Cuando hablamos de los países desarrollados y sus problemas, el referente obligado es Estados Unidos de Norteamérica. Además de su impresionante desarrollo económico, este país es conocido por los altos niveles de estrés tóxico al que se someten sus ciudadanos. En más de una ocasión hemos hablamos de la crisis de los fármacos, las interminables estadísticas del suicidio tanto en niños como en adultos, entre otros agentes de riesgo.
Pero en muy pocas ocasiones hacemos mención de aquellas variables estructurales que han llevado a los residentes de este país a la actual crisis de salud. Y una de esas respuestas a las múltiples interrogantes, las trabajo un grupo de médicos/investigadores de diversas prestigiosas universidades y la empresa Káiser Permanente, entre el 1995 y 1997. La investigación obtuvo un impacto tal. Que se extendió a casi todos los estados.
Que produjo una revisión inmediata al cuestionado sistema de salud pública. Acelero un principio ipso facto de causa y consecuencia de la salud del estadounidense. El grupo creo el formato estándar de Las ACE (Las Experiencias Negativas de la Infancia, por sus siglas en inglés). De “Que tienen una estrecha relación con el desarrollo de factores de riesgo de enfermedad que inciden en el bienestar a lo largo de la vida”.
En términos amplios y anteriormente a esto en el 1943, Abraham Maslow, hablo sobre la jerarquía de las necesidades humanas”. A raíz del hallazgo de Las ACE, en todos los perfiles de los consultados; arrojaba que aquellos niños y niñas cuya familia, podía proporcionarles garantía en aspectos básicos como seguridad alimenticia, vivienda, soporte emocional, tenían una posibilidad menor, de ser un adulto con problemas.
En cambio, sometidos a una exposición constante a numerosos agentes estresores, tenía una posibilidad mayor de desarrollar algún tipo de trastorno que le impidiera una vida normal en la adultez. Este descubrimiento produjo -al menos en teoría- una restructuración del sistema de salud pública a nivel nacional; pero a 30 años del descubrimiento de este paradigma, el sistema de salud de los EE. UU.
Es uno de los más desafortunados, porque pese a la manera como este estudio cambio él antes y después de las investigaciones en material cognitiva-practica con tan semejante descubrimiento. Continuamos viendo las carencias de cientos de programas y fondos federales que se emplean para tales fines. Pero la problemática persiste. Esta nación sigue en los primeros lugares, padeciendo los mismos males que fueron la razón para el trabajo de las ACE.
Investigaciones concluyen que “unas 49.500 personas se quitaron la vida el año pasado en Estados Unidos”. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), aportaron que hasta en 2023 EE. UU. tiene la tasa más alta de encarcelamientos, de aumento de pobreza, con significativos niveles de injusticia y desigualdad racial.