Recientemente publicaron en la prensa sobre una iniciativa que fue sometida al Congreso que tiene como finalidad la prohibición de la venta de alcohol a las mujeres embarazadas. Pese a que no he tenido el honor de leer dicha iniciativa, me parece oportuno escribir sobre el consumo de alcohol durante el embarazo y su influencia en la conducta violenta del descendiente.
Este es un tema que nos permite ilustrar lo que plantea la teoría criminológica biosocial en el sentido de que la genética y el ambiente se encargan del desarrollo de factores de riesgo o protección (Redondo y Garrido, 2013). Raine, citado por Redondo y Garrido (2013), establecía que no siempre está claro cuando una variable es enteramente biológica o social. Diría que este es uno de los casos que sirve para representar lo que sostiene Raine, puesto que la variable biológica está determinada por un elemento social. En sentido estricto, el daño cerebral fetal como consecuencia del consumo de alcohol durante el embarazo.
Para abordar este tema procedo a incluir las disquisiciones de Adrian Raine, neuropsicólogo, expuestas en su libro The Anatomy of Violence.
Raine (2013), subraya lo siguiente: “si fumar durante el embarazo es problemático, te puedes imaginar los efectos negativos de consumir una cantidad significativa de alcohol”.
Es contundente al afirmar los estragos que puede ocasionar el consumo de alcohol durante el embarazo en el desarrollo del cerebro fetal, y enfatiza que esta discapacidad cerebral predispone al descendiente a la violencia. En rigor, el consumo de alcohol durante el embarazo genera un daño en el cerebro del feto, constituyéndose este en un factor de riesgo biológico que lo predispone a la violencia.
El autor manifiesta que “la atrofia en el tejido cerebral es llamativo y es amplio. Afecta particularmente el cuerpo calloso, la banda de fibras nerviosas blancas que conectan los dos hemisferios y permite una comunicación efectiva. Funciones ejecutivas pobres son también una casi inevitable consecuencia del síndrome de alcohol fetal.”
Raine (2013) establece, citando al pediatra Kenneth Jones, que hay 4 características del síndrome de alcohol fetal: “exposición al alcohol durante el embarazo, anormalidades craneofaciales, retraso del crecimiento, disfunción en el sistema nervioso central (SNC) como se evidencia por las discapacidades de aprendizaje y bajo CI.”
Resalta el estudio llevado a cabo por Ann Streissburgth y sus colegas, sobre una muestra de 473 casos de síndrome de alcohol fetal o de los efectos de alcohol fetal para determinar los resultados en la conducta antisocial a la edad de 14 años. Se verificó los siguientes resultados:
- 61% incurrió en delincuencia juvenil.
- El 60% expulsado o suspendido de la escuela.
- 45 % exhibió conductas sexuales inapropiadas.
- Más de la mitad de los varones y 33% de las hembras, fueron arrestados.
Para contestar a la pregunta sobre la frecuencia en el consumo de alcohol, cita los estudios realizados en el que se evidenciaron que mujeres consumiendo un trago de alcohol semanal durante el embarazo era suficiente para incrementar las probabilidades de agresión y delincuencia en los niños. Y recalca que el estudio demostró que tomar cualquier cantidad de alcohol durante el embarazo triplica las probabilidades. De manera que, cualquier cantidad de alcohol que se consuma durante el embarazo predispone al descendiente a la delincuencia violenta.
Para validar la teoría, sin que otro factor lo pudiera explicar, el autor establece que recurrieron a los estudios de hijos adoptivos que fueron adoptados tan pronto nacieron. Se pudo constatar que los descendientes de madres que consumían alcohol durante el embarazo mostraban tasas más altas de trastornos de conducta y conducta antisocial en comparación con aquellos descendientes de madres que no consumían alcohol.
Y concluye este análisis afirmando lo siguiente: “sería imprudente para cualquiera que esté embarazada ignorar los efectos potenciales de consumir el alcohol durante el embarazo”.
Ciertamente, no he tenido la oportunidad de leer la pieza legislativa; no obstante, como podemos notar, no es una cuestión baladí y necesita que se ponga atención a iniciativas como estas que buscan mejorar la calidad de vida de la comunidad y evitar que en un futuro personas sean afectadas como consecuencia de estas conductas inapropiadas e incursionen en la delincuencia violenta.