Signos recurrentes: policrisis y slowbalización

 

“La policrisis

(…) En realidad, hay inter-rectroacciones en los diferentes problemas, las diferentes amenazas. Eso sucede con los problemas de salud, de demografía, de medio ambiente, de modo de vida, de civilización, de desarrollo. Esto sucede con la crisis del futuro, que favorece el desorden económico, que favorece la balcanización generalizada, y todo eso en inter-retro- acciones” (Edgar Morín, Tierra Patria, 2006, pp.107-108. Nueva visión).

 

En una noche invernal de noviembre a mediados de los noventa del siglo XX, caminaba por una angosta calle de Queen (New York), pensando en el libro Tierra Patria (1993,  Kairós) del sociólogo y filósofo francés Edgar Morin, el cual se me extravió a mi regreso a la República Dominicana en el año 2000. Sin embargo, su lectura me impactó ante la perspectiva de múltiples crisis, las cuales comenzaban a gestarse y en el libro, este autor la conceptualiza como policrisis.

El concepto de policrisis entra en el plano dinámico del pensamiento complejo de Morín (que va más allá de la dialéctica hegeliana-marxista), del cual se alimenta en parte el último Informe del Foro Económico Mundial (2023, Davos), para definir y analizar las múltiples crisis interrelacionadas y que van definiendo el panorama global en el que se encuentra sumergido el planeta.

De acuerdo con este informe, el concepto policrisis (acuñado por Morín) comprende y explica no solo las crisis en el mundo y el cibermundo, sino cómo estas han comenzado a impactar al planeta tierra: debacles naturales, cambio climático, Crisis del costo de la vida inflación, deudas- desigualdad social, inseguridad alimentaria, Confrontación geoeconómica, inmigración involuntaria, guerra y ciberguerra, Ciberdelicuencia e inseguridad cibernética.

En el proceso desglobalización real varios conceptos son persistentes y van marcando la época, a la vez que forman parte de la policrisis: riesgo, desquiciado, desbocado, quebradizo, perplejo y gris.  Todos estos signos son recurrentes y nombran estos tiempos transidos y cibernéticos. Como concepto, la policrisis implica la combinación simultánea de varias crisis, sin que una crisis de por sí bastase, sino que el todo trasciende la parte y, por ende, no se puede solucionar una por separado.

Situar la desglobalización real en el marco de un proceso de dislocación de la movilidad de capital, de decrecimiento de la integración económica global ha venido acompañado de cierto proteccionismo comercial por parte de los Estados Unidos y Occidente y por la parte de la Organización de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

La restricción de los flujos de bienes y capitales por las principales potencias, donde se prohíben cantidades de flujos de exportaciones, como dispositivos digitales y chips de alta gama a China por parte de los Estados Unidos, así como la independencia de Europa del gas proveniente de Rusia, forman   parte de esa tendencia de disminución de desglobalización real.

Las principales naciones del cibermundo en esta tercera década del siglo XXI, dada la pandemia, la guerra y ciberguerra, han acelerado la desconfianza entre ellas, la sospecha y la cibersospecha hacen que incremente cada día más el ciberespionaje y la carrera armamentista de dimensión cibernética. El temor, el recelo y la suspicacia se han apoderado de estas naciones, lo que produce más aun el incremento de esa tendencia hacia el proteccionismo y al enfrentamiento geopolítico.

Atrás va quedando el orden global unipolar hegemonizado en el plano económico y militar por EE. UU y fundamentado en un neoliberalismo de libre comercio; otros mercados, de otro orden global desinflado y dislocado se ciernen en el panorama mundial, sin que se fragmente del todo en el plano de lo virtual.

Un orden global desinflado que, en el mejor de los escenarios, entiéndase una paz negociada (paz precaria), no por eso dejará de ensancharse la grieta de lo global, donde aparece la alianza asiático y europeo, encabezado por los Estados Unidos y por otro lado la alianza chino- ruso. Estas alianzas políticas y económicas, cada día redefinirán sus flujos de inversiones y los movimientos económicos, en beneficio de sus respectivos países aliados.

Aunque los acontecimientos del diálogo y la paz precaria sucedieran no se resolvería la policrisis; a lo mejor nos ayudaría a pensarla mejor para buscarle respuestas de perspectiva global, ya que, como bien puntualiza Morin, sobre estas crisis múltiples:

(…) “no se puede seleccionar un problema número uno, al que todos los demás quedarán subordinados: no hay un solo problema vital sino muchos problemas vitales, y es esta intersolidaridad compleja de los problemas, antagonismos, crisis, procesos descontrolados y crisis generalizada del planeta lo que constituye el problema vital número uno” (ibid., p.108).

Ante este panorama convulso, cargado de incertidumbre y de policrisis, no debemos situar la mirada hacia unos globos aerostáticos desinflados que andan por los cielos (escenario de infoguerra, posverdad y espectáculos ante las tensiones entre Estados Unidos y China), ahora lo concreto posible, es que cualquier acontecimiento puede suceder a raíz del conflicto Rusia- Ucrania.

El apuntar hacia este panorama es preocuparse por descubrir donde es que está la herida que puede matar el paciente, no hay tiempo para lo que viene sino para lo que está. Hoy se van dando acontecimientos de despliegue de armamentos nucleares cibernéticos nunca vistos en la historia de la humanidad. La crisis de los misiles (1962), que fue el conflicto entre los Estados Unidos y la Unión Soviética y que tenía a Cuba en el medio de ese conflicto, le queda corto a los que estamos viendo en estos tiempos transidos. Urgen los movimientos pacifistas y antinucleares.

Este proceso de desglobalización de lo real y su combinación con lo virtual, lo sitúo como globalización desinflada en lo real y sostenida por el aire global virtual; no como algunos expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) definen este proceso, en término de slowbalización ( Aiyar & Ilyina, 2023) o disminución de la globalización. Esa slowbalización se ha de insertar en un Capitalismo y pulsión de muerte (Han,2022) ante una policrisis planetaria.