Tras el Informe de la Evaluación Diagnóstica 2023 que hiciera el Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (Ideice), del Minerd, sobre el desempeño de nuestros escolares de primaria en las asignaturas matemáticas, lectura y escritura, surgieron esta semana afirmaciones y datos que abocan al país a discutir y adoptar un programa de transformaciones sistémicas, de fondo.

Como subrayaba en mi entrega anterior, pese a ser admitida de manera oficial ahora, la crisis de nuestro sistema educativo tiene data histórica pues en las últimas décadas entidades como las Pruebas Pisa, la Unesco y el Foro Económico Mundial nos habían situado en los últimos lugares del mundo y de la región.

El informe Ideice, entidad que se honra con el nombre de la maestra Ivelisse Prts-Ramírez, contiene un reto tan difícil de afrontar que en su columna de esta semana la cientista social Rosario Espinal enfocó que “La educación dominicana era, es y seguirá siendo de baja calidad”, aludiendo a las implicaciones sociales y a las arritmias que acusa históricamente República Dominicana.

Lo nuevo es el coraje de la actual gestión de gobierno de asumir el tema en su dimensión profunda y real, y de trabajar con la sociedad en la articulación de una estrategia que nos saque del gran rezago en que hemos estado.

“La educación dominicana está en emergencia desde hace 30 años y los cambios no pueden esperar más”, dijo el presidente Luis Abinader el miércoles, al referirse al tema.

Precisamente el mandatario tiene prevista una reunión para el próximo martes 20, con la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), acordada luego de que el sindicato se lanzara a una nueva tanda de movilizaciones que conllevan paros de clases.

Previamente, el ministro de Educación, Ángel Hernández, había expresado disposición a reunirse y conversar con la ADP en todo momento, en cualquier escenario y con cualquier tema de agenda, a cambio de que no se paralicen las clases, pues vulneran el derecho constitucional de los pobres a recibir educación y agregan nuevos retrasos a los ya existentes.

Mientras se avanzan diligencias y se hacen aportes sobre el tema, reconociendo el estancamiento que registra históricamente el sistema educativo, el Minerd procura concertar un amplio consenso para su concertación de cara al próximo decenio.

-En los últimos 7 días continuaron los escarceos en contra y a favor de una posible alianza entre los partidos PLD y FUPU que parece desvanecerse, como quisiéramos ocurra con el polvo de Sahara que ha traído calor y afecciones respiratorias a amplias zonas de nuestro caribe atlántico.

El problema de fondo, que se resisten a abordar en público los dirigentes de ambos partidos es que, dependiendo de que acudan aliados o no a las elecciones municipales de febrero próximo, quedarán posicionados para las presidenciales y legislativas a celebrarse tres meses después.

El PLD tiene claridad de que no puede perder la ventaja comparativa que le da su mayor fortaleza estructural para las elecciones municipales, mientras la FUPU entiende que el mayor apoyo a su candidato presidencial prácticamente sacaría del escenario a Abel Martínez de cara al resto de la competencia hacia el tercer domingo de mayo.

La decisión es crucial para Leonel Fernández, y lo sabe su zorruno archirrival de hoy, Danilo Medina, pues la coyuntura electoral del próximo año será el último cuplé del tres veces presidente de la República, ya que le pasarán factura el paso de los años sobre su imagen física y capacidad de acción, obligadas a ceder ante la irrupción de nuevos liderazgos.