Los franceses son esencialmente rebeldes a toda y cualquier autoridad, de manera que la gobernabilidad solo se obtiene mediante consenso de todos los franceses. Durante siglos fueron el señorío para numerosas naciones que en su tiempo alcanzaron su independencia del imperio francés a partir del siglo XVIII y con fuerza a mediados del siglo XX.
Francia es la vía expedita de muchos descubrimientos y avances científicos que han facilitado la vida a la humanidad. Desde Francia llega al mundo alguno de los avances más extraordinarios del pensamiento y acción revolucionario. Y tal vez el mejor ejemplo fue la Comuna de París de 1871.
Y sin embargo, Francia no tiene, como tampoco ningún otro país posee, la panacea para un desarrollo infinito y dudo muchísimo que puedan crear estrategias de “desarrollo sostenido” para un país tercermundista con escaso desarrollo social y político, con una economía empeñada, con recursos naturales vendidos al mejor postor extranjero, con minas saqueadas, con unas fuerzas armadas que sangran la economía y que a su vez no dejan pasar un mes sin un escándalo de corrupción, violencia extrema o narcotráfico.
Francia, como todo país que haya creado sus riquezas (que a su vez produjo avances en todos los sectores de la vida), solo ha sabido explotar a los demás para beneficiarse de recursos y ampliar mercado consumidor. Nunca podrá cambiar la ley de la termodinámica, por tanto dudo que tenga alguna solución que permita crear estrategias de desarrollo que no sea a partir de la explotación de otros pueblos o de su propio pueblo para el crecimiento de la burguesía. Todo en un círculo vicioso perverso. No hay una sola entidad francesa que haya dado en el clavo para solucionar su desempleo y sus barrios miseria que cuando explotan aturden a toda la sociedad como lo ocurrido en el 2005 en París, y que hoy se recrudece.
En RD ocurren absurdos que las autoridades tal parece no ven: entre nuestros más preciados recursos mineros está el oro (todavía). Como se sabe, de todos los yacimientos alrededor del mundo de ese metal solo es explotable un 20%, el restante 80% no es rentable para su explotación. Y ese oro explotable del suelo dominicano ya sabemos a quién va a beneficiar en las actuales circunstancias. Guardar esa reserva sería un acto patriótico, nacionalista, revolucionario, ético, pues le pertenece a próximas generaciones.
Hay una ley social que parte de la naturaleza: el crecimiento solo beneficia a los que lo dirigen, es decir solo se da en una sola dirección, y como ese beneficio es finito no hay ni habrá nunca reserva para nadie que no pertenezca a un círculo social y económico del Poder… cuando los de arriba hablan de paradigmas financieros de crecimiento, de estrategias y tal, nos están metiendo en una maravillosa fantasía tal cual Alicia en el país de las Maravillas.
La única estrategia posible de este país es el control sobre su población (equidad educacional, vivienda y seguridad social), sobre sus recursos mineros explotables, su independencia agrícola y soberanía alimentaria, así como un elevado status de telecomunicaciones satelitales administrado en un ciento por ciento por el Estado, pero sin satélite propio no le veo horizonte.