejemplo, muchísimas alegrías miserables; alegrías de hiena mientras se come la carne distraída del otro.

A veces, por ejemplo, la alegría de un sujeto en medio de una fiesta no se distingue de la fiesta entera que rodea esa alegría. Una alegría individual que no modifica, pues, el paisaje general. De hecho, todo lo que existe, existe por contraste o al menos así se vuelve visible y potente. Hoguera en medio del frío, alegría en medio de lo terrible.

5.

Imágenes de Ucrania, nuevamente: el reencuentro, los abrazos – y también las risas. Aparición de lo impresionantemente alegre en medio de lo impresionantemente violento. Ante nosotros, tenemos una evidente alegría mayor en comparación con nuestras alegrías mínimas. El más grande placer surgía solo en el momento de la suspensión del más grande de los dolores, decía Aristóteles. El placer más grande venía del alivio repentino, por ejemplo, de un fuerte dolor. Sí, hoguera en medio del frío, alegría en medio de lo terrible.

5.

Es decir: si no estás en medio del más grande de los dolores jamás podrás llegar a la más grande de las alegrías. Esto parece una maldición, una de las peores, caída sobre los humanos.

 

 

Traducción de Leonor López de Carrión

 

Originalmente publicado no Jornal Expresso