Recientemente falleció el doctor Rafael Máximo Arnaldo Espaillat Cabral, tras una vida llena de logros y de gran presencia académica y profesional. Desde esta columna enviamos un abrazo a sus hijos Arnaldo, Alejandro, Arlette y Arlina. Sobre don Arnaldo ya hemos escrito sobre su trayectoria como médico oftalmólogo, su capacidad y su visión para crear un instituto, el Instituto Espaillat Cabral, que hoy en día se desarrolla espléndidamente gracias a su hijo, el doctor Arnaldo Espaillat Matos.

Quisiera referirme a Don Arnaldo como un intelectual, escritor y científico. Presidente en dos ocasiones de la Academia de Ciencias de la Republica Dominicana, que lo llevó a representar al país como embajador en conclaves internacionales e incluso ser invitado por la NASA a Cabo Cañaveral. Hombre de sólida formación intelectual sus cátedras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo eran seguidas por sus alumnos con gran interés, y todavía hoy, esos profesionales recuerdan esas lecciones. Recuerdan su cultura y su exquisito dominio del lenguaje. En su instituto utilizaba la expresión ciencia, amor y arte para referirse a las características de la profesión médica y muy particularmente la oftalmología. En 1969 ofrecía en la prensa la información de que se estaba construyendo un edificio que, con forma de ojo, alojaría a esa clínica especializada. Sus amigos recordaban sus conversaciones en tertulias que se extendían por horas, tratando con profundidad diversos temas. Escuché a uno de sus amigos, el doctor Julio Castaños Espaillat, comentar aquellas conversaciones y la asombrosa capacidad de Don Arnaldo de conversar sobre diversos tópicos. Una mente ávida de conocimientos fecundada por largas horas de lectura y estudio.

Además de las cátedras en la universidad, Don Arnaldo creó la escuela de oftalmología del Instituto Espaillat Cabral, una residencia en la que se formaron varios oftalmólogos que han descollado en la oftalmología dominicana. Pero no se detuvo ahí Don Arnaldo, pues tras decidir retirarse del ejercicio profesional, a los 67 años presentó su primera obra que tituló: ¡La tumba vacía! Esa obra tuvo gran impacto y en 2010 e celebro un coloquio que contó con ponencias de los escritores Fari Rosario, Eduardo Gautreau y Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, quienes ponderaron esta primera novela del doctor Espaillat Cabral. Fari Rosario destacó la efectiva caracterización de los personajes que logra el autor de la citada novela. Dijo que este acierto se debe, en gran medida, a que el autor ha podido situar a los personajes que aparecen en la obra acorde con la percepción del mundo que los mismos poseen, así como al estrato social y ambiente epocal en el cual se desenvuelven. Por ejemplo, afirmó, el personaje más real de esta novela es José Antonio Salcedo, quien representa la serenidad y templanza de temperamento, propia de los líderes. En 2019 presentó la obra El secreto del monje, que mereció una reseña muy favorable en el periódico Hoy, de la que citamos: El secreto del monje, la segunda novela publicada del novelista Arnaldo Espaillat Cabral, provocará en quienes la lean el disfrute emocional que puede motivar una historia repleta de enredos e intrigas procedentes de hechos sociales, políticos y amorosos propios de la vida dominicana antes de la Independencia. Pero esta obra debe provocar también que los analistas de la literatura, como patólogos forenses, hurguen hasta qué punto se trata de hechos reales y en qué medida se emplea la ficción. Pronto verá la luz su tercera obra, un relato biográfico.

Recibió un importante reconocimiento de la Fundación Corripio y un Homenaje de la Academia Dominicana de la Lengua en la Feria del Libro 2024. Muchas facetas de un hombre extraordinario, patriota, valiente, de gran reciedumbre y sin lugar a duda un gran dominicano.nr