La semana pasada hablamos sobre el dolor psicológico en la niñez producto de la ausencia del padre por pérdida real o divorcio. En esta ocasión abordaremos el mismo tema en la etapa de la adolescencia.

Si hay una palabra que puede describir la etapa de la adolescencia, es fragilidad psicológica, aunque esta fragilidad se enmascara muy bien en la mayoría de ellos por la tendencia a creerse “que nada malo me va a pasar” o “eso no me pasará a mí”, un comportamiento que refleja cierta “grandiosidad” que se experimenta de forma normal en esta etapa.

Un padre presente en esta etapa, sin dudas tiende a afianzar, el proceso de asunción de los valores que se experimentaron en la niñez a través del entorno familiar.

Para los padres la adolescencia es una oportunidad de oro para poder enderezar y motivar a la originalidad y la aceptación de sus capacidades físicas e intelectuales, mejorar aspectos de la personalidad y aceptarse con sus virtudes y en actitud activa de mejorar sus defectos.

La presencia del padre puede estimular e influir en la vivencia de la afectividad del joven o la joven, contrarrestar las presiones de su grupo de iguales en temas fundamentales sensibles en esta etapa como, el consumo de drogas, las actitudes de socialización, manejo del estrés, moda, la vida de pareja, la vida sexual, ideales filosóficos y políticos entre muchos otros temas que necesitan acompañamiento y orientación.

Hay que destacar también que en esta etapa de la adolescencia producto de una modificación normal en la biología del individuo, se producen cambios hormonales relacionados con el crecimiento corporal, la madurez sexual, cambios a nivel neuronal que van activando las destrezas del pensamiento y el aumento de la capacidad cognoscitiva, entre otros cambios.

Los cambios hacen que esa transición se experimente como “una vivencia nueva”. Esa etapa vital entre niñez-adolescencia-adulto joven representa para muchos un cambio estresante, que dependiendo de la funcionalidad familiar, los indicios de una personalidad estable o no y aspectos neurobiológicos que influyen en el comportamiento, como en el caso del equilibrio en los neurotransmisores y química cerebral, se determina el bienestar psicológico del adolescente.

Es en esta etapa en cuando se diagnostican la mayoría de los desórdenes mentales o psicopatologías, las más comunes son algunos tipos de depresión, incluyendo la depresión mayor, los trastornos bipolares, trastornos psicóticos, adicciones, de la conducta alimentaria, trastornos relacionados con traumas entre otros.

Las razones de estas patologías son BIOPSICOSOCIALES y mayormente los factores biológicos son los más determinantes, los que complejizan el cuadro clínico y en estos casos se amerita de ayuda profesional a través de un equipo multidisciplinario de salud mental.

La vivencia sana de esta etapa supone para el adolescente una separación de los padres y la búsqueda de la autonomía parental y un acercamiento con mayor dependencia de sus iguales, la vivencia sana de la adolescencia supone la búsqueda de un espacio para reafirmarse socialmente.

Tener unos padres cercanos en esta etapa representa para los adolescentes, la seguridad de ir moldeando una personalidad estable, producto de una comunicación que implique confianza, apoyo y comprensión. El adolescente necesita comprensión, pero no la comprensión de sus iguales, sino la del padre para el hijo, cada quién desde su rol. Ese padre o madre que corrige, que pone límites que endereza, que sugiere desde el ejemplo. Es ese tipo de comunicación en donde se da la complicidad, una complicidad que no afecta la posición de cada uno. Este tipo de relación funcional entre Padres-Hijos representa una prevención para las conductas desadaptativas, ante los estresores de los cuales hemos hablado a los que se debe enfrentar el adolescente.

Finalmente quiero destacar que la cercanía del padre o la madre va más allá de la aproximación física de un hogar, un padre cercano puede estar lejos físicamente, pero cercano y conectado en comunicación con sus hijos, con sus necesidades, con sus emociones.