Indudablemente que para que el cinematógrafo existiera y demás artes audiovisuales, fue vital la invención de la fotografía fija. Posteriormente, creativos, técnicos e inventores aventajados de la expresión estética producto de sus constantes experimentaciones y la sistematización de sus trabajos científicos, la elevaron de simple técnica, a la categoría de arte independiente.

La invención de la técnica para reproducir imágenes a partir de materiales sensibles al contacto con la luz, correspondió al impresor Francés Nicephore Niepce (Marzo 1765 – Julio 1833, Francia), según diversos historiadores entre los que destaca el maestro de la fotografía dominicana Wifredo García, en su libro: Fotografía, un Arte para Nuestro Siglo (Editorial Maperisa, Enero 1ro, 1981, España). En el indicado material bibliográfico de extraordinaria importancia científica y creativa del maestro de la Fotografía Dominicana (Junio 15 de 1935 – España, Septiembre 1ero de 1988 Santo Domingo), expone que Niepce descubre accidentalmente las posibilidades de reproducción de imágenes a partir de diversas soluciones químicas hasta ese momento empleadas para los procesos litográficos. En esos tiempos Niepce utilizaba Betún de Judea, cloruro de plata, yodo y sales de plata, entre otros compuestos químicos para capturar, reproducir y fijar las imágenes de aquellos tiempos en el Paris de entonces. A esas primeras ideas, conceptos técnicos y químicos aportados por Niepce, se agregan los puntuales criterios del también inventor Luis Daguerre (Noviembre 1787 – Julio 1851, Francia), quien creó el Daguerrotipo. Junto a Niepce, Daguerre agrega nuevos compuestos químicos y recursos técnicos que les permiten reducir los tiempos de exposición a la luz, sobre todo, con la presencia de personas en condición de clientes o talentos.

William Fox Talbot

En esa cadena de inventos precursores al arte y técnica fotográfica en el mundo, aparece otro muy valioso que corresponde al inglés Fox Talbot (Febrero 1800 – septiembre 1877, Inglaterra) que logra conferirle un paso gigante a la todavía incipiente técnica fotográfica de esos tiempos. Trabajando paralelamente en su país, Talbot logra reproducir y fijar imágenes en un papel especial, sensible a la luz y los químicos, se trataba de la creación del calotipo.

Ese trascendental aporte hace más accesible la fotografía a los grandes grupos sociales, pues muy pocos podían pagar una o varias reproducciones en placas de plata, oro, bronce, como inicialmente plantearon Niepce y Daguerre en sus conceptos funcionales del invento.

Otro paso técnico vital lo consigue el inventor norteamericano Eastman Kodak (Julio 1854 – 14 de Marzo 1932, Estados Unidos), cuando logra reproducir las imágenes en una tira plástica y delgada, denominada, acetato de celulosa o celuloide como posteriormente lo conoceríamos, segmentando además las sensibilidades de estas ante la luz. Su incidencia es tan vital, que en una amplia etapa de más de cincuenta (50) años en el mundo fotográfico, los procesos de revelado, fijación y reproducción, así como equipos, películas y accesorios, estaban bajo su exclusiva fabricación y representación comercial en todo el mundo. La marca Kodak (fundada en 1892) tenía una sólida presencia en la Industria Audiovisual hasta principios del año 2000. Luego de 131 años de existencia sufre un fuerte colapso financiero (2001) producto del advenimiento de la fotografía digital y la fuerte competencia de los fabricantes de equipos digitales entre los que destacan Canon, Nikon y Sony.

Además, Eastman inventó el rollo de película que sustituyó la placa de cristal o metal, poniendo la fotografía al alcance de todo público. El rollo de película es también un elemento fundamental para el desarrollo del Cinematógrafo, creación que logró con sus constantes experimentos en 1895. El rollo para cine inventado por éste tenía una extensión de 65 pies en principio, facilitando la filmación de historias en Estados Unidos y en ciertos países de Europa.

Para los años en que Eastman Kodak hace sus aportes, ya la fotografía había adquirido en el mundo, la categoría de arte en el sentido más amplio de la palabra. Esta se mostraba con orgullo en galerías públicas y privadas de Europa y Estados Unidos. Además, muchas empresas públicas y privadas las compraban o encargaban de manera especial para adornar sus espacios laborales, adquiriendo casi el mismo nivel de igualdad que ya poseía la pintura artística.

