Los grandes poetas se conocen más por su mundo escritural, que por la biografía de su vida. La importancia de un escritor, si de literatura se trata, viene más por su producción artística y calidad estética de su obra, que por el volumen de sus publicaciones o la larga historia de su biografía personal. Aunque nadie puede negar los aportes que hace un escritor a la sociedad de su tiempo. Sí, y en eso estamos de acuerdo, el escritor es un sujeto social que asume o no compromiso con los seres humanos de su pueblo y el mundo, durante su existencia en la vida.

Trataré de comentar, en esta ocasión, dos libros de los autores mencionados en el título y que dan nombre a mi artículo de esta semana. Lo haré en el mismo orden en que aparecen ambos escritores en la titulación. Trataré de abordar, con la brevedad debida, cada texto y lo haremos partiendo del valor socioliterario y estético de ambos textos.

Música solar, libro de la autoría de Alfonso Chase, es una antología poética que recoge poemas importantes del año 1966 al 2016. Este texto es publicado por Valparaíso Ediciones y es su primera edición del año 2017. Este es un poemario mediano de unos 54 poemas, de versos totalmente libres y poseen un alto valor estético. Sus poemas tienen una tendencia más al intimismo, sentimientos y emociones personales y cotidianas, aunque aparecen algunos poemas que tocan lo social. Citamos un bello poema que es un claro ejemplo de lo expresado.

Elegía I

Cuando dos que se han amado se separan

-para siempre-

algo se quiebra en el orden interno

de la noche.

Una mano llama al guante ya perdido

y un hálito

se posa tibiamente en la heredad

del árbol.

Cuando dos se dicen adiós ante el espejo

-sin tocarse-

apoyando los dedos en las sombras

la forma detiene al tiempo,

y en el agua

la luz adquiere imagen de ventana.

Puede ser que esa luz

en forma deslumbrante se haga ancha

como el mundo

y un pájaro multicolor caiga desplomado,

herido por la sed

que media en el instante

de esos dos que alguna vez se amaron para siempre.

Cuando dos que se aman todavía

-se separan-

algo los cubre suavemente

y un lenguaje tácito se nace

en el sitio en que esos dos dejaron

la recíproca tortura de olvidarse.

Algo envejece para siempre en el aire.

Posiblemente se suicide un ángel de tristeza

al mirar cuando esos dos desaparecen

-separados por pasos y por besos-

inventando historias y cantando,

mojados y oscuros de una lluvia

que refleja el rumor de sus palabras.

Cuando dos que se amaron se separan,

el verano sube sobre las alas de la noche

y una hoja, sobre el azul del cielo,

abre los ojos y oculta su estupor

con un conjuro.

Cuando dos que se aman se separan

-sin rencores o espadas-

un fantasma encantado cobra vida

y se inclina a recoger

a esos dos labios,

desnudos para siempre de lenguajes. (Pág. 45)

Alfonso Chase es poeta, novelista, historiador literario y profesor de la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha ocupado diferentes y altas posiciones en el área de la cultura y ha sido, además, ministro de cultura de Costa Rica. Ha ocupado variadas posiciones en diferentes instituciones de su país.

Entre varias notas que aparecen en este libro, recogemos la siguiente, con respecto al autor: "La importancia del costarricense Alfonso Chase no se limita a su obra. Ha sido uno de los grandes divulgadores de la poesía de su país, labor que alternó durante 38 años junto a la de profesor de la Universidad Nacional de Costa Rica. Este libro es un homenaje a la obra de un autor que ha sabido rescatar las voces de sus ancestros y ha marcado un norte para las futuras generaciones".

Nosotros los hombres, libro del poeta Jorge Debravo, es también un texto breve y podemos definirlo como de poesía social. Jorge Delio Brenes nació en el seno de una familia de campesinos pobres de Costa Rica. Murió a los 29 años cuando iniciaba apenas el camino literario. Pese a su breve existencia, este joven es un gran poeta y figura emblemática de la literatura costarricense. Su poesía logra un gran valor estético y constituye un canto a la solidaridad humana.

En el recorrido por todos sus poemas, encontramos un sujeto de la narración que asume el compromiso con el prójimo y alza su voz contra

la injusticia social, pero manteniendo el valor literario de los textos. Podemos ilustrar con una simple lectura del sentido social del poema titulado Este sitio de angustia.

Citamos:

"Uno quisiera siempre tener su mano amiga,

su buen pan compañero, su dulce café,

su amigo inseparable para cada momento.

Quisiera no encontrar un solo fruto amargo,

una casa sangrando, un niño abandonado,

un anciano caído debajo del fracaso". (Pág.23).

América Latina es un espacio de grandes poetas -y ahí están sus nombres y sus versos- y Costa Rica refleja esa verdad con inmensa claridad. Me permito citar un gran poema de esta importante obra de un joven poeta que se marchó cuando apenas vio despuntar con su mirada el alba una mañana y se marchó sin cumplir sus treinta años. Quiero cerrar este trabajo con el poema "Fotografía en rojo vivo", el cual describe magistralmente la miseria y el abandono de los seres humanos de nuestro continente.

Citamos:

"Tenías muchas tristezas en tu casa,

muchas cuevas de hambre en tu vestido,

la miseria ladraba en los umbrales,

noche tras noche, como un perro herido.

Tenías siete hijos en la estera

y un frío por única frazada,

dolor para la cena y el almuerzo

y un trozo de lamento por almohada.

Pediste un trozo más de amor, pediste

un trozo más de pan y de caricia;

te cansaste de estar oliendo a triste,

a fracaso perenne y a injusticia.

Quisieras tener un lecho, almuerzo diario,

una alegría pequeña en medio mundo;

pero te dieron odio, te llamaron

ladrón y "mal patriota" y vagabundo

y te arrojaron a la calle con

tu carga de miseria y mala suerte

y se rieron de verte masticando,

como un trozo de pan, tu propia muerte". (Pág. 89).