1.- Entonces, resulta que en la República Dominicana, a los que comen a veces, o de manera definitiva pasan hambre, sus enemigos les han hecho creer que la proliferación de partidos políticos es señal de mucha democracia.
2.- A la mayoría de las dominicanas y los dominicanos que carecen de lo indispensable para vivir, les han metido en el cerebro la falsa idea de que, en la medida que se multiplican las organizaciones políticas, disfrutarán de una vida placentera, de abundancia y nunca de carencia.
3.- Porque de alguna manera hay que timar a los pobres del país, a los marginados de la sociedad se les mete gato por liebre, diciéndoles que al aumentar el número de los partidos y organizaciones políticas, van a tener una democracia, a su servicio.
4.- Supuestamente, cada partido representa a los pobres, a los ricos y a las capas medias de la sociedad dominicana, y cualquiera que resulte triunfador, en apariencia, gobernará para el pueblo entero, sin distinción de ninguna clase.
5.- La idea que le han transmitido a las ciudadanas y a los ciudadanos, es la de que deben delegar su voluntad a un apoderado, para que les defienda sus intereses, los de opresores y oprimidos.
6.- El conjunto de los partidos del sistema dicen actuar desempeñando labor para beneficio de los que están en la miseria y en provecho de los que viven en opulencia. Ellos se venden como agentes de justicia repartida.
7.- De la manera más socarrona, a los que aquí votan cada cuatro años, les han hecho creer que no deben preocuparse por la política, porque sus partidos están purificados, acrisolados para actuar como sus mandatarios.
8.- La democracia dominicana, dicen los defensores de la misma, está robusta, como un toro, porque está sostenida por partidos fornidos, vigorosos, alimentados de sinceridad y nobleza.
9.- A los que con docilidad se inscriben en los partidos del sistema, les advierten que deben portarse bien, ser sumisos, para estar bien ubicados, como botellas y con jugosas prebendas.
10.- Los mejores miembros de los partidos sistémicos, son los que prueban ser buenos tramposos, excelentes embaucadores, destacados marrulleros, distinguidos tahúres, modelos de ventajistas, de buenos sinvergüenzas.
11.- El tránsfuga de los partidos de negocio, no engaña a sus compañeros. Lo que hace es adelantarse al chaquetero que está pensando hacer lo mismo. Todo se reduce a la oportunidad para venderse a mejor precio en el mercado de la politiquería.
12.- En sociedades fundamentadas en la desigualdad de oportunidades, los partidos tienen diferentes funciones, entre ellas tranquilizar a los pobres, aplacar a los revoltosos, acallar a los intelectuales con dádivas, y amansar a los más pendejos.
13.- A la gente buena del país, se le hace sana labor de orientación política al decirle que esos partidos que andan por ahí hablando de democracia, son idénticos en ideología, semejantes en el engaño y mellizos en fingir apoyar cambios auténticos.
14.- Esos partidos que mucho ofrecen a los pobres en los procesos electorales, han sido constantes en decir que harán y nada hacen; estables en incumplir promesas; similares en burlarse de las sanas intenciones de las masas populares y están hermanados a los fines de garantizarles el poder del Estado a la minoría nacional y a los intereses extranjeros.
15.- Lo que conviene a las ciudadanas y a los ciudadanos dominicanos, es estar en organizaciones políticas que actúen de manera distinta a como han accionado sus similares, procediendo de igual forma tramposa, para mantener a la mayoría de la población fuera del poder político y social.
16.- Multiplicarse los partidos, solo ha contribuido a que el pueblo dominicano se vea obligado a costearle la buena vida que se dan los politiqueros, que han alargado el sufrimiento de los que aquí están en la pobreza por ser víctimas del crecimiento, el aumento, la reproducción de grupos que están organizados para timar, quitarle al pueblo lo suyo mediante el engaño político, el robo.