Deutsche Welle, el sistema alemán de comunicación digital, tiene una serie de reportajes “en profundidad” sobre temas que desbordan el carácter efímero de la noticia. En esta ocasión, rescato de DW un documental «En la mira del autoritarismo: el asedio contra la sociedad civil», disponible en el siguiente enlace:

https://www.dw.com/es/en-la-mira-del-autoritarismo-el-asedio-contra-la-sociedad-civil/av-59732465

Luego de visionado este documental, y conozcamos los casos de los activistas amenazados de muerte, entenderemos que estamos dentro del paquete. Veremos un periodista hindú denunciar la excavación de las arenas de ríos hasta los límites de dañar la agricultura. También a los disidentes de Putin encarcelados sin mayores preámbulos y a los activistas LGTB en casi todo el mundo.

Hasta nosotros llega esta intolerancia, cuando a Eduardo Sánchez Tolentino, mejor conocido como “El Piro”, del movimiento Somos Pueblo le endilgan su muerte para confundir a la sociedad, en un claro atentado a la objetividad y a la verdad. El desmentido lo encuentran en el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=VS7m3uxiEJI

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Ergo, ¿debemos concluir que el autoritarismo viene de grupos oficiales? El autoritarismo viene de la falta de tolerancia de la sociedad, que es la que moldea la matriz básica de la personalidad y autoimagen dominicana: el caudillismo. Recuerdo cuando el Prof. Mario Bonetti vino con el tema de su tesis doctoral defendida en claustros germánicos sobre el caudillismo criollo. No le hicimos caso…

Porque debemos recordar los resabios autoritarios con la política de medios de comunicación de la larga “noche” populista en el poder: un autoritarismo ayudado con bandas y superbién financiadas por los mecanismos corruptos, que todavía pretenden erigirse en salvadores del país… a toda costa.

Como lo están haciendo la derecha neo-fascista en Europa, tanto del Este como del Oeste, para revertir la tendencia social-demócrata y a la misma democracia liberal luego de la Segunda Guerra Mundial. También en el patio latinoamericano vivimos iguales desenfrenos.

Recordemos de DW: No hay democracia sin ¡Libertad de Expresión!