El fin de los doce años de la presidencia en el Tribunal Constitucional del Mgdo. emérito Milton Ray Guevara ha estado acompañado de un gran número de demostraciones de afecto y reconocimiento por parte de la población por una gestión que siempre puso primero a la Constitución. Estos reconocimientos no han sido un simple protocolo, sino una demostración genuina de cariño por parte de personas que deseamos honrar el esfuerzo incansable de un gran hombre de Estado en el establecimiento de una institución tan importante para nuestra democracia como el Tribunal Constitucional. Lo mismo debe decirse de los demás magistrados salientes, Mgdo. Díaz Filpo, Mgdo. Vásquez Sámuel, Mgdo. Castellanos Khoury y Mgdo. Castellanos Pizano, quienes también se dedicaron con mucha altura por   más de una década por la causa de la justicia constitucional.

Lo que se vivió el jueves 28 de diciembre de 2023 en los pasillos del tribunal es la prueba definitiva de que el Mgdo. Ray Guevara no fue solamente un gran magistrado, sino, sobre todo, un gran ser humano y caballero. Su salida de la institución no podía ser de otra forma: los servidores constitucionales colmaron los espacios comunes para aplaudir y despedirse de una persona que se dedicó en cuerpo y alma a la causa del constitucionalismo, sin permitir que su cargo le impidiera dejar de pisar sus pies sobre la tierra, tratando a todos por igual: magistrados/as, directores/as, letrados/as, secretarios/as, personal auxiliar, entre otros. Esos aplausos, y también las lágrimas de despedida, ponen en evidencia que el magistrado presidente emérito fue una persona muy querida, honrada y admirada, la cual merecía salir por la puerta grande.

Algo puntual que siempre recordaré del magistrado es su capacidad para afrontar las disidencias, pues es sabido que las posiciones contrarias pueden traer diferencias importantes. Fue precisamente cuando teníamos posiciones jurídicas encontradas que conocí su grandeza. En esos momentos era que más elevaba su sentido de democracia, entendiendo mis razonamientos de derecho diferentes a los suyos, aunque no los compartiera. Esa es solo una de las maneras a través de las cuales supo preservar la sinergia y alcanzar consensos dentro de un pleno de jueces con pensamientos distintos.  De manera que, por encima de las disidencias encontradas en nuestro rol como jueces, prevalecía la amistad.

Por esta y muchas otras razones lo he llamado el “padre de la jurisdicción constitucional”, pues construyó a este tribunal desde la teoría y la práctica, desde la ciencia y el amor. El Mgdo. Ray Guevara puede tener la confianza de que, aunque su período de gestión concluyó, dejó a cientos de hijos e hijas que seguirán su legado en el Tribunal Constitucional, de la mano del mandato más puro de nuestra ley de leyes: proteger los derechos fundamentales de todos los dominicanos y todas las dominicanas, nuestra soberanía, nuestra nacionalidad y nuestra independencia.

Ahora bien, esta despedida se hace más llevadera sabiendo que la Presidencia será asumida por un hombre de la talla del Mgdo. Napoleón Estévez Lavandier, quien ha mostrado un alto sentido de compromiso con la administración de la justicia. Tenemos en el nuevo magistrado presidente un digno sucesor, a quien acompañaremos en su trabajo con el gran propósito de cumplir y hacer cumplir con nuestra Constitución.