Los estudios realizados por el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos de Norteamérica (USAID) refieren que “los países en vías de desarrollo tienen el desafío de mejorar la calidad de la educación y eficientizar sus sistemas de salud, en procura de elevar su productividad y competitividad”  (BM, 2022, BID, 2019 y USAID, 2023).

Como se sabe, “la pobreza y la exclusión social, son dos fenómenos que están estrechamente ligados mediante una relación bidireccional”, de forma tal que, la exclusión priva a las personas de los recursos que éstas necesitan; mientras que, la pobreza excluye a los individuos de las esferas socio-económicas donde se determinan sus oportunidades de desarrollo” (Tratado de Economía de la Universidad de Harvard, 2019).

Por su parte, “la pobreza tiene muchas dimensiones, pero sus causas son, entre otras, la falta de educación de calidad, un sistema de salud robusto, el desempleo, la falta de viviendas dignas, electricidad y agua potable, así como las vulnerabilidades a las que están expuestos los sectores vulnerables” (BM, 2022).

De su lado, la Psicología Social sabe que, “la pobreza y la exclusión social son procesos dinámicos y, en constante cambio, con barreras y dificultades que se acumulan y evitan que las personas, las familias, los grupos sociales y comunitarios, reciban los servicios que requieren sin discriminación” (Tratado de Psicología Social de la Universidad LAVAL, Quebec, Canadá, 2011).

Según el Dr. Michael Kremer, Premio Nobel de Economía del año 2019, “la educación de calidad y un sistema de salud eficiente, son los dos motores fundamentales para acabar con la pobreza y exclusión social en los países en vías de desarrollo como el nuestro” (The Development Innovation Lab, Universidad de Chicago, 2022).

En tal sentido, los estudios realizados por el equipo de investigadores liderado por el Dr. Kremer refieren que, “los programas sociales basados en la transferencia de dinero y las ayudas clientelares, abordan el problema de la pobreza en términos inmediatos, pero no a largo plazo, recomendando invertir los recursos económicos dedicados a las ayudas sociales a mejorar los sistemas de salud y la calidad de educación básica, secundaria, técnico-vocacional y universitaria”.

Asimismo, en las intervenciones que hizo el Dr. Michael Kremer en la visita que realizó a nuestro país del 18 al 22 de Octubre del presente año éste precisó que, “el problema de la pobreza es multidimensional por lo que requiere un enfoque multifacético”, indicando la necesidad de que su abordaje, cuente con el apoyo pro activo sector privado” (Síntesis de las intervenciones del Dr. Kremer en la RD, Octubre 2023).

Además, Kremer refirió que, el éxito de la gestión gubernamental para atacar la pobreza y la exclusión social, “requiere de alianzas público-privada fuertes que tengan como propósitos, definir, consensuar, poner en marcha y sistematizar, políticas públicas dirigidas a mejorar la calidad de la educación y los servicios de salud, así como crear empleos de calidad en todos los sectores productivos y comerciales en nuestro país”.

Según se sabe a nivel global, “la educación no es sólo impartir, entre otras, clases de historia, geografía o matemáticas, sino  influir en los niños, los adolescentes, los jóvenes y los adultos para que éstos asuman conciencia, sobre sus derechos y sus deberes como ciudadanos” (Tratado de Psicología Social de la Universidad de Harvard, 2012).

Por su parte, la Psicología Social sabe que, “la enseñanza que deja huellas contribuye al desarrollo del pensamiento crítico, por lo que, la inversión en el desarrollo del conocimiento y el pensamiento individual y colectivo crítico, se paga con creces, a mediano y a largo plazo” (DTGM, 2019).

Como se sabe, en el caso de nuestro país, las provincias y las ciudades con mayores porcentajes de hogares pobres y con personas excluidas son, entre otras: “Elías Piña, Bahoruco, Monte Plata, San Juan de la Maguana y el Seybo, el Distrito Nacional, Santo Domingo, Santiago, Monseñor Nouel, San Cristóbal y la Romana” (MEPyD, 2022).

Por lo visto en el párrafo anterior, el Estado Dominicano y sus instituciones, deben “invertir los recursos económicos necesarios para contratar el personal requerido y, adquirir la tecnologías necesarias, para mejorar la calidad de educación y nuestro sistema de salud, como estrategia para atacar las causas que generan la pobreza y la exclusión social en nuestro país.

Como ustedes han podido observar en el cuerpo de este artículo, la educación de calidad no solo contribuye al desarrollo integral de los ciudadanos, sino que influye en la prevención de la mayoría de las enfermedades físicas y mentales que afectan a los sectores más vulnerables de nuestro país.

“La Educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo” (Nelson Mandela)