Un estudio global realizado por investigadores de las Universidades de Queensland y Harvard detectó que “una de cada dos (2) personas desarrolla un trastorno de salud mental en su vida” (The Lancet Psychiatry, 2022).
Un total de ciento cincuenta mil (150.000) adultos residentes en 29 países fueron entrevistados entre 2001 y 2022 por un equipo de investigadores coordinado el profesor John McGrath, del Queensland Brain Institute, y Ronald Kessler, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
Los datos extraídos del estudio referido en el párrafo anterior indican que el 50% de la población desarrolla al menos un trastorno de salud mental a la edad de 75 años. En tal sentido, el principal trastorno de salud mental detectado es la depresión mayor; mientras que en segundo trastorno, es la ansiedad.
En caso de las mujeres, el estudio encontró que, a los setenta y cinco (75) años una de dos mujeres padece de: (a) Depresión; (b) ansiedad incapacitante o fobia específica; y, (c) estrés postraumático; mientras que, a la misma edad, uno de cada dos hombres padece de: (d) Alcoholismo o abuso de alcohol; (e) depresión; y, (f) trastorno de ansiedad (OMS, 2019).
Como se conoce, “un trastorno mental se caracteriza por una alteración clínicamente significativa de la cognición, la regulación de las emociones y el comportamiento”, según la tipificación del Manual Estadísticos de Diagnóstico de Salud Mental (DSM-V).
En tal sentido, otro estudio realizado por la OMS indica que, “para el año 2019 había en el mundo un total de 970 millones de personas que padecían uno o más trastornos de salud mental”, destacándose la depresión, la ansiedad, la bipolaridad, el estrés postraumático, la esquizofrenia, los trastornos del comportamiento alimentario, así como el trastorno del neurodesarrollo” (OMS, 2020).
Por otro lado, la persona afectada por “una crisis existencial considera que su vida carece de sentido”, condición mental que requiere ser tratada por un especialista en higiene y salud mental experimentado (Tratado de Psicología Social de la Universidad LAVAL, Quebec, Canadá).
Según los estudios realizados por el Doctor Dilip Jeste, profesor de Psiquiatría de la Universidad de California de los USA, “entre los veinte (20) y los treinta (30) años de edad, un joven (hembra o varón) tiene que tomar decisiones importantes, las cuales podrían marcar su vida para siempre” (Informe psiquiátrico, Universidad, Palo Alto, California, 2022).
No obstante se sabe que, “un joven entre los veinte (20) y los treinta (30) años afectado/a por una crisis existencial, tiene la oportunidad de reflexionar y aprender de dicha crisis, según las aspiraciones y las expectativas personal, profesional, económica y social que éste tenga para el mediano y el largo plazo” (DTGM, 2022).
Por su parte, entre los cincuenta (50) y los sesenta (60), uno de cada dos adultos (hembra o varón), “desarrolla una crisis existencial”. Como se sabe, entre los cincuenta (50) y los sesenta (60) años, la mayoría de las personas padecemos de problemas de salud física y/o mental que requieren ser tratados por un especialista en higiene y salud mental” (DMS-V, 2018).
Otro estudio sobre geriatría publicado por la OMS en el año 2019 refiere que, “una persona que llegue relativamente sana, física y mentalmente a los años ochenta (80) años, pero que no tiene pareja, tiene dos veces más posibilidad de desarrollar una crisis existencial en comparación con otro de su misma edad que tiene su pareja sentimental, hijos, nietos y/o familiares con el que el octogenario/a comparte sus últimos años de vida” (OMS, 2019 y DMS V).
No obstante, los especialistas en higiene y salud mental sabemos que es muy probable que una persona de ochenta (80) años esté padeciendo de demencia senil, cáncer, Alzheimer, cardiopatías diversas y/o diabetes mal manejada, lo que complica su salud física y mental” (DMS-V).
De su lado, los resultados de un estudio realizado por la Sociedad de Psiquiatría de Reino Unido en el período 1989-2014 refieren que, la persona que padece una crisis existencial “se aísla, se siente frecuentemente aburrida e insatisfecha, pierde interés por la alimentación, el aseo personal, el sexo y no tiene motivación para asistir a las actividades sociales y recreativas en las que ésta participaba” (DMS IV).
En tal sentido, una persona diagnosticada con una crisis existencial, requiere ser tratada por un Psicólogo o un Psiquiatra, según la complejidad de dicha crisis. Una crisis existencial no tratada o mal manejada, podría resultar catastrófica, tanto para el paciente como para sus familiares.
Una vez es se diagnostique una crisis existencial, el paciente y sus familiares deben seguir las instrucciones del especialista que lo asiste. Según se sabe, una crisis existencial bien manejada se puede superar en el corto plazo.
“La memoria y el tiempo se mueven en dos direcciones opuestas” (William Gibson)