La indignante, irresponsable y penosa realidad objetiva por la que atraviesa la educación pública pre-universitaria amerita una declaratoria de interés nacional, o de emergencia nacional, por parte del Poder Ejecutivo “porque la educación dominicana no puede seguir quemada”, como la advierte Educa.

 

Esa seria, loable y atinada decisión pensada en función de las próximas generaciones, una acción valiente y patriótica que un gobierno se atreviera  a tomar, independientemente de los alegatos de vulnerabilidad de derechos que se pudieran alegar, y sin temor a que pudiera mellar su popularidad, porque lo importante sería el resultado final promisorio para las presentes y futuras generaciones.

Al estar inmerso y pendiente de los procesos del quehacer del sector educativo desde hace más de 20 años, nos encontramos con situaciones tan alarmantes que nos provocan confusión y desconcierto, y un profundo dejo de impotencia que  derrumba el optimismo, como si quedáramos en medio de una silente  exclamación de impotencia…”esto se j…”.

La conclusión de la evaluación, aplicada hace varios meses, y dada a conocer reciente,  llevó al Ministro de Educación, Ángel Hernández, a la conclusión de que el sistema de educación pública está estancada, pero lo que peor es que también está desconcertada, descontextualizada y sin horizonte cierto.

Para que sirven las evaluaciones diagnósticas

Investigar la realidad, en sus diferentes áreas, y que por cierto vienen arrojando resultados catastróficos a un costo de miles de millones de pesos, sólo para saberla,  y no para transformarla, como ha venido sucediendo, no sirve para nada.

 

Y eso ha sido la constante en el Ministerio de Educación, con lo que parecería que las autoridades del momento entienden que con diagnosticar el problema cumplieron con su alta misión y responsabilidad puesto sobre sus hombros.

 

Se podrían decir que recientemente  se habían hecho múltiples evaluaciones diagnósticas, como aquella del 2018, cuyos resultados se entregaron a la opinión pública en los primeros meses del 2019 sobre el desempeño magisterial, y los resultados fueron catastróficos.

Y la autoridad educativa de ese momento, en el caso de la Provincia Bahoruco, y de seguro que en el resto del país, no hizo absolutamente nada para superar las debilidades encontradas, y así parece que celebramos descubrir la realidad para saberla, y no mover ninguna acción para modificarla.

Todos los actores están en déficit

Está en déficit el gobierno central, la autoridad educativa en todos los niveles, los educadores, los padres, madres y tutores, empero, el sacrificio que hace el contribuyente aportando, a través del Presupuesto Nacional un cuatro por ciento, se vuelve sal y agua, dispendio vergonzoso e irresponsable.

 

Y ni qué digamos de un gremio magisterial anarquista, que parece que no le preocupa que sus asociados cumplan el honor de ser maestro y de ser maestra, y que interioricen sobre su responsabilidad social con las presentes y futuras generaciones,  y una empresa social que estimula a sus asociados a un endeudamiento sin límite, echando por la borda los valores y principios doctrinarios que deberían servirle de horizontes.