Por medio de los rituales, las sociedades y grupos que comparten una misma creencia, refuerzan su identidad de grupo; al construir costumbres y afianzar su cultura. Y fue lo que el mundo católico experimentó con la Semana Santa. Actividad que se ampara en los evangelios de Marcos, Mateo, Juan y Lucas, al simbolizar la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Para muchos estudiosos, el origen de esta tradición se remonta a actividades paganas en la Mesopotamia, en nombre de la diosa Asarte. Luego, dentro del concilio de Nicea, en el año 325, se estableció como la fecha de Pascuas. Por otro lado, los musulmanes celebran una serie de actividades durante los días del Ramadán, cuyo origen se remonta al año 610, d.c., cuando el ángel Gabriel se le apareció al profeta Mahoma y le reveló El Corán, libro sagrado del Islam. En tanto que, El Rosh Hashaná y Yom Kippur (Día del Perdón) ambas son una serie de conmemoraciones y fiestas importantes dentro del calendario judío. En una, se llama a los judíos al arrepentimiento y la autorreflexión y en la otra, Dios juzga a los hombres.

Por el contrario, en el budismo, el día de luna llena (Purnima) del tercer mes lunar, en marzo, se celebra como el día de Magha Puja, que conmemora la vida de Buda. En el caso de las regiones védicas, se celebra el festival de Ganesh Chaturthi, que es la celebración del cumpleaños de Ganesha, la deidad con cabeza de elefante de la India, protectora de la sabiduría y garante de la prosperidad. En tanto, dentro del sintoísmo entre las celebraciones más conocidas está el Setsubun, conocida como la separación de estaciones.

También el Matsuri, que se lleva a cabo el 3 de febrero en todo Japón, y que es una invitación a las buenas cosechas y una despedida a los malos tiempos del año pasado. Otros países de Asia practican el confucianismo, que según la leyenda popular, es el día del Dios de la Cocina, que rinde cuentas ante el Emperador del Cielo. En el taoísmo, Día 3 de marzo, es la reunión de los dioses y los inmortales.

Pero, sin importar la religión, cultura o filosofía, cada país tiene unas tradiciones que recuerdan a las deidades a las cuales se rinde homenaje, dando paso a la construcción de un significado espiritual, que navega entre lo divino y lo terrenal.

Esa búsqueda representada por una idea se hace consistente con el paso del tiempo. Para mantener viva las creencias. Entender y respetar cada tradición nos hace valorarlas aunque no la compartamos. Son parte fundamental de la identidad cultural de cada nación, y estamos invitados a respetarlas. Cada ceremonia en sí misma cuenta una historia. En los dioses, la cultura y las reflexiones, los humanos encuentran su origen y propósito de vida,  y nos recuerda la importancia de encontrar el balance que se hace posible cultivando nuestra parte espiritual.