En las elecciones intermedias que se llevarán a cabo este martes 8 de noviembre en los Estados Unidos, quedará definido quién se queda con el control del Congreso actualmente dominado por el Partido Demócrata.
Una especie de referendo político en la que los norteamericanos evaluarán, con su voto, la gestión política y administrativa del presidente Joe Biden en sus primeros dos años de mandato presidencial.
Aunque los cargos de presidente y vicepresidente no están en juego en estas elecciones de medio tiempo, las decisiones que se han tomado durante los dos años de administración incidirán positiva o negativamente en los líderes demócratas que aspiran ser reelectos en sus respectivos cargos. Y en eso están congresuales y municipales.
Los demócratas han tenido la ventaja de gobernar el país sin obstáculo congresual, por ser mayoría en la Cámara de Representantes y el Senado. Pero, eso podría variar a partir del martes.
La situación económica en EE.UU. es crítica, y eso es un factor determinante en los norteamericanos que, a la hora de decidir por quién votar, toman en cuenta al o los culpables de golpearles sus bolsillos mermándoles sus ingresos.
Peor aún, cuando la inseguridad individual y colectiva se siente amenazada por culpa de un incremento del índice de criminalidad, que supera la capacidad e inteligencia de las autoridades encargadas de frenar estos hechos.
Ese descontento, esa frustración que se siente en la población votante, es la oportunidad para los republicanos creer que son suficientes para ganar con facilidad, al menos en la Cámara de Representantes.
Las posibilidades de ganar el Senado son más difíciles, ya que muchos estados considerados independientes, o mejor dicho sin inclinación demócrata o republicana, las encuestas revelan estar casi parejas.
Así lo confirmó recientemente el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, cuando aseguró que las probabilidades de que su partido gane allí son de apenas un 50%.
Los demócratas dominan la Cámara de Representantes desde el 2018, con Nancy Pelosi en la presidencia de ese hemiciclo. Y se lo ganaron al Partido Republicano en unas elecciones de medio término, siendo Donald Trump presidente de EE.UU.
Las elecciones legislativas se celebran cada dos años para elegir a 435 miembros de la Cámara de Representantes por medio del voto directo, mientras que los senadores, dos por cada estado, se eligen cada seis años.
Los republicanos están muy optimistas de ganar ante el disgusto de una buena parte de la población que sufre por la crisis económica que afecta a EE.UU, el incremento de los productos básicos para la alimentación, la delincuencia y criminalidad.
Si los republicanos logran conquistar mayoría en el Congreso, asumirán el poder en enero de 2023, con lo que podrán dirigir las comisiones de mayor peso específico y liderar las iniciativas que irían al pleno de la Cámara de Representantes.
Esto envalentonaría los deseos de Donald Trump de aspirar nueva vez a la presidencia en noviembre de 2024. Pero, antes tendría que salir airoso de las demandas judiciales que pesan en su contra por supuestamente haber incitado una insurrección al Capitolio, el 6 de enero de 2021.
Kevin McCarthy, líder republicano en la Cámara de Representantes, ya ha presentado un programa de políticas económicas, de bienestar social contra la delincuencia y la seguridad fronteriza, llamado “Compromiso con Estados Unidos”, que presentaría en los primeros días en caso de los republicanos resultar victoriosos.
Biden, reconociendo las grandes probabilidades que tienen sus adversarios republicanos, tomó la iniciativa el pasado miércoles de liberar 15 millones de barriles de petróleo de la reserva estratégica, tratando de mantener en baja los precios de la gasolina, que no ha podido estabilizar en casi un año.
El gobernante, quien cumplirá 80 años el próximo 20 de noviembre, se ha excusado ante los norteamericanos de que los altos precios del carburante en EE.UU. son por culpa de la invasión de Rusia a Ucrania.
Sin embargo, todos sabemos que ha sido una represalia del gobierno de Vladimir Putin, de suspender el envío de petróleo y gas a Europa, afectando también a Estados Unidos, por las sanciones económicas que la administración Biden aplicó a su gobierno.
Por su parte, los demócratas del estado de Nueva York , la gobernadora Kathy Hochul y el alcalde Eric Adams, también se han movilizados para tomar algunas iniciativas previas a las elecciones del 8 de noviembre, ordenando el aumento de mayor presencia policial en las plataformas de trenes subterráneos de los cinco condados y otras zonas de la ciudad.
La crisis económica por la que atraviesa la ciudad, al igual que en todos los EE.UU., imposibilita que este incremento de servicio policial con pagos de horas extras se pueda mantener más allá de las elecciones del próximo martes, por lo que los delincuentes regresarán a sus fechorías tan pronto sean retornados a sus precintos policiales los oficiales que hoy vemos por todas partes en esta ciudad.