Ejercitando las ideas para guiones cinematográficos constantemente me detengo en pasajes históricos de  extraordinaria peculiaridad en cuanto al manejo de calumnia y falsedades de acontecimientos históricos así como de aquellos que llevaron a millones de inocentes a la hambruna y muertes terribles.

Leyendo sobre una embarcación de última generación tecnológica, una máquina de guerra que era el Cheonan, de cuyo hundimiento violento se acusa a un ejército sin capacidad para tal acción en las condiciones que rodean el trágico suceso, he repasado mi sinopsis argumental de El Teatro Maine para guión cinematográfico.

La explosión que causó la destrucción del acorazado Maine, el 15 de febrero de 1898

La estética de la marca Hollywood es una extensión de entidades como el Pentágono en sus modos de crear historias extravagantes. Es lo que pasó con el Maine que fue hundido en una acción de terrorismo auto-infligido con el propósito de atacar a España por motivaciones geopolíticas. 266 marinos y oficiales de la tripulación del acorazado perdieron la vida.

 

Como en las mejores películas es más lo que se oculta que lo que se dice. Los hechos hablan a su tiempo y como cuando se mezcla agua y aceite tarde o temprano la verdad como el aceite flota. Es lo que pasa con todas esas historias del cine que hace héroes a los criminales que liquidaron al pueblo indoamericano.

 

El 15 de febrero de 1898 explotó el acorazado Maine de la marina estadounidense, en el puerto de La Habana dando pie a la guerra declarada entre USA y España. Eliades Acosta Matos, en su libro El Apocalipsis según San George (P. 70-112) hace una radiografía con citas y cifras exactas a partir de archivos desclasificados y de dossiers de USA.

 

Lo más espeluznantes de todo lo que he leído al respecto son las palabras que retratan de cuerpo entero la moral de quienes así actúan. El inmemorial presidente McKinley, en un informe sobre los acontecimientos que llevaron su país a la guerra con España,  afirma que: “…si de todas maneras se nos impone el deber ante la civilización y la humanidad de intervenir, este deberá ser estrictamente cumplido por nosotros, y lo haremos solo en el caso de que la necesidad de semejante acción demuestra a las claras haber sido aprobada y apoyada por el mundo civilizado”. ¿EL MUNDO CIVILIZADO? Pregunto.

Manipulan con la mentira y hacen el daño, luego son descubiertos y se despachan con un “sí mentí, pero era necesario para salvar el mundo (civilizado)”, luego piden perdón si algo sale mal. Uno se pregunta si no está condenada al fracaso toda guerra de dominación y saqueo. Uno tiene que tragar en seco el constatar cómo nuestros pueblos son mantenidos en la desinformación manipulada, producto de lo cual hoy vivimos en un consumismo rampante, derrochando recursos ambientales y humanos con total insensatez.

 

Ahí está el derrame de petróleo arruinando costas y nichos ecológicos con un desastre ambiental de proporciones inimaginables que afectará la vida en el océano atlántico. Ahí están empantanados en guerras-locuras, desgastándose, pero buscándose más y más conflictos innecesarios que amenazan la paz mundial ya malograda.