En el primer ataque directo desde territorio iraní contra Israel, el 99% de los drones y misiles disparados fueron interceptados por Israel y sus aliados. La enemistad entre ambos países no es de ayer, pero hasta ahora Irán ha evitado el enfrentamiento directo, aunque Israel ha participado en más de una operación para eliminar a científicos iraníes y sabotear instalaciones del programa nuclear iraní.

Los medios iraníes dijeron que el ataque fue en represalia por un ataque israelí este mes contra el edificio del consulado iraní en Damasco, Siria, que mató a miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, incluido el comandante Mohammad Reza Zahedi y el Brig. Gen. Mohammad Hadi Haj Rahimi.

Irán ha advertido a Israel y Estados Unidos de una "respuesta mucho mayor" en caso de un ataque de represalia por parte israeli. Y esto no es en absoluto imposible, dadas las declaraciones de funcionarios del gobierno y del ejército que afirmaron que "la campaña aún no ha terminado". De hecho, Irán no tiene ninguna razon de esperar una respuesta debil como fue la respuesta a sus ataques con misiles contra las fuerzas estadounidenses en Irak tras el asesinato en 2020 del comandante de la Guardia Nacional Qassem Soleimani.

Si bien es muy probable que se produzca un conflicto más amplio entre Israel e Irán, hay varias formas diferentes en que esta situación podría desarrollarse ahora, y no todas plantean el mismo riesgo de escalada. Hay que decir que desde el mismo principio, Israel estaba siguiendo de cerca el ataque planeado. A pesar de todo el horror que inevitablemente experimentó la población, ¿fue también una oportunidad para Israel?

Tal vez. En primer lugar, demostró su impenetrable defensa antimisiles. La "Cúpula de Hierro" volvió a proteger al país una vez mas. Ademas, si Israel quiere cambiar las reglas del juego con su posible contraataque, definitivamente lo podrá hacer. Sacando a Irán de la sobra a la luz de la guerra, quitará a la República Islámica cualquier oportunidad positiva y le dejará solamente el chance de elegir entre lo malo y lo peor.

La situación peligrosa en que nos encontramos puede causar o no una guerra regional. ¿Quiénes son los interesados en que esta estalle? A primera vista, nadie sacaría más provecho que Rusia, ya que esto desviaría la atención de los países occidentales de Ucrania y dispersará su ayuda militar y económica entre esta e Israel. Sin embargo, este no es exactamente el caso. Rusia puede perder mucho si la guerra entre Israel y Hamás se convierte en un conflicto regional más amplio. Aunque Rusia ha aprovechado la inestabilidad en Siria y Libia para erigirse como garante de la seguridad regional, no podrá capitalizar ese estatus si la guerra entre Israel y Hamás involucra a otras entidades de la región. Sin duda alguna, sus principales esfuerzos se concentran en Ucrania. El pasado mes de octubre, centrada en su agresión militar a gran escala en el país vecino, Rusia no logró intervenir del lado de Armenia en el conflicto con Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj. Esto sugiere que Rusia carece actualmente de la capacidad para actuar como fuerza estabilizadora en la esfera postsoviética, y mucho menos en Oriente Medio. De cualquier manera, el gobierno ruso ha pedido a todos los países que actúen con moderación.

Pero el hecho de que ninguno de los gobiernos involucrados quiera provocar una escalada no necesariamente impide que estalle una crisis a gran escala. La situación es demasiado explosiva para sacar conclusiones definitivas.