Según los resultados de los estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con niños/as y adolescentes refieren que, los padres, especialmente las madres, son los transmisores y garantes del apego psicológico, emocional y espiritual de sus hijos (OMS, OPS, 2019).

Los datos resultantes de los estudios referidos en el párrafo anterior indican que, el divorcio mal manejado por los padres, provoca en la mayoría de los hijos, trastornos psicológicos e inestabilidad emocional y conductual que preocupara a los estudiosos de la conducta humana (DMS-V, 2018 y Freud, 1926).

Como se sabe, al inicio de la vida, son las madres quienes acompañan a sus hijos en la percepción, la acción, la intuición y el conocimiento que éstos desarrollan a medida que van creciendo. Es a través de las madres que los niños conocen el Mundo y las cosas en blanco y negro. Si los padres pelean, los niños lo perciben y crecen en un ambiente donde no hay condiciones para un desarrollo psicoemocional sano (DMS-III, IV y V).

Los especialistas en higiene y salud mental sabemos que, cuando los niños y los adolescentes perciben un estado de desamparo, vulnerabilidad y dependencia de uno de sus progenitores, sienten un vacío existencial que lacera su estructura psicoemocional (DMS-IV y Universidad de Binghampton, 2018).

En tal sentido se sabe que, si las madres están tristes o inquietas porque su relación con sus parejas son conflictivas, inseguras e inestables, los niños absorben esa carga negativa que les impide recibir el cuidado, el afecto, el cariño y la protección que ellos necesitan de sus heroínas (OMS, 2019).

Como se sabe, las discusiones acaloradas y/o agresivas entre las madres con sus compañeros, produce cuadros diarreicos, vómitos, dermatitis, infecciones en la garganta, angustia, tristeza, miedo y agresividad en los niños entre los tres (3) y los seis (6) años de edad (Usher Fels: 2017).

Además, los especialistas en higiene y salud mental sabemos que, madres estresadas, angustiadas, temerosas, abandonadas y no protegidas por sus compañeros, tienden a rechazar a sus hijos, por un lado y, por el otro lado, refugiarse en ellos para encontrar la fuerza y la seguridad que éstos no están en capacidad de ofrecerles (DMS-V).

Como se conoce, el manejo inapropiado de un divorcio podría provocar una crisis psicológica y de identidad en los hijos y, a su vez, estos disponer de poco campo de experimentación para la socialización con sus pares. El niño/a que carece de poco campo de experimentación,  es blanco de manipulaciones, engaños y chantajes por parte de otros niños/as, adolescentes, jóvenes y adultos (OMS, OPS, DMS-IV y III).

Por su parte los neuropsicólogos sabemos que, la actitud de las madres que ya no se sienten a gusto con sus cuerpos o están enojadas porque sus compañeros no muestran interés sexual por ellas, es absorbida por sus hijas, cuadro psicoemocional que éstas podrían extrapolar a sus futuras relaciones de noviazgo y de parejas (DMS-V, 2019).

No obstante, los neuropsicólogos, los psicólogos y los psiquiatras sabemos que, la identificación de los hijos con ambos padres, es la base fundamental para la formación de su identidad y de su personalidad, la cual se inculca, se modela y se trabaja en los primeros siete (7) años de vida de los niños/as (Spitz, R. (2012).

También sabemos que, cuanto más temprana es la edad de los niños, mayor es el impacto negativo que tienen los problemas de divorcios mal manejados por sus padres, ya que las palabras o frases hirientes que éstos escuchan en las discusiones de sus padres no las pueden asimilar, lo que lacera su autoestima (UNICEF, 2021).

Como se sabe, los niños/as son videos-cámaras y esponjas que escuchan, graban y absorben todas las cosas que ocurren a su alrededor, situación que los expone a vivir experiencias desagradables que los marcan por el resto de sus vidas (DMS-V, 2018).

En tal sentido, los divorcios bajo un ambiente de tensión, sacan las peores miserias de las que somos portadores la mayoría de os seres humanos. Cuidar la salud física y mental de los niños, es responsabilidad de los padres, sin importar las diferencias o disputas en las que éstos están enfrascados (UNICEF, 2021).

La Psicología Social sabe que, los niños que no crecen con ambos padres, suelen sentir, en su mayoría, un gran vacío psicoemocional que les podría provocar un cuadro depresivo leve, moderado o agudo (Universidad de Binghampton, 2018).

Por su parte, los resultados de varios estudios revisados por nosotros refieren que,  muchos de los hijos de padres separados, tienden a desarrollar conductas agresivas y conflictivas, mientras que, su rendimiento escolar podría resultar insuficiente o precario (UNICEF, 2019).

“El saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan”. Arturo Graf