La ansiedad generada por la invasión de Ucrania hace pasar por alto la decisión adoptada por la ONU para recabar recursos que servirán para la reconstrucción del sur de Haití. Hace 6 meses, el 14 de agosto un terremoto de magnitud 7.2 devastó el Sur de Haití causando más de 2,200 fallecimientos y unas 2,500 personas heridas. La tragedia afectó a más de 800,000 sobrevivientes de esa zona.
De inmediato hubo solidaridad con Haití y luego se hicieron llamados para que organizaciones multilaterales y grandes potencias apoyaran sin retraso la reconstrucción, para prevenir una explosión social, dentro del ambiente de inseguridad de esa vecina nación. Hasta la ayuda internacional no podía ser distribuida a los damnificados porque las bandas impedían desembarcar los alimentos y bloqueaban carreteras impidiendo el acceso a las zonas más afectadas.
El 16 de febrero se celebró, con el apoyo de la ONU, el “Evento Internacional para el Financiamiento de la Reconstrucción de la Península Sur de Haití”, “Para buscar fondos para su marco de reconstrucción y recuperación y plan de acción para abordar las necesidades pendientes”. En esa Conferencia participaron la Subsecretaria General de la ONU, Amina Mohammed y el Primer Ministro de Haití Ariel Henry. Se estimó que el costo estimado de la reconstrucción y recuperación asciende a 2,000 millones de dólares.
El Grupo Asesor ad hoc sobre Haití de la Alianza ECOSOC del Consejo Económico y Social de la ONU, formado por múltiples países, incluyendo el nuestro, hizo un llamado a las Naciones Unidas, los estados miembros, donantes privados, instituciones financieras internacionales y todos los otros interesados a que participaran en esa Conferencia para apoyar a Haití, tomando en cuenta las experiencias del terremoto del 2010. El más reciente, complicó la ya de por sí grave situación humanitaria de Haití en que 4.9 millones de personas, el 43% de la población, necesita asistencia de emergencia este año.
Muchos de los recursos los administrará el Fondo Fiduciario de Asociados Múltiples (Multi-Partners Trust Fund) que es una rama de la ONU que garantizaría que la ayuda llegue a quienes realmente la necesitan. Del total de 2,000 millones de dólares se recabaron 600 millones antes y durante el día de la Conferencia.
Se enfatiza que las prioridades consisten en infraestructura, salud, educación y seguridad alimentaria. Más de 1,000 millones se dedicarán a reconstruir, reparar y reforzar 137,585 casas. A salud y educación se dedicarán 400 millones y otros 40 a salubridad. La rehabilitación, construcción y mejoría de infraestructura de transporte requiere 142 millones de dólares y la seguridad alimentaria 55 millones. El 12 de enero al cumplirse 12 años del primer terremoto del 2010 el vocero del secretario Guterres recordó que en ese siniestro perdieron la vida 102 colegas de la ONU en Haití y que ni en aquella ocasión ni ahora, Haití sería abandonado a su suerte.
La Subsecretaria General de la ONU señaló que el fuerte apoyo económico recibido en la Conferencia “Demuestra que la comunidad internacional está comprometida en un nuevo enfoque para trabajar con el gobierno y el pueblo de Haití”. La Representante Especial de Haití en la ONU enfatizó que “Ahora no es el tiempo en que Haití salga de la Agenda” de la ONU.
Con antelación la ONU hizo un llamado para recabar 8,000 millones de dólares para Afganistán.