El cierre de la frontera de cualquier país que colinde con otro tiene su impacto desde el punto de vista económico, social, migratorio y en cierta medida político.
En el caso de la frontera de la República Dominicana con Haití, que representa una fuente importante desde el punto de vista comercial, del sector productivo nacional y del empleo esto tiene una significativa repercusión, en la vida de un segmento de la población dominicana y haitiana, sobre todo la que vive en la zona fronteriza y aquellos que viven en las zonas donde se producen bienes agrícolas e industriales y que se exportan al vecino país fronterizo.
Desde el año 2018 hasta mediados de este mes de septiembre 2023, el país ha exportado hacia Haití US$5,085 millones y en los primeros 8 meses del presente año 2023 US$673 millones, manteniéndose el país vecino como el segundo socio comercial de la Republica Dominicana, después los Estados Unidos.
Como bien es sabido por todos, la frontera con Haití hace más de una semana que fue cerrada, previo haberse militarizado todo el litoral de la misma, como medida para presionar al gobierno haitiano a que paralice un canal, que patrocinado por un reducido grupo de empresarios haitianos para su uso particular y que el débil gobierno de ese país dice no haber autorizado y a la vez declarándose incompetente para frenar esta acción que afecta el acceso al agua del rio Masacre, no solo para los dominicanos, sino de un importante conglomerado de habitantes haitianos que vive en el área de influencia de este rio.
Cuando en el año 2021 la frontera fue cerrada, solo por dos días, a raíz del asesinato del presidente haitiano, se estimaron cuantiosas pérdidas, que según los comerciantes de la zona fronteriza y exportadores se dejan de vender a Haití aproximadamente RD$100 millones diarios; por lo que no podrá sostenerse por mucho tiempo la frontera cerrada. Solo de huevos se estima que se exportan a Haití 30 millones de unidades mensuales.
Cada día que pasa el cierre de la frontera tiene un efecto dominó tanto en las poblaciones fronterizas, cuya fuente principal de ingreso y empleo es el comercio con Haití, por otro lado de empresas diseminadas por todo el país sobre todo los productores de productos de ciclo corto, principalmente en gran parte del Cibao como el caso de la producción de pollo y huevo en La Vega y Licey, así como la producción de plátanos, guineos, yuca, batata y arroz tanto en las provincias Valverde, La Vega, Hermanas Mirabal, Duarte, Sánchez Ramírez, María Trinidad Sánchez, entre otras; a esto se agrega las exportaciones de harina, pastas alimenticias, materiales de construcción, farmacéuticos y artículos para el hogar tanto que se venden en los mercados binacionales de la frontera y una diversidad de productos más que diariamente camiones cruzan las frontera para distribuir en distintas regiones de Haití.
El impacto que en términos económicos y sociales de esta situación del cierre de la frontera, entre otras acciones que ha tomado el actual gobierno dominicano, es de gran magnitud para la economía y población dominicana, sobre todo por la importancia del comercio con Haití como ya hemos señalado.
Esto es el resultado de actitudes y acciones gubernamentales en el pasado reciente, que de una u otra manera no mantuvo una posición enérgica cuando en el año 2021, estando en el gobierno de Haití el asesinado presidente Jovenel Moise, el gobierno dominicano mantuvo una posición genuflexa, ante el interés de ese grupo de empresario haitianos que quieren capitalizar las aguas del Río Dajabón y solo reaccionó cuando ya el canal prácticamente está terminado, sin los criterios técnicos y medioambientales adecuados y más aun violentando el tan mencionado en estos días Tratado de Paz y Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929, que fue firmado entre la República Dominicana y Haití para ese entonces.
Es necesario entonces rencauzar el camino, para revertir los daños a la economía nacional, sobre todo hacia la ruta de la diplomacia, pues producto del entorno internacional actual, el país no está en posición de utilizar la fuerza militar fuerte, que por cierto posee, frente a Haití como nación.