En seguimiento a un artículo que publiqué el pasado 19 de febrero de 2024, quiero poner de relieve, nuevamente y en mi criterio, a los grandes ganadores del proceso. En primer término, un proceso electoral bien organizado y sin grandes incidencias hacen de la Junta Central Electoral la principal acreedora de reconocimiento. En segundo lugar, en sus respectivas calidades de candidato presidencial y de jefe de campaña/estructurador del convincente triunfo del Partido Revolucionario Moderno, merece la pena resaltar los roles del presidente Luis Abinader y de José Ignacio Paliza. Por otra parte, hay que destacar el triunfo de Omar Fernández como candidato a senador del Distrito Nacional y, con él, el 28% alcanzado por la Fuerza del Pueblo. A continuación algunas lecciones rápidas.

Lo primero es que hay que tener cuidado con las estrategias de posicionamiento basadas en puntaje. Con un muy buen resultado obtenido (57%), la estrategia de “rumbo al 70%” luce haber sido innecesaria. Lo segundo es que el hecho de que la alianza sea la que mayor cantidad de organizaciones agrupe no asegura que sea la que más votos obtendrá. A pesar de contar con el mayor número de organizaciones políticas, la alianza RD Avanza (2,499,310) no alcanzó el número de votos obtenidos por el Bloque Progresista en 2016 (2,847,438). Algún elemento faltó. Lo tercero es que, contrario a otras demarcaciones, los liderazgos del PRM en el Distrito Nacional no quedaron bien parados toda vez que el reto de estos no era la reelección del presidente Abinader, sino el triunfo de Guillermo Moreno. La presunta maquinaria que se utilizaría para convertir a Guillermo Moreno en senador del Distrito Nacional no fue lo suficientemente eficaz como para llevarlo al senado. Ello lleva a una de dos conclusiones: o bien los liderazgos del PRM en el Distrito Nacional no son tal cosa (y se trata, más bien, de dirigencia -no de liderazgos- con incidencia en ese territorio) o bien los liderazgos del PRM en el Distrito Nacional no trabajaron para que Guillermo Moreno ganara (me luce que si lo hicieron). En cualquier caso, el aprendizaje es que hay que complementar la maquinaria con un candidato que pueda hacer que la maquinaria se mueva.

Respecto de la oposición, Fuerza del Pueblo es -sin duda- el principal partido de oposición y la segunda mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados. Los resultados del proceso no se correspondieron con el nivel de preocupación de Fuerza del Pueblo en la campaña electoral respecto de la Junta Central Electoral y la Policía Militar.

Ahora una advertencia. Por tercera vez en este siglo una organización política alcanza 29 senadores. Un llamado de atención: en 2002 el PRD obtuvo 29 senadores y a los dos años fue echado del poder; en 2016 el PLD obtuvo 29 senadores y a los cuatro años fue echado del poder. Ojo con el número 29. De igual forma, al PRM le toca hacer un ejercicio de humildad respecto de la derrota en la senaduría del Distrito Nacional. A propósito, en mi artículo del pasado 19 de febrero sugerí a Omar Fernández renunciar a su candidatura a senador y aspirar nueva vez a diputado. La recomendación se fundamentaba en que Omar Fernández seguramente saldría electo diputado, probablemente resultando el diputado más votado, lo cual ayudaría a su partido a alzarse con dos diputados en la circunscripción 1 del Distrito Nacional. La realidad es que Omar Fernández leyó el escenario electoral mucho mejor de lo que yo lo leí. Lo felicito por su triunfo.