La Dramaturgia fría o Dramaturgia apolínica y la Dramaturgia caliente o Dramaturgia dionisíaca surgen de una cultura de los signos del alto y el bajo Mediterráneo, de culturas milenarias, antiguas, modernas y tardo-modernas, pero también de dramaturgias espectaculares del Caribe y Latinoamérica, donde la misma noción de teatro ha ido cambiando desde la mirada y el cuerpo del actor, las ideas del director o el llamado “jefe de la tribu”, creadora y libertaria que organiza el texto espectacular mediante una suma de actos, visiones, líneas accionales de fuerzas, bioformas y psicoformas amparadas en un universo de creación escrita o escénica. Toda esta dimensión participa de lo que se afirma como fiesta social y comunitaria en la Grecia Antigua y en la Roma de los orígenes. (Ver, para una visión más alta de la tradición, Jürg Rüpke: Panteón. Una nueva historia de la religión romana, Eds. Akal, Madrid, 2021).
La Comediografía moderna y la Dramatología tardo-moderna conforman clasificaciones, estados de relación, modos de leer, tipologías de personajes, modos de ser en la escena, fuerzas intencionales que construyen las acciones teatrales en base a textos leídos y escritos.
En tal sentido, el acto psicológico de leer textos dramáticos, implica siempre una adaptación dramatúrgica, actoral, escénica, vocal, proyectiva, bio-psíquica y bio-accional, siguiendo la travesía trazada por Vsévolod Meyerhold en sus Escritos Teóricos (I y II), donde se le dedica varios capítulos al método denominado por él Biomecánica, a partir de 1922, para potencializar un método dinámico y bioenergético de la actuación.
El biomecanismo expresivo de Meyerhold, llamado “Método biomecánico” o “La Biomecánica”, se hace posible entre el texto dramatúrgico, el entrenamiento escénico, la concepción actoral en la intención corpo-vocal y la visión del espacio sensible abierto futurista. Lo que implica y a la vez facilita la tensión entre “dramaturgia fría” y “dramaturgia caliente”.
La historia de los entrenamientos teatrales a nivel vocacional, elemental y superior nace sistematizada en la modernidad de los siglos XIX y XX, con los aportes de maestros dramaturgos, maestros directores, maestros actores, maestros escenógrafos y maestros entrenadores del trabajo actoral. Vajtangov, Meyerhold, Brecht, Grotowski, Barba, Buenaventura, Boal, Dario Fo, Santiago García y muchos otros directores y entrenadores sugieren modos de relación en cuanto a técnica de actuación y de dirección teatral.
En el caso de la dramaturgia del movimiento, la suma de entrenamientos biopsíquicos se lleva a cabo mediante la búsqueda misma de instrumentos expresivos, intercontactos actorales, productividades escénicas, reflexiones dirigidas en el espacio-tiempo de las relaciones entre cuerpo, habla, intencionalidad, punto de partida y punto de llegada, reserva y dinamismo energético, en un enmarque de creación e imaginario estetizado por el intercambio actoral.
Algunos ejemplos de puestas en escenas, adaptaciones dramatúrgicas y juegos actorales los podemos encontrar en fuentes dramatúrgicas trágicas; (Esquilo, Sófocles, Shakespeare, Marlowe, Goethe, Lessing); fuentes comediográficas (Aristófanes, Plauto, Terencio, Shakespeare, Moliére); fuentes dramatúrgico-filosóficas (Diderot, Voltaire, Leopardi, Artaud y otras).
En efecto, la dramaturgia del movimiento que acoge la “dramaturgia fría” y la “dramaturgia caliente”, se expresa de forma práctica y legible en los espectáculos de Brecht, Stanislavski, Artaud, Giorgio, Strehler, el Agitprop o teatro de agitación y propaganda de E. Piscator, Dario Fo, Pasolini, Fellini, Grotowski, Eugenio Barba y el teatro chamánico sudamericano, la liturgia afroamericana, indigenista y mestiza y el Teatro Negro de Praga, entre otros.
En el contexto de la dramaturgia del movimiento surgen movilidades técnicas y estéticas. La condición de producción espectacular conforma y orienta la base actoral del espectáculo frío y caliente, toda vez que el concepto de ilusión, verdad, representación, traducción y tradición se reconoce en el movimiento del cuerpo, la voz y la palabra dicha, estetizada mediante el contacto “en situación”. La gestualidad y vocalidad son sistemas enunciativos y expresivos del teatro y la performance que cobran valor en la teatralidad.