Al igual que el nacimiento de Jesús y que los calendarios musulmán y judío, el año nuevo chino se determina sobre la base del movimiento de la luna y, en este último caso, cae en la primera luna nueva después del solsticio de invierno o, lo que es lo mismo, el renacer de la luna después de que el sol inicia el ciclo de crecimiento.

Zhangye Geopark in China

En este año 2023 de la cristiandad, esta acontecimiento cayó el 21 de enero, sábado y coincidió con el día de la Virgen de la Altagracia. Ahí estaban los posteos a diestra y siniestra de gente llevando flores, visitando altares y hasta participando en procesiones mientras que en el Barrio Chino de la Duarte se vendían lámparas, sobres rojos y conejos, que es el signo del año que recién se inicia.  Como se recordará, el zodíaco chino tiene doce signos representados por doce animales y, en lugar de cambiar mensualmente, como lo hace el sistema al que tenemos mayor acceso en occidente, cambia anualmente.  La idea es más bien de cohorte de individuos y tiene sentido en términos de generaciones.

 

Esta coincidencia de fechas importantes en los dos calendarios también ha venido acompañada por despliegue de demanda de atención por parte de varias poblaciones que reivindican la identidad china.  La República Dominicana empezó a recibir inmigrantes chinos en pocas cantidades al mismo tiempo que el resto del Caribe, es decir, a finales del siglo XIX e inició relaciones diplomáticas con el régimen de Chiang Kai-Shek en 1946.  Todo esto antes de la proclamación de las diferencias entre la República de China (Taiwán) y la República Popular China (la que fundó Mao Zedong).

 

Durante decenios la mayor cercanía de los dominicanos fue con respecto a Taiwán, que envió equipos, asistencia financiera y técnica.  Algunos de esos profesionales se quedaron en el país. En el 2008, el gobierno dominicano estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China y, tal como está la situación, no es posible mantenerlas con los dos gobiernos, pero en nuestro microcosmos estamos viendo la presencia de simpatizantes de ambos. Por un lado, está la abundantísima publicidad para el espectáculo que ofrecerá la compañía Shen Yun Performing Arts y por el otro están las declaraciones del embajador de la República China, que recomienda no asistir a ellas y en contrapartida preparó una exhibición en el Centro de los Héroes con motivo del año nuevo el sábado 28 de enero.

En un tercer lugar están los dominicanos de herencia y tradiciones chinas, nacidos en diferentes puntos del mundo. Esos también prepararon sus celebraciones en los días que acaban de pasar y convidaron al público interesado a unirse a las mismas. Es cierto que la capacidad de integración a veces se convierte en desorden y falta de claridad, pero en este inicio de año ha sido más bien el único terreno común entre ambas manifestaciones.  Esperemos que el símbolo conocido y apreciado por estos tres grupos en este año, el conejo, haga honor a su simbología asociada que es la paz y la prosperidad.