La semana pasada el comunicador Milton Cordero, mejor conocido como Lechuga, hizo una afirmación que se convirtió en viral. Él dijo que los haitianos deberían tener congresistas en el país para que defiendan los derechos de los nacionales vecinos en nuestro país.

Ahora le respondo a Lechuga, pero antes aclaro que mi respuesta no es nacionalista porque no lo soy ni me gusta el nacionalismo como ideología, mi respuesta es técnica y política.

Los congresistas son electos por voluntad popular y entre las funciones de un legislador no está defender a un grupo específico, sino legislar, representar y fiscalizar.

Su trabajo es representar a una ciudadanía que lo eligió. Ahora bien, si se es legislador es porque pertenece a ese país por tal razón su función es para el país que lo elige.

Por ejemplo, Adriano Espaillat es congresista en los Estados Unidos, él es de origen dominicano, pero no está ahí para defender los derechos de los dominicanos, él representa un partido político que lo eligió.

Para defender y velar por los derechos de un determinado sector poblacional están las embajadas que representan a ese país en un país ajeno, pero en ningún país del mundo hay legisladores para eso, así que yo prefiero creer que Lechuga dijo eso desde la ignorancia.

República Dominicana creó la figura de los diputados de Ultramar, pero esos diputados pertenecen al congreso dominicano, aunque trabajen en favor de los dominicanos en otros países, quien los paga es el congreso dominicano y son elegidos por dominicanos.

Hemos tenido políticos de origen haitiano, incluso presidentes con historial haitiano como Ulises Heureaux (Lilis), Buenaventura Báez cuya madre tiene un pueblo en Haití que lleva su nombre y es Juana Méndez, que está en la frontera con Dajabón, la abuela de Trujillo era haitiana y creo que también la de Balaguer y ni hablar de Peña Gómez, pero todos ellos tuvieron algo en común: su trabajo no fue representar a los haitianos, sino a los dominicanos.

De igual manera tenemos atletas de origen haitianos que han ganado medallas en importantes certámenes internacionales y la pregunta es ¿a qué país representan? Ellos no van a esos certámenes como haitianos, sino como dominicanos.

En resumen, lo que Lechuga propone es un adefesio jurídico, quienes deben defender los derechos haitianos son sus empleados consulares, aunque Haití tiene el problema de que no hay elecciones desde el 2015 por eso no tienen presidente ni congresistas. El primer ministro es interino y por eso tener un cuerpo consular acreditado en República Dominicana es difícil.