El 31 de octubre se celebra desde el año 2014 el día mundial de las ciudades a partir de la designación de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de apuntar el foco sobre el fenómeno de urbanización y las ciudades para propiciar la reflexión, el intercambio de ideas y experiencias que ayuden a acelerar la transición hacia ciudades socialmente inclusivas, económicamente más prosperas y medioambientalmente más resilientes y adaptativas a los continuos eventos y procesos naturales y antrópicos. Este año el lema Actuar Localmente para ser Globales prioriza el rol de los gobiernos subnacionales en la superación de las desigualdades socio espaciales que se desarrollan en las ciudades y motiva a la creación y fortalecimiento de alianzas para la cohesión territorial.
Para comprender porque atender la dinámica de la urbanización es uno de los desafíos más importante y transformadores del siglo XXI según las previsiones, la población urbana mundial prácticamente se duplicará para 2050. Las poblaciones, las actividades económicas, las interacciones sociales y culturales, así como las repercusiones ambientales y humanitarias, se concentran cada vez más en las ciudades, y ello plantea enormes problemas de sostenibilidad en materia de vivienda, infraestructuras, servicios básicos, seguridad alimentaria, salud, educación, empleos decentes, seguridad ciudadana, recursos naturales, entre otros.
En el contexto local, la mayoría de la población dominicana reside en áreas urbanas, de acuerdo con cálculos oficiales de la Oficina Nacional de Estadística, en 2020 el 82% de la población dominicana residía en cabeceras municipales o distritos municipales, definidos como áreas urbanas según la Ley 5220 del año 1959, este criterio llamado por administración clasifica las áreas urbanas del país desde una visión dicotómica con respecto a los territorios rurales, la actual clasificación dificulta la correcta caracterización del territorio de acuerdo a su vocación funcional, incentiva la disparidad en la dotación de servicios básicos, exacerba la inadecuada canalización de la inversión pública con enfoque territorial y limita la comprensión del proceso de urbanización sin un marco conceptual consensuado y ampliamente difundido entre los sectores que inciden en las trasformaciones territoriales.
Para la República Dominicana, reflexionar profunda y sistemáticamente sobre la conceptualización del sistema nacional de ciudades y la formulación de la política urbana nacional se vuelven clave para promover políticas públicas que tengan como objetivo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del país, garantizar la adaptación al cambio climático mejorando su capacidad de prevención y de resiliencia, construir ciudades más accesibles con equipamientos y espacios públicos suficientes y de buena calidad para todos, apoyar la descongestión de la población de Santo Domingo y de Santiago, liberándolos de la presión urbana actual y fortaleciendo la red de ciudades intermedias, así como fomentar procesos contundentes de fortalecimiento de los gobiernos locales, permitiendo que sean protagonistas de sus procesos de desarrollo urbano, generando condiciones de sostenibilidad, producción de conocimiento, transparencia y eficiencia en sus funciones.
De acuerdo al estudio del Banco Mundial “Habilitar el camino para el desarrollo de ciudades y territorios prósperos: estudio de urbanización y de desarrollo territorial de la República Dominicana” se estima que el área metropolitana de Santo Domingo, que en la actualidad concentra el 59% de la actividad económica y el 36% de la población nacional, seguirá creciendo hasta el año 2060. Paralelamente, se prevé que los emergentes polos económicos y turísticos atraigan más población, no sin aumentar los desafíos inherentes de un crecimiento sin planificación que se traduce en la incapacidad de carga del suelo a los nuevos desarrollos urbanos, la incompatibilidad y conflictos de usos de suelo como suelos agrícolas y forestales, el aumento de las condiciones de riesgo y vulnerabilidades, las afectaciones a los recursos naturales, el incremento del déficit de vivienda, el acceso precario a servicios básicos y los conflictos sociales derivados de la ausencia de una política pública orientada a ordenar e incentivar el desarrollo urbano sostenible.
Ordenar las ciudades es generar prosperidad económica garantizando la inversión pública y privada en el territorio, acortar las distancias para evitar inequidades y dispersión temporal creando nuevos y mejores sistemas de movilidad, concentrar la población en las ciudades de origen, fortalecer la cultura urbana incipiente garantizando derechos en la diversidad y propiciando la participación ciudadana en los procesos de hacer ciudad.
La reflexión urbana en el Día Mundial de las Ciudades apunta al enorme desafío que representa para el liderazgo local que gestionan las ciudades dominicanas en la comprensión de que las ciudades juegan un papel estratégico y trascendental en la superación de las inequidades espaciales y socio económicas, así como apostar hacia ciudades que cuidan, es decir, que atienden y planifican en función de las necesidades, anhelos y esperanzas del ser humano que las habita. El liderazgo local hoy requiere mayor sensibilidad humana, formación técnica e innovación y creatividad para atravesar con convicción y voluntad un nuevo camino hacia el desarrollo integral del territorio urbano.