Se ha hecho una creencia generalizada y un estigma social de descredito de las muchachas señoritas del sitio, de que Petán Trujillo las poseía sexualmente desde que llegó al pueblo, -Sería 1936-, de ahí que se arraigara la mala fama de que las jovencitas cuando se casaban ya no eran señoritas porque Petan las había pichados a todas. En otras palabras, las había pasado por las armas, como se ha dicho también. Todo lo cual, generó la expectativa de que toda mozuela-niña-, que se casaba, desde días antes de la boda, y al ida siguiente, reinaba la comidilla de que Petan se la guardó desflorada. 

Y de ahí, que el pudor de las doncellas jóvenes de este fatídico Petanismo entronizado en Bonao por un trayecto histórico de algunos 25 años de crujía, control y avasallamiento social de la aldea que para ese tiempo de algunos 2,129 habitantes y algunas siete calles o callejones empedrados-, cuya masa social estaban asentados, mayormente, en el área rural-,. En esa dinámica de socialización las chicas quedaron etiquetadas de que pertenecían al harén del psicópata sexual, General José Arismendi Trujillo Molina, Petán Trujillo, y que, en verdad, según los bártulos y los corrillos aldeanos, a este monstruo y pedófilo, lo embrujaba desvirgar las virginidades de niñas, aun sin saber lo que era la luna como expresión natural del periodo menstrual. 

Hasta aquí todo podría ser pura conjetura. Sin embargo, al tener la oportunidad de socializar familiarmente con Doña Gladys Coste Inoa, en su sana narrativa, a modo de explicar que ella no fue de Petán, aunque si lo tuvo al ser, y la llegaron a etiquetar con tanta vehemencia, que le decían ¨la niña de Petán¨. Y a seguida explica que; cuando tenía algunos once o doce años, sería en el año 1952 o 1953, pasaba todos los días por la casa Doña Julia, o sea, la que era la vivienda de  ¨familia¨ del general, misma ubicada en la calle 16 de agosto esquina Sanchez bajo la custodia frontal del sargento Campusano. Resulta que al pasar los días a la niña de esta crónica le ubican su vivienda, sería en la especie de calle denominada 12 de Julio. Vía por la cual las mauras Petanista-calieses y adulones del jefe-, la ubican y le informan al maniático Petán donde estaba la piojita, como él le puso desde que la avistó desde su mecedora tipo trono que acostumbraba seleccionar a leguas las pichoncitas que quería fueran para él.

Cuenta la niña Gladys, ya toda una señora de unos 86 años de edad, pero que arrastró toda su vida que fue de Petán, que un día cualquiera estando ella barriendo el frente de su casita de yagua y piso de suelo-condición paupérrimo- se desmonta Petán y la aborda. Y le pregunta por su madre, a lo que atina decir, la niña, ella está en la cocina. Raudo y veloz como una águila de rapiña,-le dice a la señora, llamada doña negra, ¨que él quiere terminar de criar a esa piojita¨, a lo que ella le contesta que era una niña que iba a la escuela y era una bebecita. A lo cual Petán le riposta-que ella estaría cuidada como una hija en su casa hacienda Caracol con una doña que él tenía para cuidarle las niñas que adoptaba-pero mentira era una meretriz que hacia la función de mujer oculta de Petan que le servía a su vez, de custodia y marpiola de niñas del jefe. En otra palabra, una proxeneta que en su definición refiere persona que induce a otra a ejercer la prostitución y se beneficia de alguna forma por los servicios prestados. (Definición adaptada por quien escribe).

Al día siguiente, Petán envía a la proxeneta vestía de doñota a donde la madre de la niña Gladys, a la señora María Luisa Aquino, repito, que Petán la tenía viviendo-haciendo su trabajo-, en una casita detrás de la hacienda Caracol-ubicada en las inmediaciones de lo que es hoy la urbanización de los maestros, actualmente llamada calle La Reforma. Esta doñota, vestida de gala, le dice a doña prieta-madre de la niña-, doñita, yo vine a buscar la piojita como le dice el jefe, que yo me voy a encargar de su cuido. Y dicho y hecho, se llevaron la niña-por cierto, a su edad, con un cuerpecito bien contornado-, y así empezó Petan a echarle maíz a su próxima víctima del estupro. Y una vez en su jaula, ordena que le compren ropas, juguetes y la bañen bien, etc., se le designa un chofer exclusivo para que le llevara y la buscaran todos los días a la escuela Luisa Erciná Chevalier-abuela materna de Petán y de ascendencia haitiana. La vida sigue su curso y la niña atendida por la proxeneta, la cual a su vez era acompañada en su misión de otra mujer llamada Felicia-según narra la fuente-, Y como dice el cuento, pasan los días y vienen de nuevo, pero Petán que sabía su plan ya que a la edad de 12 años las muchachas se ¨desarrollaban¨, ya le preguntaba a la niña,-¡Te llegó la luna ya!, -la niña no sabía de qué le hablaba y decía, yo no sé de qué me habla-, pero la tal Luisa, contestaba, no ombe jefe, esta piojita suya es una revejía y no declara nada- ¡Pues coño me avisa que desde que  le dé…que estoy desesperaó por…(M) 

