Empezaremos discerniendo la conducta y sus consecuencias, y para ello lo primero que debemos de tener en cuenta es:
“Toda conducta sirve para algo y por tanto tiene una función”
Por muy extraña que esta parezca, siempre comunica algo.
A la vez, si la conducta es constante, se mantiene, es que algo la está reforzando (antecedente, conducta, respuesta/consecuencia). Es por ello qué debemos de hacer foco en la consecuencia (lo que ocurre después de la conducta no deseada) y en la función de la conducta (atención, evitación, conseguir algo…). Muchas veces nosotros mismos estamos manteniendo esa conducta no deseada sin darnos cuenta.
Igualmente, es importante recalcar y desmitificar el mito de que para cambiar una conducta tiene que haber un castigo. Desde los tiempos de Skinner sabemos que esto no es así, pues entre una de sus conclusiones luego de años de investigación en la conducta humana; señaló la ineficacia de utilizar castigos como métodos para cambiar el comportamiento. Un problema que tiene el usar el aprendizaje basado en el castigo es que, introduciendo el castigo: también introducimos un estímulo que hace que la evitación/represión sea funcional.
Castigos corpolares (“pelas” “pau pau”…)
El uso repetido de castigos corporales puede conducir a comportamientos agresivos entre padres e hijos y puede afectar negativamente la relación padre/madre-hijo(a). Del mismo modo, el castigo corporal se asocia con una mayor agresividad en niños en edad preescolar y escolar. Experimentar el castigo corporal hace que sea más probable que los niños sean desafiantes y agresivos en el futuro, se asocia con un mayor riesgo de trastornos de salud mental y problemas cognitivos. Además, el riesgo de castigos severos aumenta cuando la familia experimenta estresores, como desafíos económicos familiares, problemas de salud mental, violencia de pareja o abuso de sustancias. En definitiva, los castigos corporales solo se asocia con resultados adversos, y estos resultados son similares a los de los niños que sufren abuso físico.
Ahora les viene la duda:
¿Qué es lo mejor entonces? ¿Qué debo de hacer? ¿Qué sería lo óptimo para un crecimiento sano del niño(a)? ¿Cómo implemento la disciplina en casa?
Disciplina
La palabra disciplina cuando la escuchamos la asociamos con castigo, regañar, pegar y es totalmente lo contrario. Disciplina se define como enseñanza, educación y la enseñanza se basa en establecer metas para el aprendizaje, planificar un enfoque eficaz y encontrar soluciones que funcionen.
- "Cuando le gritas a tu hijo, ¿le estás enseñando a ser cortés? ¨
- ¨Cuando golpeas a tu hijo, ¿le estás enseñando a resolver problemas? ¨
Disciplina positiva
Ahora sí, hablamos de disciplina positiva (DP). DP, es una filosofía de crianza basada en el estímulo, el empoderamiento y el respeto mutuo (niño-cuidador). Apoya a los padres/cuidadores para encontrar soluciones a la conducta no deseada en lugar de usar o confiar en el castigo. La disciplina se trata de guiar a los niños, sin ser permisivo ni punitivo.
La disciplina positiva se basa en el desarrollo saludable de los niños, los resultados de la investigación sobre la crianza eficaz y los principios de los derechos del niño. La disciplina positiva no es violenta, es respetuosa del niño como aprendiz. Es un enfoque de enseñanza que ayuda a los niños a tener éxito, les da información y apoya su crecimiento.
¿Cómo actuar/aplicar la disciplina positiva?
Un ejemplo de una situación en la que podríamos aplicar la disciplina positiva seria, tenemos un niño pequeño que nos ha roto el ordenador o un adorno especial etc. ¿Cómo reaccionarias?
- Gritar enojado para mostrarle cómo te han lastimado sus acciones y enviarlo a su habitación
- Pegarle para enseñarle a no tocar tus cosas.
Normas y consecuencias
Las normas y consecuencias son importantes para todos los niños. A pesar de cómo puedan actuar, necesitan reglas y límites para poder ponerlos a prueba y sentirse protegidos. Crear estructuras y tener respuestas predecibles ayuda a los niños.También les ayuda a aprender de sus errores.
4 ejes esenciales a la hora de establecer normas y consecuencias:
– Estabilidad: tanto el cumplimiento como el incumplimiento de las normas debe tener las mismas consecuencias.
– Consistencia: las normas no cambian de un día a otro. Son constantes y consistentes a lo largo del tiempo.
– Explícitas: las normas son conocidas, claras y comprendidas por ambas partes (cuidador y niño(a))
– Predecibles: las reglas están definidas antes (anticipación) que se “incumpla la norma”, no después.
La disciplina positiva se basa en la idea de que los niños nacen sin saber qué esperamos de ellos, es por ello que debemos dejar claro las “expectativas” que tenemos y las “normas”.
Consecuencia natural
**De mis favoritas**
La consecuencia natural es lo que suele suceder como resultado de una conducta o de un acto sin intervención de la madre/padre /educador. Por ejemplo: Si el niño(a) no se quiere comer lo que le toca de cena, la consecuencia natural es que se vaya a dormir sin comer nada más.
Es importante recalcar, si decidimos optar por una consecuencia natural, lo tenemos que hacer con firmeza en nuestra decisión y empatizar con el niño(a) reconociendo su emoción:
“Entiendo que estés enfadado porque hoy para cenar hay verduras y no es tu favorito pero es lo que toca en casa hoy, otro día quizás tendremos algo que te guste más”
Sin embargo, en la vida cotidiana habrá ocasiones que no podremos dejar que actúen las consecuencias naturales, en situaciones donde el niño(a) puede correr peligro en situaciones donde el niño permanece indiferente a la consecuencia natural.
Para reflexionar…
Los niños(as) aprenden a lidiar con el estrés observando cómo lo hacemos. Si gritamos y golpeamos cuándo estamos estresados, esto es lo que aprenderán a hacer. Gritar y pegar solo le enseñará al niño lo contrario de lo que quiere que aprenda a largo plazo.
Cada vez que reaccionamos de esta manera, perdemos la oportunidad de mostrarle al niño(a) una mejor manera de afrontar este tipo de situaciones.
RECOMENDACIONES DE LIBROS:
Gracias por leerme, cualquier duda puedes escribirme: terapia.ea@gmail.com