Recientemente, la decisión de un juez federal estadounidense de abrir parte del expediente judicial sellado relacionado con el multi millonario empresario e inversionista Jeffrey Epstein y en donde se divulga con nombre y apellido la lista de los asociados ricos y famosos que tuvieron conexión con desaparecido magnate ha dado pie a una renovada proliferación de teorías conspirativas relacionadas con la saga de este personaje caído en desgracia por sus múltiples acusaciones de abuso sexual, posterior encarcelamiento y su muerte por suicidio (esto último fue lo que nos dijo) dentro del Centro Correccional Metropolitano de la ciudad de Nueva York. Hago la salvedad, de que mi nombre no estuvo incluido en dicha lista.
El hoy difunto Jeffrey Epstein, el lector recordara fue en vida un magnate de personalidad reservada que fue arrestado por estar implicado en una serie de crímenes de naturaleza sexual con atractivas jóvenes, muchas de las cuales eran menores de edad. Y claro, con su muerte, el hecho mismo que este personaje se codeara en vida con individuos de alto estrato social y político en Norteamérica no ha hecho más que elevar toda suerte de especulaciones y teorías conspirativas en ese universo de los seguidores de cábalas y demás que hoy superabundan en Norteamerica.
Y es que para entender y hacer un análisis sociológico efectivo de los íntimos vericuetos e intersticios del submundo cábala-conspirativo en donde millones de creyentes seguidores hoy pululan en el espacio de las redes, es que tengamos en cuenta en primer lugar que aquello que se nos muestra no es necesariamente lo real, significativo. El avieso creyente debe mirar entre líneas, detrás de lo que no se dice u informa. El creyente cábala-conspirativo acepta como auto de fe que aquello que se nos transmite es un montaje tras el cual se ocultan hechos, verdades los cuales no podemos percibir a simple vista. Según esta lógica, solo deberíamos creer aquello que no se nos muestra puesto que lo que si se nos muestra ha sido plantado deliberadamente.
Un ejemplo de esto es el reciente tiroteo en una escuela en Iowa en donde se nos dice fue solo un montaje para distraernos (a nosotros el público incauto) de la escandalosa revelación de los nombres de ricos y famosos que se mencionan en el expediente. Pero claro, otros proveedores y empresarios en este submundo también han sugerido que la divulgación en estos momentos sirve además para distraernos de las nuevas pruebas fehacientes (cualesquiera estas sean) del gran fraude colosal cometido en contra del expresidente Donald Trump.
Estos creyentes, afirman además que fuerzas nefarias dirigidas por los hombres más ricos e influyentes del mundo ligados a Hollywood, el partido demócrata estadounidense, los grandes empresarios, Hillary Clinton, Nancy Pelosi, George Soros e inversionistas están envueltos en una trama criminal de abuso, tortura y secuestro de niños a quienes obligan a vivir en siniestros túneles debajo de la tierra. Los mismos son aterrorizados por entidades demoniacas para que durante el sufrimiento inenarrable, trauma y espanto, sus cuerpos produzcan una sustancia, la adrenocromo, misma que es consumida por altos jerarcas del mismo partido demócrata y miembros exclusivos de la elite estadounidense con el objetivo de mantenerse joven.
Quienes ya han sido convertidos y hoy son miembros activos de lo que podríamos llamar esta gran secta o culto cábala-conspirativo, no se detienen en los detalles y hechos contradictorios, sino en creer en los motivos ulteriores, ocultos de los hechos que a diario vemos y se nos presentan como objetivo cuando en realidad son montajes bien orquestados para nublar nuestra atención y entendimiento de los fenómenos.
Una gran cantidad de influyentes voceros de estas teorías y fantásticas cábalas se han apoderado de la atención y fe incondicional de millones de internautas que con devoción ciega continúan esparciendo sus creencias entre los devotos de este pensamiento mágico. No es de extrañarnos pues, que sus explicaciones descansen en fuerzas externas e invisibles como la suerte, Dios o los Iluminati quienes son los responsables de que tal o cual suceso ocurra.
Lamentablemente, el esparcimiento como pólvora y la conversión masiva de adeptos ha venido siendo facilitada por la explosión de las redes sociales en donde abunda la desinformación que hoy contribuye a dislocar el discurso democrático en la actualidad. No es casual pues que hoy notemos la celeridad con la que grupos de extrema derecha, muchos de los cuales se encuentran hoy encabezando actos intimidatorios y de violencia en EEUU y otras partes del mundo.
El boom logrado por los cábala conspiracionistas durante la administración Trump se dio gran parte por la apertura del partido republicano a varios de los representantes más vociferos y descabellados quienes pudieron contar con amplios donativos de fondos para seguir fomentando sus respectivas especies al tiempo que millares de adeptos servían como soldados en las trincheras en las labores de organización de los eventos de MAGA, el histórico asalto al Capitolio y amplificando la trillada especie de la gran mentira del fraude electoral del 2020. Pero claro, a nosotros, quienes no nos hemos convertido al credo, seguiremos escuchando de nuestras amistades creyentes los siguiente: ¡Despierta! ¡Abre los ojos!