Pasaron unos días, y la María Luisa y Felicia, según la cronista, parece que cogieron celos y tramaron una trifulca con la niña-repito de 11 a 12 años-, y sin mediar palabra, le propinaron una bofetada que le dobló la cara. A lo que la piojita, reacciona y le vuela encima a la tal Luisa y le arranca el vestido de arriba… y a la otra le aruña-variante de araña-, la cara…, pero no todo pasó ahí, cuando llega Petán ya de noche, le pregunta, ya le dio la luna a la piojita…, no ombe jefe esa muchachita es el diablo, mire lo que nos hizo, nos voló encima y mire como me devoró el vestido mírele la cara a Felicia. ¡Esa muchacha es buena que usted salga de ella!!Mire que lo digo hoy, es una avispa! A tal situación, Petán ordenó que la llevaran a su casa, que como quiera él la iba a seguir manteniendo hasta que le llegue, según sus palabras, la luna. Y así fue, el pedófilo de Petán, visitaba casi diario la casita de la madre de la niña y desde que la veía le preguntaba lo mismo. Y ella hacia silencio, y la madre que la oye, le dijo pero jefe, esa es una bebé todavía…, y entonces, garantizando su presa le pasaba dinero a la madre…Y cuenta en su peregrinar, que en la escuela todos; profesores y alumnos, le decían, la niña mujer de Petán. Lo cual se fue regando de boca en boca y ya la niña sin aún haberle llegado la menstruación estaba etiquetada como una de las victimas del jarro picha´o. 

Pero sucede que la niña aún en su estado prácticamente no adolescente todavía, se casa bajo permiso de sus padres, con un novio a la carrera. Era un peligro quitarle una polluela de la que Petan estaba alimentando hasta que le llegara la luna- Pero sucede, que la comidilla del día siguiente, solo murmuraban, ¨se casó la niña de Petán y se la llevó un guanajo,-persona tonta (…)-,  que de seguro no encontró nada de nada. Y en efecto, las Gladys, que ya eran cientos, pero que no se atrevieron a contar su historia y que la crónica  las tiene como niñas del jarro picha´o. Pero eso no se detiene ahí. Petan siguió persiguiendo la niña aún, y la aborda un día, ¡¨mira, te casaste con un ratón de iglesia!-él le decía así a los hombre chiquitos-, solo a lo cual atinó la niña a decir, si jefe, perdí mi casa. Ella recrea que Petán le había asegurado un chalet como se le decía a las viviendas de alta categoría en Bonao. 

Todo lo cual, según la cronista dijo, si ombe, yo lamento que no le haya dejado una casa a mi mamá (…), como una forma de decir, que era una práctica consuetudinaria de que Petán le daba una casa a todas las doncellas que desfloraba bajo el estupro de violación de niñas menores consentidos por sus padres. En efecto, de la mejor manera que termino esta pequeña crónica es diciendo, que en esta vivencia de esa párvula, se esconde la realidad del daño moral que Petan le hizo a la imagen de las niñas y mujeres de Bonao, y que las que no se pudo tirar como es este caso de Gladys, las etiquetó prácticamente a todas como las del jarro picha´o, y más, este estigma, aun no llegando a ser consumado, hasta hoy es una estampa social que arrastra esta señora todavía viva, como mujer de la etapa más perversa del sitio y que se extrapoló a todas las muchachas de la época, por lo tanto, aun sin llegar a materializarse, por jugada del destino, Doña Gladys aun es la niña de Bonao que no se salvó del jarro picha´o. ¡Como quiera dicen, como quiera lo creen!