Muchos de los procesos electorales experimentados por América Latina en los últimos años dibujan un mapa político caracterizado por el retroceso de gobiernos moderados y el ascenso de movimientos electorales radicales denominados de extrema o ultraderecha. Este fenómeno provoca debates, investigaciones y escritos.

Una de las organizaciones preocupadas por la problemática es la fundación Friedrich Ebert, una de las organizaciones políticas más emblemáticas de la República Federal Alemana. Su último informe ha sido publicado en este mes de noviembre con el título: “La ultraderecha en América Latina: definiciones y explicaciones”. (https://library.fes.de/pdf-files/bueros/chile/20670.pdf).

Como lo indica el título del documento, en el escrito se esclarece el concepto de ultraderecha política, los motivos de su ascenso en América Latina y sus posibles repercusiones para la democracia.

La ultraderecha se entiende como una radicalización de las posturas de la derecha tradicional: aceptación de las desigualdades como un fenómeno natural no corregible por el Estado; restricción de la intervención económica estatal; exaltación de la libertad individual sobre cualquier intento de proyecto comunitarista; culto a la meritocracia personal; escepticismo ante las políticas de protección social; y promoción de políticas culturales conservadoras asociadas con interpretaciones literales de los libros canónicos de las religiones institucionalizadas.

La Fundación Friedrich Ebert sostiene que la ultraderecha en América Latina se ha reforzado como proyecto político ascendente. Lo atribuye a tres razones:

  • Castigo electoral a gobiernos de izquierda. El nuevo milenio coincidió con gobiernos situados a la izquierda del espectro político que no lograron cumplir las grandes expectativas de satisfacción a las necesidades acumuladas de la región.
  • La crisis de la derecha tradicional. Además de que la población tiende a verla como corresponsable de los males irresueltos junto con la izquierda, la derecha tradicional ha palidecido incapaz de renovarse y de ofertar una propuesta electoral atractiva.
  • Ambiente internacional favorable a los radicalismos de derecha. Desde Europa y Estados Unidos se percibe un incremento de movimientos y candidatos afines a las posturas de la ultraderecha que se articulan en bloques con una agenda común con características xenófobas, racistas, negacionistas y premodernas. Estos bloques terminan sirviendo de referente o de apoyo material y espiritual al surgimiento de movimientos radicales.

El hecho de que haya un incremento electoral de la ultraderecha y su agenda antiliberal se produce, paradójicamente, en el contexto del avance en el reconocimiento de los derechos de minorías tradicionalmente excluidas y ante el empuje de movimientos que muestran nuevas sensibilidades ante problemáticas inadvertidas en el pasado como la situación del cambio climático.

Esta paradoja muestra la existencia de un proceso de resistencia por parte de los agentes compromisarios de un viejo orden político, que ahora se sienten amenazados por la emergencia de modificaciones significativas en los accesos a las instancias del poder político, así como angustiados por las transformaciones en los imaginarios culturales que alteran nuestra percepción de los roles de género, de la moral, de la religión y de la democracia.