El triunfo del ultraderechista Javier Milei en las recién pasadas elecciones de Argentina, ha puesto en relieve entre otras cosas el tema de la dolarización de la economía de ese país.

Conviene entonces alguna opinión al respecto.

Dolarizar es poner el dólar como moneda de circulación nacional en el país que lo decida. Hacer que la moneda de los Estados Unidos de Norteamérica sea la de "curso legal", con las propiedades de reserva de valor, unidad de cuenta y medio de pago, que son las esenciales del dinero.

Si se hiciera en República Dominicana, y que hay que decir que no está planteado; sería quitar el peso y poner el dólar.

Como se ha dicho, el presidente recién electo de Argentina hizo la promesa en campaña electoral de dolarizar ese país y ya se ha elevado el valor en bolsa de algunas empresas públicas; e inversionistas extranjeros se frotan las manos a la espera de hacer buen negocio con la privatización de las mismas.

Otros países lo han hecho. Ecuador, El Salvador, en América Latina.

Y no han resuelto los problemas de sus pueblos. A las oligarquías y dueños de la economía si les ha convenido; pero a los pueblos, no. Es obvio. Por eso la han asumido las clases dominantes y sus gobiernos.

La idea parece sencilla, y hasta simpática para mucha gente que no conoce el trasfondo de esa medida.

El dólar es más fuerte que el peso, dicen algunos; que no ven siquiera el tema de la soberanía nacional que comporta esta cuestión. Porque el peso hace parte de la identidad nacional y si se le sustituye por el dólar hay una afección a la soberanía del país. Es un tema político relevante, no solo económico.

La política monetaria del país quedaría a cargo de la Reserva Federal Norteamericana. Las decisiones en el sentido que sea que pudiera adoptar esta institución repercutiría en nosotros los dominicanos independientemente de que las queramos, necesitemos, o no.

Los ajustes que necesite la economía dominicana en materia monetaria en busca de estabilización, o controlar la inflación, no podría hacerlo como suele hacerlo el Banco Central, porque es la Reserva Federal Norteamericana la que manejaria todo lo referido a la moneda.

Pero además, para asumir el dólar como moneda de curso legal, el país que lo decida tiene que disponer en la Reserva Federal Norteamericana de una cantidad de dólares que sirvan de respaldo a la cantidad de dólares que circulará en la economía nacional.

No se trata de poner la máquina a imprimir dólares por cuenta propia. Sino que esa cantidad que se quiere circular, tiene que tener un respaldo depositado en la Reserva Federal Norteamericana.

Para dolarizar la economia nacional, hay que tener dólares en esa Reserva.

La cantidad de pesos que las personas tengan a manos o en cuentas bancarias se convertirían en un monto nominal menor. Porque se cambiarían a la tasa vigente al momento de la decisión. Si se produjera ahora mismo, la persona que disponga de 54 millones de pesos, tendría un millón de dólares. A la tasa de 54 pesos por cada dólar.

Pero, si se ha de tener dólares en la Reserva Federal que sirvan de respaldo a los que circularán en la economía nacional, surge la pregunta de ¿Cómo conseguirá el país esos dólares?

¿Cómo consigue dólares el país?

Exportando bienes y servicios.
Atrayendo turistas
Hipotecando o vendiendo sus recursos naturales.
Con el endeudamiento externo.
Sin contar con el lavado que resulta del narco y otros negocios ilegales.

Pero resulta que las exportaciones y el turismo dominicanos tienen en los salarios bajos a los trabajadores uno de los elementos esenciales de la competitividad en el comercio internacional.

Es decir, que para seguir exportando u ofertando el país como destino turístico, tendría que mantener la restricción en los salarios como componente fundamental, e incluso restringirlos más.

La sobreexplotación a los trabajadores devendría como condición para sustentar la dolarización.

La inversión extranjera para explotar recursos naturales, como la minería, por ejemplo, sería también una fuente de captación de dólares, y se entiende fácil que esto equivaldría a dañar el medio ambiente, y entregar el patrimonio nacional al capital extranjero.

En la construcción de muchos proyectos turísticos fueron depredados manglares, corales marinos y otros recursos, que han sido vitales para la reproducción de peces, crustáceos, y de aves. Han sido dañados. Se impuso una economía de dumping ecológico y social, destruyendo sin costo económico alguno bienes de gran valor natural y social, para facilitar la inversión extranjera y proporcionarle a esta una alta rentabilidad.

Argentina tiene mayores recursos que la República Dominicana. Pero en general, la lógica para dolarizar su economía sería la misma: exportar a los precios más bajo posibles para poder competir a escala internacional, y esto quiere decir, restricción salarial y daño intensivo a sus recursos naturales.

Cabría agregar, además, que es desatinado asumir el dólar como moneda de curso legal en un momento histórico en que esa está en colapso y pierde hegemonía en las transacciones económicas internacionales. Los brics desarrollan como contrapeso y plantean un nuevo reordenamiento financiero internacional.

La dolarización es un mal rumbo.

Los países como el nuestro, deben proponerse producir; diversificar su producción nacional; desarrollar sus fuerzas productivas nacionales; desarrollar su mercado nacional; ampliar y diversificar el intercambio económico y comercial con otros países. Deben terminar las relaciones de dependencia, y salir de la práctica económica regida por la ley de las ventajas comparativas que han impuesto las potencias imperialistas desde hace décadas, según la cual, países dependientes deben especializarse en uno que otro renglón económico y exportarlo, producir azúcar en algún tiempo; desarrollar zonas francas y turismo, ahora; para importar todo lo demás que no se produce.

Una lógica en la que los países impedidos de desarrollo producen dólares para comprar de todo a los países desarrollados. Las favorecidas son las empresas extranjeras a las que se compra lo que importamos.