El cerebro humano es un órgano complejo, ubicado dentro del cráneo. Como tal, el que articula y gestiona la actividad del Sistema Nervioso Central (SNC). Como tal, este valiosísimo órgano constituye la parte más voluminosa del encéfalo. Por su parte, el encéfalo está formado por el hemisferio Derecho y el Izquierdo, ambos interconectados entre sí por millones de fibras nerviosas que recorren todo el cerebro (DSM-II-III-IV y V).

 

Durante siglos la Iglesia Católica pensó que los nervios eran huecos y que por ellos viajaban los “espíritus animales” (EA). No obstante la neurociencia sabe que, la evolución del cerebro requirió la coexistencia de varios mecanismos de adaptación del cuerpo humano. El tal sentido, el primer mecanismo involucra los cambios genéticos que ocurren a nivel de las especies y, el segundo mecanismo ocurre a nivel individual e involucra cambios en la organización de la cromatina o cambios epigenéticos (Estudios neuropsicológicos realizados por la OMS, 1984 al 2012).

 

Como se sabe, el cerebro humano evolucionó para creció mucho más en comparación con el cerebro de los primates. La información que arrojó la investigación de UK Research and Innovation señala que, el cerebro contemporáneo del Homo Sapiens tiene el triple de neuronas con respecto a los chimpancés y a los gorilas estudiados en los últimos ochenta años (UK-RI, 2021).

 

Según los estudios realizados por psiquiatras y neuropsicólogos, en las entrañas del cerebro humano existe una región muy primitiva llamada hipotálamo, la cual se dedica a resolver cuestiones básicas para la supervivencia humana. En tal sentido, los especialistas en neuropsicología sabemos que el cerebro es responsable de las funciones fundamentales del organismo humano, tales como: (1) desarrollar la percepción; (2) administrar y ocuparse de la memoria; (3) tomar decisiones simples y complejas; (4) desarrollar inteligencias múltiples; (5) emitir y controlar los impulsos y las emociones; (6) desarrollar la espiritualidad; y, (7) fomentar la creatividad, entre otras (DMS-II y III).

 

Como se sabe, el desarrollo del cerebro humano está asociado a la herencia genética que reciben los hijos de sus padres y ancestros. En tal sentido se sabe que, los niños necesitan estímulos y una nutrición balanceada desde temprana edad para desarrollar al máximo sus capacidades cerebrales y cognitivas. No obstante se sabe que, los niños desnutridos tienen serias dificultades para desarrollar sus facultades cerebrales (OPS, 2011 y DMS-V, 2018).

 

Por otra parte, los estudios realizados por la OMS en el período 1986-2019 con niños, adolescentes, jóvenes y adultos constataron que, el cerebro de una persona mayor es mucho más práctico de lo que comúnmente se creía. Estos estudios descubrieron que, a partir de los sesenta (60) años la interacción de los hemisferios Derecho e Izquierdo es más armoniosa, lo que desarrolla las creatividad de las personas mayores. El Premio Nobel se les han otorgados históricamente a personas mayores de 60 años.

 

No obstante se sabe que, el cerebro de una persona mayor ya no es tan rápido como era en su juventud, pero sin embargo es mucho más flexible a la hora de pensar y tomar decisiones complejas. Como se sabe, las personas mayores son más creativas y asertivas cuando tienen que decidir sobre: Qué conviene y Qué no conviene, dejando a un lado sus emociones. En tal sentido, la neuropsicología sabe que, el pico de la actividad intelectual humana ocurre alrededor de los 70 años, cuando el cerebro funciona a plena capacidad.

Según los estudios neuropsicológicos realizados por la OMS, con la edad también aumenta la cantidad de Mielina en el cerebro, sustancia que facilita el paso rápido de las señales entre las neuronas. Debido a esto, las habilidades intelectuales aumentan en un 300% en comparación con las habilidades que exhiben las personas jóvenes y de mediana edad (OMS, 2017).

Por su parte, el profesor Monchi Uri de la Universidad de Montreal de Canadá cree que, el cerebro del anciano elige el camino que consume menos energía, elimina lo innecesario y se queda sólo con las opciones adecuadas para resolver cualquier problema. En tal sentido, este investigador refiere que, las neuronas del cerebro no mueren si la persona ejercita su mente profesional e intelectualmente (Estudios de M.U, Universidad de Montreal, Canadá, 2016).

 

No obstante, la neuropsicología sabe que la distracción y el olvido en personas mayores se debe a una sobreabundancia de información, incluyendo nimiedades innecesarias registradas en el cerebro que ya no tienen ningún tipo de utilidad. En tal sentido, se ha comprobado que, si una persona lleva un estilo de vida saludable, se mueve, realiza una actividad física y tiene plena actividad mental, sus habilidades intelectuales no disminuyen con la edad, sino que crecen y alcanzan su pico máximo entre los 80 y los 90 años (Reportes neuropsicológicos OMS, 2019 y DMS-V, 2018).

“El cerebro emocional responde a un evento más rápidamente que el cerebro pensante". Daniel Goleman.