En Taxco, del Estado de Guerrero, México la infancia del mundo no termina.
El cuento de La Tierra tiene en sus plateros a miles de trovadores. Algunos te ofrecen el calor argentado del planeta para llevarlo en tu cuello, dedos o manos, a la manera tradicional. Otros han tornado el blanco óptico más alto disponible, en nuevos tratamientos de la abundancia que brota de sus cavernas.
En una visita reciente al pueblo mágico buscaba un recuerdo plateado. Uno donde resonara el episodio humano del cuento cósmico de origen taxqueño.
Fui al matrimonio de mi amiga Daniela Castelao Gutiérrez. No la podría describir solo como una abogada corporativa con la que cursé estudios de posgrado. Con Dani transité por un México en el que nos convertíamos en catrinas en noviembre, hacíamos las posadas decembrinas, comíamos tamales de la Candelaria en enero, y cualquier fin de semana era bueno para descubrir lugares escondidos en un pasado estático. Ella campea la mexicanidad en todo su ser.
Dani es un duende que no sabía explicarme. Ser especie de niña mágica la hizo poder casi sola con la Ciudad de México. No exagera la prensa internacional cuando estima a la capital mexicana como un lugar hostil para el verdadero chilango, que no es el que nace en el capital sino el foráneo que se instala en ella. Poco importa si se llega desde Santo Domingo, Michoacán, Colombia o Oaxaca; los primeros días, meses y semanas en una ciudad interminable e impredecible ha hecho devolverse a más de uno.
Vi cómo Ciudad de México les torció el brazo a paulistas y puso a llorar de nostalgia a caleños que extrañaban su clima de puertas abiertas. La capital mexicana es cautivadora para el visitante ocasional. No alcanza una estadía para abarcar sus encantos. Al foráneo asentado en sus colonias, por el contrario, lo somete a duras pruebas de categorías diversas: burocracia, seguridad, movilidad y soledad.
Hace cuatro años, un acto delictivo alcanzó a Daniela. Fue una alerta sobre los peligros al acecho para personas como ella, su hermano y otros como nosotros acerca de la incertidumbre en Ciudad de México. Simulando un interés de compra por su vehículo unos ladrones pusieron su vida peligro.
Luego del susto y el lamento por la pérdida material del coche, ese día su antiguo compañero de primaria y preparatoria, Paco Tavira, a quien Dani tenía años sin ver, fue a su auxilio. Las historias de mi amiga duende, incluso un atraco a mano armada, tienen finales inesperados. Este fin de semana fui a la boda de Paco y Dani. El acto de violencia dio origen a su romance.
Levantada sobre las que fueron sus profundas minas de plata, Taxco, pueblo natal de los contrayentes en matrimonio, transporta al visitante al tiempo de su protagonismo financiero durante la Era Colonial, cuando suplía monedas que circularon en distintos territorios de ultramar, entre ellos, Santo Domingo. Al caer la noche, su templo barroco, la Parroquia de Santa Prisca y San Sebastián, pende de la oscuridad como un cocuyo gigante bailando la música que sale de las azoteas. Una fiesta en Taxco es del pueblo completo, aunque no asistan. Los sonidos reverberan por las ventanas de las recámaras y las personas en las que entramos en contacto en la tienda, la estética o el hostal sabían de antemano que la música que escucharían sería la de la conocida pareja.
Desde la azotea frente al zócalo o parque central de Taxco, la celebración tuvo el encanto de la intimidad a la que obliga la contingencia sanitaria. Las fiestas familiares mexicanas son parecidas a las dominicanas, excepto por algunos rituales especiales y su larga duración. Son de dos y hasta tres días de celebración.
Antes pensaba que los caribeños éramos los latinoamericanos más bailadores de la región. No es así, en la pista el mexicano demuestra su condición continental. La parranda es amplia en tierra firme. En las fiestas mexicanas se ofrece el banquete primero con balada pop de fondo. Me comí sin saber unos deliciosos jumiles un insecto crocante mientras veía los novios bailar con sus padres a Enmanuel y Luis Miguel.
Luego, el mezcal y el tequila abren la pista con música banda sinaloense y de la popular agrupación los Ángeles Azules, los Rolling Stones de la cumbia. Siguen el reguetón, la salsa, el merengue, que los taxqueños bailan como es; cuando se acerca la medianoche, las rancheras y los ritmos norteños permiten a tías y abuelos dar un ejemplo de sentido del ritmo. Y finalmente, los amigos de los novios pierden la cabeza con las canciones de sus días en la prepa. Mis amigos Helen, Jorge, Omar, Tony y Pamela, hoy padres de familia, parecían que iban a tocar el techo bailando las letras de amor adolescente de OV7 y Timbiriche, música de culto para ellos.
