Mujeres y hombres de todas las edades en los Cinco Continentes del Globo Terráqueo, están construyendo espacios de participación social, con el propósito de crear las bases educativas, económicas, productivas, comerciales, culturales, ambientales y políticas, para vivir con dignidad.
En tal sentido, el concepto Economía Social, es amplio y representa los intereses de los ciudadanos dispuestos a participar en la estructuración y puesta en marcha de un Modelo de Desarrollo Socioeconómico más humano, justo, equitativo y sostenible.
No obstante, la diversidad, riqueza y la potencialidad del sub-sector Economía Social, son mayores que su visibilidad y reconocimiento público, tanto en los países desarrollados y como en los países en vías de desarrollo como el nuestro.
Como se sabe, el éxito del sub-sector Economía Social se debe a la participación, responsabilidad, transparencia y solidaridad como son gestionadas la mayoría de las cooperativas y las instituciones y organizaciones que fomentan y apoyan programas, proyectos e iniciativas bajo el modelo cooperativista y la Ley No. 122 que regula las organizaciones sin fines de lucro.
No obstante, la Economía Social es uno de los tres Polos de la dinámica socioeconómica que interactúan simultáneamente y que ninguno se superpone al otro, pero que se oponen y se atraen mutualmente.
En tal sentido, los restantes dos Polos representados por el Estado-Gobierno y el Mercado, se fortalecen y se consolidan con los recursos económicos, la fuerza y el dinamismo emergente que resultan de las actividades productivas, comerciales, sociales y comunitarias fomentadas y apoyadas por el sub-sector Economía Social.
En ese contexto se sabe que, las instituciones y organizaciones que fomentan y apoyan programas y proyectos de Economía Social, están promoviendo y sustentando una revolución socioeconómica silenciosa que denuncia la forma y la manera cómo se ha hecho y están “haciendo negocios” las instituciones financieras tradiciones lucrativas creadas y gestionadas por el gran capital.
Como se sabe, las instituciones que fomentan y apoyan programas, proyectos e iniciativas de Economía Social, no tienen accionistas ni dueños capitalistas, sino que sus promotores y gestores son personas visionarias, solidarias, eficientes y transparentes que, con su accionar, prestigian a este estratégico y poderoso sub-sector.
Tal y como hemos visto hasta ahora, el sub-sector Economía Social es cada vez más atractivo para la clase media, los profesionales y las personas que procuran un mejor porvenir para todos/as. En ese contexto, sus estrategias de negocios tienen un futuro extraordinario en nuestro país, siempre y cuando sus gestores y actores claves no se dejen cooptar, dominar y confundir por la dinámica económica que promueve y sustenta el gran capital.
En tal sentido, quienes han sido discriminados por el gran capital, hoy disponen de una herramienta poderosísima para ahorrar, hacer negocios honestos y solidarios, capitalizarse y crecer con perspectivas extraordinarias de sostenibilidad, teniendo como aliadas a las instituciones y organizaciones que integran el sub-sector Economía Social (las cooperativas y los grupos cooperativistas).
Apostar y confiar en el crecimiento sostenible del sub-sector Economía Social, es el gran desafío que tiene la clase media, los profesionales y los sectores pobres y marginados de nuestro país, ya que existen suficientes indicios que, ni el Mercado ni los Gobiernos por si solos, están en capacidad de responder a los desafíos del flagelo de la pobreza y la exclusión que afecta las dos terceras partes de los habitantes del Planeta Tierra.
Teorizar y contextualizar sobre los nuevos paradigmas y/o retos que tiene el sub-sector Economía Social, es oportuno y estratégico al inicio del año 2023. En tal sentido, conviene además, fortalecer y parametrizar los controles administrativos y financieros para blindar los negocios estratégicos que está fomentando y apoyando dicho sub-sector.
Le corresponde al Instituto Dominicano de Desarrollo Cooperativo (IDECOOP), trabajar más de cerca y estratégicamente, para guiar y acompañar a las cooperativas bien establecidas y, al mismo tiempo, apoyar a las instituciones y grupos cooperativistas incipientes. Como se sabe, la inversión en fomentar y establecer nuevas cooperativas, dinamiza y diversifica el sub-sector Economía Social.
Dado el potencial del sub-sector de Economía Social en nuestro país, el Estado y el Gobierno dominicano deberían crear un “Fondo Semilla” para el fomentar y establecer nuevas cooperativas en áreas estratégicas, tales como: (1) La producción y comercialización de huevos, pollos y cerdos; (2) fomento y producción del ganado ovino-caprinos; (3) establecimiento de granjas para la cría y comercialización de conejos.
Además, (4) las compras, transporte y comercialización de productos agrícolas; (5) la construcción y comercialización de maquinarias agrícolas; y, (6) la producción de rubros agropecuarios y su comercialización en las escuelas, liceos y politécnicos de la Tanda Extendida, entre otras iniciativas más.
“Las cooperativas son un instrumento eficaz para luchar contra la pobreza y la exclusión social”. Ariel Guarco.