Imagen tomada por Joseph Nicéphore Niépce (1765 – 1833), inventor francés de fotografía, a trav;es de su ventana

Cuando los hermanos Lumiere hacen la primera exhibición pública del cinematográfico en 1895, su invención tiene como antecedente tecnlógico de singular importancia la invención de la fotografía fija en 1826, bajo los experimentos de Joseph Nicéphore Niépce (1765-1838). Para esa fecha (1895) que marca el punto de partida del cinematógrafo, la fotografía fija ya era una manifestación estética de cierto rigor profesional en los circuitos artísticos de toda Europa y Norteamérica. Precisamente, el aparato utilizado por estos y otros era objeto de múltiples estudios en diversos espacios del globo para obtener imágenes en movimiento. Cuando el cine nace en 1895, la fotografía fija posee sesenta y nueve (69) años de adultez, recorrido que había producido una extensa lista de equipos, experimentos, materiales y accesorios a favor del desarrollo del cinematográfico.

Inventores y creativos de las más variadas formas expresivas, buscaban la manera de mostrar imágenes tal y como se manifestaban en la realidad humana. Algunos de estos acuciosos hombres de ciencia lo lograron, incluso antes de que Luis y Augusto Lumiere lo hicieran, pero en proyección individual, no colectiva. La gran diferencia entre ellos y el diseño presentado por los Lumiere, es que estos últimos logran proyectar de manera colectiva las imágenes en celuloide. Los demás inventores estaban convencidos de que era más favorable desarrollar la exhibición individual, para garantizar la recaudación económica por ver las imágenes ordenadas dentro del aparato reproductor, que hacerlo abiertamente en una sala de proyección.

Desde el punto de vista estético, la fotografía y los fotógrafos establecidos sólidamente ante la nueva forma expresiva, solo aplicaron los conocimientos que ya poseían para captar acciones reales o ficticias a partir de los intereses estéticos de los directores cinematográficos de esos primeros tiempos. Todavía pesaban en esa labor creativa, los vitales aportes de los artistas plásticos a la fotografía fija en una parte importante de su desarrollo.

Manejar el cinematógrafo desde el punto de vista técnico era la prioridad. En ese momento inicial se asimilaba como algo normal en las primeras películas, fotografiar desde la estética y perspectiva teatral, tanto la realidad como la ficción. La influencia expresiva de ese arte milenario, más la presencia dominante de George Meliés, impusieron el diseño de un lenguaje particular en el cine, tanto para contar de manera argumental, como fotográfica, las historias.

Las experimentaciones de la escuela de Brighton (William Friese-Green y Robert William Paul, 1894), en Londres, Inglaterra, el expresionismo alemán (1914-1919), los maestros del cine soviético (Lev Kuleshov, Vsevolod Pudovkin, Dziga Vertov y Sergei M. Eisenstein), así como los criterios estéticos de los pioneros norteamericanos Edwin S. Porter y David Word Griffith, introdujeron grandes cambios en el arte y la técnica audiovisual, sobre todo, en lo relativo al desarrollo narrativo (lenguaje audiovisual y montaje) de las historias. Esas innovaciones también contribuyeron a modificar la dirección técnica y estética de la fotografía, sobre todo, aquellas diseñadas bajo los criterios de las acciones y el movimiento de los actores en el set. Otro aspecto que también valoraron fue el movimiento de la cámara sobre su propio eje, el desplazamiento de equipos, objetos y materiales, así como los niveles de la luz e iluminación en el escenario donde se desarrollan las acciones. Ese requerimiento vital de la realidad cinética implica una serie de decisiones que el equipo de trabajo de toda película debe analizar y discutir con anticipación al rodaje para garantizar la calidad dramática de la historia, las acciones que la componen y la calidad de su reproducción visual.

El director de la obra cinematográfica, junto al Director de Fotografía, sus asistentes, así como el director artístico, escenógrafo y el vestuarista, deben armonizar criterios plásticos y técnicos que hagan posible un trabajo estéticamente valioso y en equipo durante el rodaje. Para ello se precisa de una buena etapa de pre-producción, donde el concepto general de la obra debe ser analizado crítica y objetivamente, de modo que la improvisación quede ausente durante el proceso de rodaje.

