-Porque: “Nadie que confía en sí mismo, envidia la virtud del otro”.
-El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal; lo que cuenta, es el coraje para continuar. W. Churchill.
Delincuentes contra delincuentes, podría ser la primera impresión que le causaría a muchos. Ambos armados y por demás, con poca diferencia en el vestuario; el mismo corte de pelo, ademanes y gestos en el comportamiento cuando están enfrentados, hacen casi imposible determinar quienes representan la autoridad y quienes los bandidos. ¿Serán estos partes de los elementos que inciden con los famosos intercambios de disparos? ¿Con los llamados feminicidios o enfrentamientos entre tigueres y tigresas?
Ante esto, no estaría demás conjeturar, que la falta de educación, podría ser el cordón umbilical que une todos estos hechos, que avergüenzan nuestra sociedad. Me parece, por demás, que la conclusión más seria, sin apasionamiento o prejuicio alguno, sería que, no habría diferencia alguna entre unos y otros, es decir, entre la delincuencia y el comportamiento barrial y la autoridad llamada a mantener la seguridad ciudadana, ya que, la educación o falta de ella, es lo que prima en esa relación, vale decir, delincuencia-autoridad, pero, nadie se refiere a esto.
Muchas muertes han habido y muchas más habrá, debido a este comportamiento semisalvaje que se hace más notable, cuando una patrulla policial le ordena a un ciudadano detenerse, cual que sea el motivo y, antes de nada, lo primero que hace la patrulla, es sacar o desenfundar su revolver -el arma más común en ellos-, y ya, arma en manos, todo el mundo conoce los resultados. ¿O no? Esto sucede, sin importar el sexo de a quien mandan a detenerse.
De nada han valido los increíbles gastos en los cuales ha incurrido el Estado para tratar de eficientizar el trabajo de este cuerpo, destinado a proteger la ciudadanía de los malhechores. El dinero ha corrido, pero, el organismo no avanza, al igual que la educación, hacia el objetivo deseado. Quizás, lo que ha faltado para ver resultados diferentes a los hasta ahora obtenidos con los recursos que se han utilizado para combatir los males sobre seguridad ciudadana y la educación, e, inclusive, en la frontera, sería aplicar lo que se conoce como la misión inmediata; la misión subsiguiente y la misión consecutiva. Conocemos, que pocos lo entenderán, pero, es así.
Ha quedado por demás demostrado, que la falta de recursos materiales no ha sido el factor principal que ha incidido en la ineficiencia de nuestro cuerpo policial ni en la educación, sino, aquel al cual hemos ido despreciando al través del tiempo y que hoy, de mala manera, nos está pasando una cara y dolorosa factura y, nos referimos, al sistema de la educación. Hace tiempo nos dimos cuenta de que íbamos mal, pero, continuamos ese mismo camino trazado por una egida de políticos sin escrúpulos y sindicalistas de la misma calaña. Mucha pintura en las escuelas, al igual que en los puestos y destacamentos de la policía, aunque los sanitarios no sirvan y los administradores y jefes policiales, no hacen nada al respecto.
Y es que muchos, no quieren comprender, tanto políticos, dirigentes sindicales o jefes policiales, que los mayores problemas, son por la falta o deficiencia de la enseñanza en nuestras escuelas y centros de enseñanzas policiales, donde, pareciese ser, que los beneficios para los dirigentes y jefes, son más importante que la capacitación de sus miembros.
Desandar los caminos, una y cuantas veces sea necesario, con el fin de encontrar el cruce donde erramos y tomamos el rumbo equivocado, que hoy, dolorosa y lamentablemente estamos transitando, porque, y esto va para usted señor Presidente, no se puede hablar de reforma de manera honesta y con buenas intenciones, sin hablar de la Constitución y las propuestas que limiten el número de “honorables”, de partidos políticos y de aquellos parches de otros lares, como el famoso método D´Hondt y el desgraciado 50+1, que solo alientan las terribles negociaciones que dan al traste con nuestra antigua democracia, donde, la mayoría simple de votos la que determinaba la elección y no, la suma de las minorías asociadas para eliminar la voluntad de la mayoría. Así de simple, todo se ha corrompido y deteriorado. Así, no más- ¡Sí señor!