El patriarca Moisés no sabía que estaba pisando tierra sagrada, tal vez nosotros hoy, tampoco sepamos que pisamos territorios de libertad…
Aunque no se ha destacado tal vez, de la mejor forma, la incidencia del pensamiento liberal que llevó a la revolución americana, del 22 de marzo de 1763 y la declaración de independencia del 4 de julio de 1776, son varias y determinantes las incidencias e influencia, del pensamiento liberal de las antiguas 13 colonias británicas, en territorio americano, en el proceso de independencia, o separación de Haití, de la naciente República Dominicana, el 27 de febrero de 1844.
Hay quienes sostienen, pienso que erróneamente, que el modelo y ejemplo en el que se nutrieron de ideas libertadoras, los padres fundadores de la nacionalidad dominicana, fue la Revolución Francesa, o revolución burguesa, de Francia, del 14 de julio de 1789, pero considero, que la verdadera génesis inspiradora, de nuestro proceso de separación, que, extrañamente, no fue de una potencia europea de ultramar, sino de otra antigua colonia europea, en este caso la República de Haití, que se había separado de Francia, hacía ya 40 años, en 1804. No fue la revolución francesa, reiteramos, sino la proclamación de independencia de los Estados Unidos.
Sino que antes, desde 1776, trece años antes es proclamada la revolución americana, y la independencia de las 13 colonias británicas, en suelo americano. El hecho mismo puede considerarse, como un anticipo de la doctrina Monroe, de 1823, de “América para los americanos “, donde asegura, a las viejas potencias coloniales europeas, que no se animaran a pretender colonizar las tierras americanas, porque, encabezados por los Estados Unidos, habían decidido construir su propio destino manifiesto y mostrar al mundo, un sistema político, democrático y de derechos, que se mantiene hasta hoy.
La llamada revolución francesa, fue un caso del mito de Saturno a la inversa, es decir, la revolución devoró a sus propios padres, desatando una espiral de violencia incontrolable, llamada el Terror: Danton, Robespierre, llamado el incorruptible, y Marat, por citar algunos, murieron, como fruto del mismo estado de cosas que ellos mismos habían provocado, en la Francia prenapoleonica. En Estados Unidos, aquí en Pensilvania, fundada por William Penn, que más que un político, primero fue filosofo libertario, sonaron por primera vez, para América y para el mundo, las campanas de libertad, las Liberty Bell, y en el Constitution Hall, se dijo por primera vez, también para América y el mundo, “We the people“, al proclamar, el 21 de junio de 1788, la Constitución de los Estados Unidos de América, ya adoptada, en su forma y texto original del 17 de septiembre de 1787, por la Convención constitucional de Filadelfia, aquí en Pensilvania.
Mientras que en estados Unidos el estado surgido de la revolución americana sentó las bases del industrialismo y la revolución industrial que se originó más tarde, en Inglaterra a mediados del siglo XIX, además de hacer la primera ola de secesión, entre el norte industrial y el sur agrícola y esclavista. En Francia, en cambio, la proclama, en lugar de traer Libertad, Igualdad y fraternidad, lo que trajo fue muertes, decapitaciones y hogueras y, el único avance que produjo, si se puede llamar científico, fue el aparato para decapitar disidentes o sospechosos, diseñado por el Doctor Guillot, la guillotina. Su proclama era Universal, pero no incluyo a los esclavos ni a las mujeres: Francia elimina la esclavitud el 27 de abril de 1848, y no incluye a la mujer, sino hasta 1792, gracias a las luchas de Madame De Gougues.
En Estados Unidos, la abolición de la esclavitud llega el 1 de enero de 1863, por decreto del presidente Abraham Lincoln. En la Republica de Haití, formada por esclavos negros mayormente de Liberia, llevados por Francia a el tercer tercio de territorio de la Isla de Santo Domingo, se proclama, la abolición de la esclavitud, el mismo día de su proclamación de independencia de Francia, en la parte dominicana de la isla, antigua colonia española, el 21 de diciembre de 1821, el letrado José Núñez de Cáceres, quien fue funcionario del gobierno en México, proclamó la independencia del Haití español, intento fallido porque no eliminó el trabajo esclavo, entre otras motivaciones registradas en la historia. Aunque Haití, que fuera la colonia ultramar francesa más rica, y ahora este atravesando las peores penurias de toda su historia, se adelantó a los mismo Estados Unidos, eliminando la esclavitud 59 años antes, y siendo un ejemplo para todo el mundo, de la posibilidad de que existiera una república negra.
De la isla de Santo Domingo, de la parte española, actual República Dominicana, de las costas de Boca de Yuma, específicamente, salió el navegante español, Juan Ponce de León, para descubrir y conquistar a La Florida, que fue comprada por los Estados unidos a España, mediante el tratado de Adam-Onís del 22 de febrero de 1819.
El proceso de independencia dominicana comienza el 16 de enero de 1844, por la Proclamación de Independencia de los pueblos de la parte este de la Isla La Española, redactado y publicado por Tomas Bobadilla y Briones, aunque la fecha fundacional que se consagra y celebra, es la del 27 de febrero del mismo año, iniciando con la Batalla del 19 de marzo, en Azua de Compostela, al sur de la isla, hasta la proclamación de la primera Constitución dominicana, en San Cristóbal, el 6 de noviembre de 1844.
Esta primera carta magna es, según se afirma, hecha al modelo de la considerada la primera constitución española del 19 de marzo de 1812, apodada La Pepa, por ser proclamada el día de San José, considerada liberal, aunque nuestra constitución, incluía la pena de muerte y no aparece, en su texto, la palabra democracia, aunque si la palabra República, lo que da a entender su declarado espíritu democrático.
A partir de esa batalla inicial del 19 de marzo, en el que las tropas dominicanas, comandadas y pagadas por el general Pedro Santana y Familia, se inició la llamada Campaña de Independencia: doce batallas entre 1844 y 1856, consolidando así, la independencia nacional. Sin lugar a dudas, el proceso de independencia dominicana tuvo la influencia, no solo en materia de ideas políticas, sino también en la emulación, del ejemplo de los Estados Unidos, y sus aportes invaluables a nuestro sistema democrático y a toda nuestra historia republicana.
Vivan los Estados Unidos de América
Viva la República Dominicana
Muchas gracias.