El siguiente ritual es emotivo, y me lleva cada vez al corazón de la familia mexicana defendiendo su derecho a la paz y la alegría. Cada miembro de la familia, y los mejores amigos de la pareja, dedican palabras especiales para los novios. Esta parte ceremoniosa que acompaña al postre, para que la gente se siente un rato, forma parte también de las fiestas de quince años y los bautizos. Cada pariente se compromete con el bienestar de la pareja, niño y jovencita. La música espera el sol y a las dos de la mañana se sirven chilaquiles para el aguante. Los dos dominicanos resistimos lo más que pudimos, y mientras caminábamos de regreso al hostal escuchábamos los ecos de la fiesta.
Al día siguiente, la familia invita a una comida con los novios. Luego de ese almuerzo, Dani nos invitó a su casa. Allí su padre nos contó cuando llevaba a su hijos y primas por ríos subterráneos de kilómetros de distancia o lanzaba a las niñas, cuando todavía eran tan chiquitas y cabían en cajas de refrescos plásticas por los adoquines empinados.
El padre de mi amiga, Daniel Castelao, doctor en Medicina retirado relata con alegría de boy scout su experiencia cuando descendió por los antiguos elevadores que conducen a las minas coloniales debajo de la cuidad. En sus años de médico legista dio apoyo a víctimas en el caso Atenco sobre mujeres víctimas de tortura sexual.
La tía Alma Rosa asumió el tour de la vivienda antigua. Junto a la entrada tiene una tarja que la denomina La Jaula, pues la morada sirvió para guardar armas y minerales durante la Revolución Mexicana (1910-1917). A inicios del siglo pasado fue adquirida por los bisabuelos de Dani. La tía primero nos entretuvo con los datos simpáticos de la residencia, que asegura también fue morada de Juan Ruiz de Alarcón (1581-1639). Nos mostró la antigua caballeriza hoy convertida en pizzería, y la foto de su hermana Jerri, madre de la novia, cuando fue la reina platera modelando los diseños premiados de 1975, con una abundante cabellera azabache como la de sus hijas y una corona de princesa azteca tallada en plata.
Luego, con sentido de autoridad, Alma Rosa nos reclamó quedarnos un día para conocer el museo de la resistencia indígena, así como las grutas donde la Unam envía médicos que hacen operativos médicos para numerosas familias. La tía que se autodefine cívica no comprendía que fuéramos a Taxco solo al matrimonio y a comprar plata, pero había que partir.
Frente a la foto del tío Memo, durante el paseo guiado de Alma Rosa, Dani y su papá por la casona, hubo solemnidad y respeto. El ingeniero químico descubrió cómo llevar la plata a un formato líquido para la artesanía. Su descubrimiento motivó una visita de la CIA hasta Taxco. Querían la fórmula del tío Memo para hacer misiles. Sin embargo, el entonces residente de La Jaula, y venerado hermano de la relatora, se negó a entregar su fórmula para esos fines. Perdió la vida hace poco, luego de que su salud se viera afectada por los gases del taller de platería.
La tía Alma Rosa es parte de un movimiento ciudadano que se encarga de buscar los fondos internacionales para preservar el templo barroco de los daños sísmicos. Hizo especial énfasis en que debemos volver a Taxco, para conocer Judiantla, pueblo vecino y el primer asentamiento de judíos expulsados de España en América, así como la procesión que organizan los pueblos originarios desde Alaska hasta Chile, para conmemorar la muerte de Cuauhtémoc en las inmediaciones del pueblo. Los de Centroamérica hacen la procesión a pie danzando. Dice Alma Rosa que hace unos años Israel quería comprar Judiantla, pero que el cantante Joan Sebastián, oriundo de ese pueblo, lo impidió.
Al día siguiente, camino a Ciudad de México, el wifi gratuito México internet para todos me reabrió las redes sociales desde la carretera. Lourdes Maldonado, tercera periodista finada en 2022 en México, había sido asesinada en Tijuana la madrugada de la noche de la boda. Al arribo a Santo Domingo, una cobertura noticiosa mostraba el sepelio en Baní de los jóvenes dominicanos fallecidos trágicamente en Chiapas, en su intento de migrar a los Estados Unidos. Ayer, la prensa publica el índice mundial de percepción de corrupción 2022. México y República Dominicana con la calificación de 31/100 y 30/100, respectivamente.
De la boda de mi querida amiga traje una cadenita de plata con un pequeño sonajero en forma de corazón alado para recordarla. Ningún pueblo merece ser comprendido desde sus eventos de trágica violencia, la estadística seca o como mera atracción turística.
Es preciso aprender a escuchar dónde nacen los ecos.