Según estudios de los expertos en Clima de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 1% más rico contamina igual que el 66% de la población más pobre a nivel global.

No obstante se sabe que, quienes contaminan no sufren las consecuencias de sus actos irresponsables de acuerdo a los informes presentados por los expertos de la ONU en la COP29 celebrada en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre del presente año.

Como tal, la COP29 es un fórum en el que los países miembros discuten y establecen compromisos para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.

Por su parte, los países ricos que participaron en la COP29 acordaron aportar 300.000 mil millones de dólares anuales a los países en vías desarrollo, proyectando un aporte público y privado de alrededor de 1,3 billones de dólares para el año 2035.

Asimismo, los países acordaron reducir las emisiones, adoptar tecnologías limpias, trabajar para la adaptación al cambio climático y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, tal y como lo vienen haciendo varios países a nivel global.

Además, los reportes sobre la COP29 refieren que en el evento participaron 200 países y En decenas de delegaciones integradas, entre otros por, movimientos ecologistas y ambientalistas, gremios empresariales, empresas y asociaciones sin fines de lucros (ONG) de los cinco continentes, cuyos representantes se comprometieron a trabajar para la adaptación al Cambio Climático.

Por otro lado se sabe, en el siglo X existía una población mundial de aproximadamente 275 a 300 millones de personas; mientras que para el inicio de siglo XVIII, la población mundial era aproximadamente de 650 a 800 millones de personas.

No obstante, ya para el siglo XIX la población mundial era aproximadamente de 1.000 a 1.700 millones de personas, crecimiento motivado por la Revolución Industrial que ocurrió en ese entonces; mientras que en el siglo XX hubo una explosión demográfica exponencial, cuya población aumentó de 1.700 millones de personas a más de 6.000 millones en el año 2000.

También se sabe que para el año 2022, la población mundial superó los 8.000 millones de personas, lo que ha generado problemas demográficos y ambientales graves, tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo como el nuestro.

Por su parte, el Instituto de Métricas de la Universidad de Washington refiere que “las cosas están cambiando en materia demográfica, ya que se avecina un descenso significativo en la población mundial para el año 2050, debido al proceso de envejecimiento de la población actual y, a la disminución de los nacimientos proyectados para la mitad del presente siglo” (Reporte The Lancet, 2023).

En ese mismo orden los expertos de la ONU pronostican que para el año 2050 las muertes superarán los nacimientos, lo que provocará una disminución gradual de la población mundial por la disminución de los nacimientos y por la contaminación ambiental, cuyos impactos son impredecibles según la comunidad científica internacional.

Además, las proyecciones de la ONU indican que la disminución poblacional se intensificará hacia el año 2100, momento en el que el 97% de los 204 que existen a nivel global afrontará problemas serios en su tasa de natalidad, ya que el número de defunciones sobrepasará el número de los nacimientos según las proyecciones estadísticas de dicho organismo.

En tal sentido, la verdadera problemática de la disminución de la población global radica en que el Planeta Tierra no tendrá capacidad para proveer los recursos necesarios para garantizar la supervivencia y el bienestar de la población, incluyendo, entre otros, el acceso a agua potable, alimentos en cantidad y calidad, salud preventiva y curativa, viviendas, energía sostenible y transporte, así como la gestión adecuada de los desechos sólidos no biodegradables.

Según lo que hemos visto en el cuerpo de este artículo, los gobernantes de todos los países miembros de la ONU, están compelidos a invertir los recursos económicos, tecnológicos y logísticos requeridos para para ralentizar la crisis climática actual y, al mismo tiempo, trabajar para la adaptación al Cambio Climático sin demagogia e improvisación.

No obstante, hacerse de la vista gorda o actuar como el avestruz frente a las advertencias que han hecho los expertos de la ONU y del Instituto de Métricas de la Universidad de Washington sobre los problemas Demográficos y el Cambio Climático, es una actitud que debemos repudiar los ciudadanos de los cinco continentes, especialmente, los ciudadanos que residimos en los países en vías de desarrollo como el nuestro.

Finalmente y según nuestro punto de vista, las inversiones del gobierno de la República Dominicana para hacer frente a los problemas demográficos y a la adaptación al Cambio Climático, requiere de un Plan consensuado con todos los actores claves de nuestra sociedad, así como voluntad política al más alto nivel.

“Los desastres naturales que están ocurriendo a nivel global, son proporcionales a los daños causados por la especie humana al Planeta Tierra” (DTGM, 2024).