Luego de largas sesiones de rock, sonaba While You See a Chance de Steve Winwood y tenía yo que cambiar hacia algo más movido: samba. Lo que voy a decir quizá lleve a algunos a rasgarse las vestiduras: la música brasileña es de las más bellas del mundo. Te traslada a otro sitio. Es un viaje del que sales agradecido. Hablo de la historia de la humanidad.
Luego de horas, escuchaba a Pixote, una agrupación que se formó hace años. Alguien me indicará que debí comenzar con Fundo de Quintal, (O show tem que continuar, Nosso grito, Lucidez), otra agrupación que me traslada. Pensé que en otra vida yo había vivido en un apartamento carioca, con el carnaval afuera. Le envié por WhatsApp a alguien la canción de Eugenia León, la versión en español de La Chica de Ipanema que ha salido en su cidi Agua de beber: Bossa Nova and Boléros (2011).
Entre otras, cinco canciones emblemáticas de Pixote son: Idem, Insegurança, Frenesi, Manda um Sinal, Uma Simples Cartas. El grupo se dedica al pagode romántico. Ha firmado con Warner Music, Sky Blue, Emi (2010), Som Livre (hasta ahora). En la Web, han recibido algunas críticas, y entre ella alguno aparece diciendo que tiene la misma tonada, etcétera. No estoy de acuerdo con esto: lo superbo de sus letras supera todo esto. Tiene que decirse: en los conciertos, la gente grita, salta y canta las canciones.
Hace dos semanas, llamé por casualidad a un restaurante capitalino para que me dijera algo sobre su zona y el menú. El restaurante resultó brasileño, a este que llamé. ¡Mira que coincidencia! El dueño me dijo que pondrán pantallas gigantes con motivos del mundial de Catar. Hay muchos dominicanos que le van al equipo de Brasil, no hay duda de ello.
Pero detengámonos: en este texto, de lo que se trata es de hablar de Pixote, la banda de Dodô, que ha cautivado mi atención. Dodô, así se llama su jefe, Douglas Fernando Monteiro, tiene una voz con fuerza y donaire. Quiero destacar que sus canciones no pueden ser mas románticas. Llego al punto de decir que son más románticos que Luis Miguel y que Lucho Gatica (Contigo en la distancia, Voy a apagar la luz), una hipérbole literaria que puede ser permitida y consultada. Lo cierto es que sus canciones son tan románticas como las que interpreta Luis Miguel que, como sabemos, tienen la autoría de muchos. En un concierto que está en YouTube ves la gente que, conociendo las letras, cantan las canciones con toda intensidad. En años pasados, estas canciones fueron enormes hits en la arena brasileña. Debemos decir que este grupo es un éxito comercial.
Como en otras partes del mundo, en la ciudad de Santo Domingo resulta cierto que muchos restaurantes se preparan para Catar. Darán la mejor oferta a sus clientes. El encuentro entre el Liverpool (entrena Jurgen Klopp) y el Real Madrid (entrena Carlo Ancelotti), lleva a uno a pensar en lo que meditan los dueños de restaurantes para que la afición se encuentre más a gusto.
Para la fiesta futbolera de final de año, esperado como una fiesta de cumpleaños, los restaurantes tendrán una multitud sentada en sus sillas. Todo será por la magia del gol. Alguien me dijo: habrá más venta de televisores. La gente encontrará en Amazon las camisetas de sus selecciones. Los goles serán celebrados por todo lo alto. Será una fiesta en contra de cualquier guerra.
Años atrás, el tema de la Feijoada, plato nacional de Brasil, era una investigación que me dejó, por esos azares del internacionalismo, en la apreciación, esa misma tarde, de la belleza de Gillian Anderson, la amada Scully, que no era que estaba en Brasil sino en Buenos Aires. La encontré en la web el mismo día en que investigaba algún asunto de la Feoijoada: muchos porotos. ¿En su gira, ella iría a Brasil?
En esa tarde, la vi con un suetercito en una rueda de prensa que nada tenía que ver con mundiales, sino con ella misma. Encontrarla esa tarde no hizo que me alejara del tema de Fundo de Quintal, muchachos que vinieron a decirme que era cierto que la samba tiene una historia que no sé si ha sido considerada patrimonio cultural de la humanidad. ¡Oh Brasil!
La versión de Eugenia León que he citado arriba da ganas de oírla mil veces. Es una de las bellas canciones jamás creadas, con la autoría de Tom Jobim. En otros años, tenemos versiones de la famosa canción en el trío de Oscar Peterson (1964), y Elise Trouw en el 2017. Me pareció que tenía que decirlo al tiempo que pienso que aquellos que han ido a Rio de Janeiro y no se han quedado han actuado con una mala estrategia. La belleza percibida es para quedarse allá, disfrutar sus calles que son tan bien cronometradas por algunas novelas y películas.
Por su calidad, al cine brasileño es necesario espiarlo, le dije a alguien (le mencionaba que el filme Límite, de Mario Peixoto, es de 1930). Igualmente le decía que se recomienda Budapeste de Walter Carvalho basada en el libro de Chico Buarque que cuenta la historia de un ghost writer que aterriza en Budapest y tiene que aprender el idioma. Por su lado, la gastronomía comienza a decirnos que todo es un constructo que algunos llaman de alguna manera (Samba y Pagode), para seguir con la marca país.
Me queda claro que Pixote vino a alejarme de algunas noticias políticas dominicanas a las que me digo que hay que volver porque también aquí ocurren cosas.