Los países y sus gobiernos tienen como una de sus principales aspiraciones que la economía crezca y en correspondencia con eso que aumente el nivel de ahorro y el empleo, para mejorar los niveles de ingresos y recursos para el financiamiento de las actividades económicas, tanto del sector público como privado.

Según el último informe divulgado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en sus proyecciones señala que la economía de la República Dominicana crecerá por encima del 5.2% para el año 2024, liderando con relación al resto de la región cuyo promedio de crecimiento 1.8% y 2.5% para el año 2025, esto es una muestra de la resiliencia de la economía local.

Ahora bien, en contraposición con la buena noticia del crecimiento económico también tenemos planteado el problema del costo del dinero, a partir del aumento de la tasa de interés sobre los prestamos y si se quiere se puede hablar de una contradicción, pues en la medida que la economía crece, debiera también crecer el nivel de ahorro y por tanto mayores disponibilidades de recursos en los bancos para fines de inversión.

Los recursos provenientes del crecimiento de la economía deben ser orientados a mejorar las condiciones de vida, como vía de alcanzar el progreso sostenible de bienestar económico y social

El mismo Superintendente de Bancos Alejandro Fernández, reconoce el nivel bajo de préstamos a las empresas y los hogares es de alrededor de 30%, cuando en un país como Costa Rica, que tiene un desempeño macroeconómico parecido al de República Dominicana, este nivel de prestamos a empresas y hogares ronda del 50%-55% del total de ahorros; reconociendo que el problema está en el déficit fiscal, que este año se estima en 229,247.9 millones de pesos, por lo que dicho déficit es cubierto con parte de los ahorros de los dominicanos a través de la emisión de títulos de deuda pública, que adquieren los bancos.

Tomando el ejemplo de comparación con Costa Rica, eso significa entonces la diferencia cerca del 25% (30%-55%) es en gran medida el financiamiento mínimo que la banca dominicana otorga al gobierno para financiar el déficit público.

Lo planteado significa que para poder lograr que las tasas de interés retornen a los niveles anteriores entre otros factores, como la reducción de la tasa de política económica del Banco Central, debe reducirse el déficit fiscal, para que de esa manera haya una disponibilidad de recursos en los bancos, resultantes de los ahorros del público para otorgar préstamos.

Otro elemento que se debe considerar, para los fines de reducción de las tasas de interés, es la promoción de la bancarización de la población, que actualmente está próximo al 50% de la población, este nivel de la población que ahorra debe sobrepasar el 70% para garantizar que los bancos ofrezcan dinero a un costo menor, en cantidad suficiente para las empresas y los hogares.

Si no se democratiza el crédito, es decir que las pequeñas empresas y los hogares tengan acceso a crédito de los bancos y a tasas de interés blandas, que contribuyan a elevar su calidad de vida, el crecimiento económico más que lograr el progreso colectivo, lo que tiende es a promover oportunidades de inversión para las elites económicas, profundizando por vía de consecuencias la desigualdad económica y social.

Siempre insistimos que para lograr que el crecimiento económico, además de lograr mayor acceso al crédito como ya hemos señalado, también se deben fortalecer los recursos públicos que sean orientados a inversiones públicas en el ámbito de la educación, la salud, el medio ambiente y la seguridad pública, que no dependan de los ahorros de la población, más bien de las recaudaciones fiscales.

En conclusión, los recursos provenientes del crecimiento de la economía deben ser orientados a mejorar las condiciones de vida, como vía de alcanzar el progreso sostenible de bienestar económico y social de la mayoría de la población.