Que un intelectual de la talla de Roberto Cassá se sume al fantasma de la amenaza que representa la inmigración haitiana para la supervivencia de la nación dominicana, a la vocinglería de la supuesta conspiración de la comunidad internacional para que la República Dominicana asuma el problema haitiano y al anhelo de repatriar a todos los ilegales haitianos, es preocupante.
Por lo que veo en los principales medios de comunicación, en las redes, en el discurso de los partidos políticos, del gobierno, de la iglesia y de muchas organizaciones y personalidades del país, parece que vamos creando el consenso (un milagro, porque no con frecuencia logramos ponernos de acuerdo en algo) de que es urgente repatriar a todos los ilegales haitianos. Es decir, a casi todos. Muy pocos tienen estadía legal en el país. Así ha querido el gobierno y los sectores productivos. Irresponsable conveniencia.
Pues bien, olvídense de que hace más de 100 años que el país depende de esa población inmigrante y procedan a repatriar a todos los haitianos ilegales, incluyendo los de cuarta y quinta generación, que no conocen a Haití ni mucho menos hablan creole.
Pero antes de proceder a ello, recuerden lo siguiente:
1) Todavía a principios del siglo pasado República Dominicana era prácticamente una aldea, con muy pocas carreteras, puentes, escuelas, hospitales, y fue con el desarrollo de la industria azucarera (puesta en marcha con mano de obra haitiana), durante la ocupación norteamericana y el ascenso de Trujillo al poder, que se construyó la infraestructura básica del país.
2) Hoy, importantes sectores productivos, agricultura, construcción, áreas de la industria turística, dependen de esa mano de obra.
3) Las flamantes carreteras, puentes, túneles y elevados por los que circulan los dominicanos se han construido con mano de obra haitiana. También los apartamentos donde viven y muchos de los alimentos que se llevan a diario a la boca.
4) Prepárense para buscar los miles de millones de dólares que serán necesarios para tecnificar los sectores productivos, una vez no se cuente con esa mano de obra barata y sin derechos para reclamar.
5) Prepárense también para proceder a una aumentación significativa de los salarios para motivar a los dominicanos a retornar a actividades que hace décadas que abandonó, por sus bajos salarios y desastrosas condiciones de trabajo.
Si se está listo para todo esto, procedan pues a la repatriación de todos los ilegales haitianos que se encuentren en el territorio nacional.
Sería injusto, inhumano, pero eso no parece importar mucho. Manos a la obra.