“Si quieres la paz, prepárate para la guerra” (Flavio Vegecio Renato). La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), es el resultado de un Acto político al finalizar la Segunda Guerra Mundial. En ese momento los europeos se sienten muy vulnerables ante la amenaza soviética y tratan por todos los medios que los norteamericanos se queden en Europa como garantía de su seguridad, pero el origen del pueblo norteamericano parte de una lógica: Europa es un problema e irse es la solución. Los norteamericanos tienen muy claro, desde los Padres Peregrinos y el Mayflower, que alejándose de Europa pueden llegar a ser un gran país, lo contrario sería complicarse con los “viejos temas” puramente europeos, pero la experiencia le demuestra que aislarse al final le lleva a tener que intervenir tarde y mal, como sucedió tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial. A raíz de esto, se inicia un debate en los EE.UU. dando origen al “Tratado de Washington” de 1949, acuerdo fundacional de la Alianza Atlántica, OTAN.
Como sabemos, estamos viviendo, después de la Segunda Guerra Mundial, las más grandes tensiones geopolíticas a nivel global. El “Concepto Estratégico” de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ha sido redefinido en múltiples ocasiones, desde el primero en 1950 hasta el último en 2010. Durante toda la “guerra fría” se definieron Cuatro Conceptos Estratégicos, los cuales se circunscribían al enfrentamiento de las dos superpotencias. El Quinto Concepto Estratégico, quizás el más interesante, se produce en 1991 después de la caída del muro, con total distensión entre Occidente y Rusia, pasando a una etapa de cooperación y, hasta cierto punto, de coordinación y apertura; dando un giro de ciento ochenta grados con el bombardeo de Kosovo en 1999, por parte de la OTAN, para evitar una “limpieza étnica” contra la población albanesa por parte de Serbia. Lo cual repercutió en el Sexto Concepto Estratégico, especialmente porque la OTAN amplía el ámbito geográfico de su actuación, fuera del espacio Atlántico.
En el Séptimo, y último, Concepto Estratégico de 2010, la situación se agudiza aún más, ya que se habla de intervenir a nivel global, es decir, que el Vínculo Atlántico se convierte en una Alianza Militar con capacidad para intervenir en cualquier parte del mundo. Con este antecedente inmediato, la actual invasión rusa en Ucrania, China en abierto desafío a los valores occidentales y con una alianza estratégica con Rusia, los días 29 y 30 del presente mes, se celebrará en España, la “Cumbre de Madrid”, durante la cual se adoptará el “Octavo Concepto Estratégico de la Organización del Tratado del Atlántico Norte” (OTAN), donde, obviamente, se agudizará aún más, lo adoptado en el Séptimo Concepto Estratégico, en cuyo encuentro no solo se hará alusión a Rusia, sino, que aparecerá China como la gran amenaza para las democracias occidentales. Todo parece indicar que en la “Cumbre de Madrid”, la Alianza Atlántica liderada por EEUU, se encamina a dejar bien claro cuál es su real adversario en el presente siglo y cuál será la Estrategia adoptada para contenerlo, es decir, definir riesgos, retos, amenazas, valores, intereses y capacidades con unos objetivos claros y bien definidos.
El Tratado de Washington es más que una Alianza. Una alianza es la reunión de un conjunto de países que se enfrentan a una amenaza y desarrollan una estrategia para combatirla, por consiguiente, desaparecida la amenaza, desaparece la alianza. Toda alianza es coyuntural, porque toda amenaza también lo es. Así se han establecidos las grandes alianzas de los últimos siglos. El Tratado de Washington plantea algo distinto: no es una alianza contra alguien, es mucho más. Es un espacio donde el compromiso tiene que ver con defender principios y valores democráticos. En este contexto, las amenazas pueden ir y venir, pero la Alianza es permanente. “La Paz perpetua”, puro idealismo kantiano trasladado al siglo XXI. La Alianza Atlántica es una obra política extraordinaria, un hito en la historia de las Relaciones Internacionales y del Derecho Internacional Público, que hizo posible ganar la “tercera guerra mundial”, la “guerra fría”, sin tirar un tiro.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte, es el vínculo de Seguridad y Defensa de las democracias Angloamericanas y la Unión Europea. La respuesta de China a la guerra de Ucrania, fruto de su estrecha relación con Rusia, deberá servir como prueba de que esta guerra no es solo una crisis europea y de que ya no es posible considerar a Europa y el Indo-Pacífico como dos teatros separados y aislados, lo cual deberá quedar establecido en la “Cumbre de Madrid”, en el Nuevo Concepto Estratégico de la Alianza Atlántica, si la Unión Europea quiere ser un actor geopolítico verdaderamente relevante y defender con eficacia sus intereses y su seguridad a nivel global. En este sentido, la Cumbre de Madrid promete ser un punto de inflexión entre las vacilaciones del pasado y la firmeza y coherencia del futuro.