El presidente Luis Abinader afirmó que su gobierno está trabajando hacia la meta de convertir a la República Dominicana en un país plenamente desarrollado de cara al 2036, duplicando el producto interno bruto (PIB), durante los próximos 12 años. Una interesante visión de futuro de un presidente que acaba de reiterar que este será su último mandato presidencial.
Para alcanzar esta meta en solo tres cuatrienios la economía tendría que crecer a un promedio del 6.2% anual. En realidad es posible, porque la economía dominicana ha tenido uno de los más altos crecimientos de la región durante más de tres décadas. Pero el panorama internacional no resulta el más propicio, por lo que lo más probable es que se tome unos dos o tres años más, lo cual no invalida la importancia de su planteamiento.
El presidente Abinader pronosticó un alto grado de inversión que convertirá a nuestra economía en la más próspera de Latinoamérica, creando 1.7 millones de nuevos empleos, triplicando el salario promedio, eliminando la pobreza extrema, y extendiendo en seis años la expectativa de vida. Dado que estas metas son posibles en 12 o 16 años, vale la pena concentrar la atención sobre el rol de la seguridad social durante este proceso.
La creación de 1,7 millones de empleos y la triplicación del salario medio sería una bendición para el Seguro Familiar de Salud. Esos permitirían incorporar al PBS la mayoría de los servicios demandados por los afiliados, siempre que se apliquen las reformas previstas en la Ley 87-01 y que se eliminen las distorsiones en la asignación de los recursos y en la contratación del personal.
Para mejorar la salud y extender los años de vida, es necesario transformar a los hospitales públicos en centros autónomos y eficientes, con servicios continuos y de calidad. El reto ineludible del Estado es elevar los servicios hospitalarios para equilibrar la balanza entre lo público y lo privado, y reducir el gasto familiar de bolsillo.
No estamos hablando de estatizar la seguridad social, como sueñan algunos, para multiplicar la politiquería, el clientelismo y el burocratismo. Necesitamos mejorar los servicios públicos para reducir la privatización y el afán desmedido de lucho, aplicando las reformas consignadas en la Ley de Seguridad Social.
El otro tema trascendente es el aumento de 6 años de la esperanza de vida. Una meta menos realizable, ya que la tendencia mundial acusa un aumento entre dos y tres años de vida por cada década. No obstante, sean seis o cuatro años, de todas formas sería un gran avance para el país.
Y en este tema, al gobierno actual también le corresponde una gran responsabilidad. Para garantizar pensiones dignas y sostenibles para todos es necesario elevar las cotizaciones, en especial, tomando en cuenta el costo adicional que implica un aumento tan importante de la longevidad.
Estamos hablando de dos grandes retos de un Estado de derecho responsable en medio de una impostergable reforma fiscal. Y que bueno que el presidente Abinader haya puesto el tema sobre el tapete, porque de seguro que su equipo coincide en la urgencia de ambas reformas, sobre todo si se plantea eliminar la pobreza extrema antes del 2036.
La Fundación Seguridad Social Para Todos (FSSPT) acoge las metas del presidente Abinader. Los dominicanos podemos. Y porque para lograrlas en tres cuatrienios es necesario iniciar las reformas estructurales del sector salud y elevar los aportes para garantizar pensiones dignas y sostenibles para todos.