El director de fotografía tiene una alta responsabilidad expresiva en la producción de toda obra audiovisual. Además de los intereses expresivos del director de la obra, los conocimientos creativos y habilidad técnica del responsable de capturar las imágenes, deben quedar claramente evidenciados en su labor profesional. Para todos los seres humanos vinculados de manera afectiva o profesional al cine, resulta fundamental contar con una buena dirección fotográfica, de forma que los espectadores puedan captar y vivir las emociones de las acciones reales o ficticias, que les son presentadas.

Definitivamente, la calidad de una buena dirección fotográfica, provoca mayor atención del público a las acciones y en consecuencia, entiende la historia y la conserva de manera empática en su subconsciente. Posiblemente en la trayectoria cíclica o dinámica del cine nacional, la vinculación más estrecha y provechosa de dos grupos de profesionales que procuran crear una dimensión altamente creativa de sus trabajos, exista entre los directores de cine y los directores de fotografía cinematográfica. Incluso, muchos directores de fotografía tienen tanta calidad profesional y experiencia práctica, que podrían asumir sin duda alguna, la dirección general de cualquier película.

7 de marzo de 1765 nace Joseph Nicéphore Niépce, pionero de la fotografía. el cual logró la primera fotografía de la historia. Era un aficionado a la litografía y fue un prolífico científico e inventor. Trabajó durante años hasta fijar una imagen permanente.

Aunque establezco con esta aseveración, la relación y colaboración íntima que debe existir entre dos grupos de profesionales de la expresividad audiovisual, a la vez externo distancia creativa entre ambos. Esto se debe al criterio externado por unos cuantos teóricos en la industria, de que el Director de fotografía de una película, es un técnico, no un creativo, y mucho menos un cineasta en el sentido más integral de la palabra. Soy partidario de defender la labor creativa de estos profesionales del lente, estableciendo ciertos conceptos valorativos. Hay directores de fotografía que son cineastas, porque han agotado un programa de estudios académicos que así lo acredita. Dentro de ese programa han elegido la especialidad en Dirección de fotografía. En otras oportunidades, su labor creativa, científica, técnica, más la experiencia acumulada tras los pasos y pericia de uno o varios directores de fotografía con trabajo regular en la industria, les hace acreedores de un alto criterio estético.

Luego de unos años, si el alumno ha puesto la atención debida a las recomendaciones y cualidades del maestro, ese asistente asume también las funciones de Director Fotográfico. Posteriormente, y con tanta experiencia acumulada, puede asumir el enorme y fascinante compromiso de dirigir una película en el sentido más amplio de responsabilidades expresivas.

Independientemente de que sean técnicos o profesionales, los directores de fotografía que han ejercido en el país, son los profesionales que en mayor medida conservan afinidad creativa con los directores del cine dominicano. Todavía persiste el criterio general en nuestro ambiente de que ambos son el alma cardinal de la producción de la obra. Ese concepto, aunque de alto peso estético, ha demostrado ser secundario en la industria cinematográfica de naciones desarrolladas, cuya producción anual de largometrajes de ficción, documentales, cortos, comerciales, televisión, y videos independientes, es extensa y constante.

Como tema fundamental de una historia cinematográfica, la fotografía ha dado y puede continuar facilitando el diseño de propuestas, tanto dramáticas como documentales para los espectadores de la industria. Diversas series de televisión, cortos y largometrajes de ficción se han inspirado en fotógrafos de medios de comunicación, en aquellos que hacen fotografías artísticas para exposiciones personales o colectivas, así como en profesionales de la imagen que cubren conflictos bélicos, sociales y turísticos.

La variedad expresiva de las fotografías es muy diversa, lo que da lugar al diseño y creación de múltiples propuestas cinematográficas. Como en toda obra audiovisual, la capacidad creativa del director y su equipo de trabajo, determinarán en qué medida la presencia del arte fotográfico asumirá un rol protagónico o secundario en la misma.

Como es de común conocimiento por los cineastas y cinéfilos, la fotografía fija, igual que aquella en movimiento, hace acto de presencia habitual en el set de rodaje para registrar momentos claves de la historia que se está desarrollando paso a paso. Ese registro y otros que hace la fotografía sobre nuestras actividades cotidianas, se convierten al paso de los años en un documento de incalculable valor histórico, que también da lugar a importantes propuestas cinematográficas. Indiscutiblemente, en ella descansa desde el 28 de diciembre de 1895, gran parte del éxito creativo y popular del séptimo arte.