El pasado 8 de marzo, el presidente Luis Abinader anunció el aumento de un 19% del salario mínimo del sector privado no sectorizado. Es importante resaltar que dicho aumento del salario mínimo no ocurrirá en su totalidad de manera inmediata. Para este año, el aumento será de un 14%. Es a partir de febrero del 2024 que se concluirá el aumento total, llevando el salario mínimo al 19% anunciado por el gobierno. Sin embargo, el presente artículo no pretende exponer lo ya anunciado por el gobierno, sino hacer una breve crítica a modo de llamado de atención sobre la implementación de políticas públicas populistas pero no integrales; demagogas y no garantes de un efectivo desarrollo humano.

Para llevar a cabo esta breve crítica retomo los aportes del premio Nobel de economía, David Card, expuestos en el texto del cual fue coautor junto a Alan Krueger titulado Minimum Wages and Employment: A Case Study of the Fast-Food Industry in New Jersey and Pennsylvania. En dicho trabajo, los autores analizan los efectos del aumento del salario mínimo en Nueva Jersey entre 1989 y 1992. Durante este periodo de tiempo, el salario mínimo del estado de Nueva Jersey pasó de 3.35 a 5.05 dólares por hora. Durante el tiempo de implementación de dicho aumento, muchos empresarios se opusieron afirmando que tendrían que despedir personal para poder asumir el ajuste salarial.

Además de la resistencia empresarial, estuvo la de los economistas que respaldaban sus preocupaciones a partir de conclusiones que se habían obtenido en estudios publicados en la década de 1940, donde también se defendía la tesis de que un aumento salarial terminaba generando desempleo. Sin embargo, esta no es la única preocupación ante el aumento salarial. También hay quienes afirman que un aumento del salario lleva a que se pierdan beneficios como bonos u otros incentivos que pueden ofrecer los empleadores a sus empleados; en adición, están los que afirman que al aumentar los salarios se les cierran las puertas a emprendedores o pequeñas empresas que luchan por ganar un espacio en el mercado debido a la carga que esto implica en los costos de dichos proyectos.

Los estudios realizados por David Card y Alan Krueger muestran que todas esas tesis no son del todo ciertas. Luego de haber analizado el comportamiento de 410 establecimientos de comida rápida y restaurantes en el estado de Nueva Jersey, concluyeron que lo que sí generó el aumento del salario mínimo fue un aumento en los precios de la comida que se vendía en dichos lugares. Por lo que, al final de cuentas, el costo pasó a los consumidores y no a los empleadores. En dicho estudio se probó que la dinámica económica no se ve alterada porque la variante que se introduce a través del aumento de los salarios es compensada con el consumo a precios ajustados. ¿Qué significa ésto en el contexto dominicano?

Si no se cuenta con una política pública integral, que además de aumentar salarios acompañe la evolución de los precios en el mercado, el aumento del 19% del salario mínimo del sector privado no sectorizado sólo significa aumento del costo de la vida.

En la Ley General de Protección de los Derechos al Consumidor o Usuario (358-05), se establece que entre las funciones generales del Consejo Directivo de Pro Consumidor está el establecer políticas que garanticen la protección de los derechos del consumidor. Es tiempo de llevar lo que está en el papel a la práctica. Debemos exigir que esto se cumpla ya que de lo contrario, los que ganan el salario mínimo seguirán en la misma situación socioeconómica que se encuentran y los que están fuera de lo mínimo verán sus ingresos disminuir por el aumento de los precios en los bienes y servicios.